A mi consideración, la carta es testimonio de la intuición
Enviado por kaibru • 14 de Mayo de 2018 • Ensayo • 356 Palabras (2 Páginas) • 146 Visitas
A mi consideración, la carta es testimonio de la intuición que cualquiera tiene por compartir existencia, no hace falta señalar al autor como híper sensible, ni a quienes pretender comprar la tierra como inconscientes, es el contexto quien termina por definirlos, atribuyendo o desacreditando con juicios sobreestimados, e innecesarios. Aun siendo niños, antes si quiera de entendernos individuos, de auto definirnos y decidir con determinante carácter nuestra vida, ya nos sabemos parte de algo que nos supera, quizá para ese entonces, cuando todavía nos cuesta entender, definirlo resulta imposible, pero nuestros actos señalan la relativa austeridad con que la existencia podría ser llevada, en esencia, el rasgo único del todo al que pertenecemos.
Por un lado el progreso implica cierto precio por nuestras comodidades, un gradual avance en una larga, y aparentemente interminable escala de insensibilidad, que comienza cuando se ignora a quienes nos acompañan, los otros, y que culmina, quizá, con la negación de cualquier forma, ente, o persona, no existe para entonces nada más que nuestro pseudo mundo, nada fuera de nuestro nombre., “El primer aliento y el último suspiro son entregados por y para esta tierra”, enternece después de leerse, y es a partir de esto que se me ocurre pensar ¿en qué momento nos descubrimos como ingratos? ¿Cuándo nuestras necesidades como conjunto superan agresivamente las sencillas y evidentes prioridades del individuo?, la interacción, la noción de pertenencia, y la superioridad, son valores otorgados por una sociedad soez, encaminada a su sobrevaloración, nada fuera del consumo o el poder, que tan retrograda seria seguir el curso natural, desarraigarse de toda supuesta superioridad.
Hay, entre tanto, quienes viven sin aparentar, forzarse, o necesitar, quienes saben de la contingencia de su vida frente a la de los demás, son ellos los que de nosotros nada necesitan, pues la vida les provee, y aun así, siguen aquí sin señalar, y nos entienden sedados, inocentes de nuestras muchas veces aberrantes acciones, saben que se nos fue exigido una vida ya vivida, sin riesgo, sin probabilidad, una nada endeble existencia para el sistema, poco autentica, quizá, pero que como útil instrumento del progreso, no será jamás cuestionada,
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