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Enviado por PatoPocoyo • 9 de Julio de 2015 • 504 Palabras (3 Páginas) • 193 Visitas
u padre tiene mal de Alzheimer”, sentenció, frío y distante, el gerontólogo responsable de la salud de mi viejo. En aquel momento (allá por el año 2000), se me hizo un nudo en la garganta y tuve que hacer un gran esfuerzo para contener las lágrimas. No pude pronunciar una sola palabra.
Tampoco supe explicarme el porqué de mi llanto. En honor a la verdad, poco sabía sobre esa enfermedad: había leído o escuchado por ahí que la habían padecido Rita Hayworth y Ronald Reagan; también tenía entendido que se trataba de un proceso largo y progresivo. Pero nada más.
Gracias a algunos libros y a Internet, aprendí que esta enfermedad lleva el apellido de quien la descubrió en 1906. De hecho, el médico alemán Alois Alzheimer (1864-1915) se especializó en el estudio del córtex cerebral como lugar de origen de varias patologías neurológicas, entre ellas la por entonces denominada “demencia senil” (más tarde conocida como, efectivamente, “mal de Alzheimer”).
El término “demencia” alude al declinar de las funciones intelectuales del paciente, y a los consecuentes cambios en su comportamiento. Este proceso incluye pérdida de memoria, confusión de referentes espacio-temporales, dificultades en el lenguaje, alteración de la percepción (de ahí, las posibles y frecuentes alucinaciones), desconocimiento de normas y rutinas, conductas desinhibidas (con eventuales episodios de agresividad y de depresión). En fin, todos síntomas que suelen asociarse a la locura.
En este caso, la demencia es producto de una degeneración neurológica que, en general, afecta a personas de 60 años y más: por eso, la elección del término “senil”… De todos modos, esta enfermedad puede manifestarse en personas más jóvenes, y no hace distinciones de sexo, de nacionalidad, de etnia, ni de clase social.
El deterioro es gradual, y -aunque controlable- irreversible (al menos por ahora). Para más detalles, pueden leer el artículo “Trastornos neuropsiquiátricos en la vejez”, publicado por la Revista Argentina de Alzheimer en septiembre de 2001.
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585 pensamientos en “Un intento de explicación”
Débora dijo:
18 marzo 2005 en 2:43 pm
Que tal mi nombre es Débora, y hace una semanas le declararon mal de alzheimer a mi suegra, fue una noticia muy dura ya que es la luz de la familia, siempre
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