AL FINAL DEL FRÍO.

AL FINAL DEL FRÍO.

        Reza una vieja leyenda: “cuando el hombre invento el fuego invento con ello la vida”  La leyenda, tan vieja como la tierra misma, contaba que todo aquello que tuviera vida debería tener calor y luz, de lo contrario solo caería en la nada de la noche eterna, esto asustaba a los primeros pobladores de la tierra por temor al frío y a la oscuridad; paso así sobre el velo del tiempo de boca en boca; procurando tener cerca al fuego; solo se supo de ella que fue también la maldición del hombre y de todo ser viviente. Perdida en las sombras del pasado y filtrada por los años la escuche como un cuento mas de los que no tienen merito.

Paralelamente comenzó a cambiar el sentido de las cosas, es decir, afuera helaba y en  casa  la vida se alegraba por que había calor;  no era una gran casa, mas bien un modesto departamento con una decoración rustica, donde se hacia presente el olor a café y tabaco con una iluminación suficiente que impedía el paso de las sombras; ahí en la mesa contemplaba el reloj de la pared recreando escenas  de la memoria, cuando un viento helado me devolvió la realidad, los sueños en estas épocas son muy difíciles de conseguir, sorpresivamente se desarrolló la sencilla variación de la vida, aunque no podría creer lo que mis ojos verían después.

        Por azares del destino, un día de esos en que el frío me acompañaba, caminando sin rumbo, los pasos me guiaron a una biblioteca publica. Entre y lo primero que se veía eran los grandes libreros de madera deteriorada por la edad,   ahí encontré en el silencio una forma placentera de contemplar la vida; además, en mi afán de no romper esa atmósfera de quietud busque algún libro cualquiera que me acompañara. Al buscarlo cayo del  estante un documento empolvado, el autor era Henri Poincaré el cual traducía la misma leyenda que había escuchado quien sabe donde; y la expresaba como una demostración matemática del espacio que no representaba nada mas que una particular manera de ver la vida, me estremecí,  se me hizo interesante y copie la reseña –El espacio y la geometría, tomado de La science et l´hypothesis Flammarion Paris 1902 Cap IV- aquel documento lo guarde por simple curiosidad solo para impresionar en las platicas que se daban en el circulo de amigos.

        Figuraba entonces como una mera alusión del marasmo, ya que por esos días las noticias no eran tan alentadoras, -resulta que la gente de ciencia había seguido de cerca el enfriamiento del planeta- a decir verdad no nos había interesado mucho más que en invierno -pero este enfriamiento se ha visto desde hace 14 años, lo más curioso del asunto es que un frente frío se esta desplazando desde los polos hacia el ecuador de manera considerable y se dice que los próximos inviernos serán  mas crudos que antes-. Esa fue la primera impresión que me lleve al saber que aquel cuento era mas real de lo que imaginaba.

Otra casualidad fue encontrarme una teoría considerada demasiado absurda que hablaba precisamente de los sucesos que estaban aconteciendo: “la teoría del hielo eterno” de Hans Horbiger. Y eso ya era como para pensarse, no se trataba de una casualidad que fuese gratis.

Alentado por este descubrimiento  volví a revisar los documentos que había encontrado y comencé a detallar una secuencia: La leyenda cuenta que el frío es antagonista a la vida, debe de tener calor y luz, pero algo no tenia forma,- me molestaba pensar sin tener éxito- y no sabiendo como encontrar una conexión lógica, decidí dejarlo en sana paz con lo cual salí a dar un paseo por la calle que daba al parque; había niños que jugaban con cerillas y luces de colores que iluminaban sus caras alegres; me llenaron de esperanza los recuerdos vividos, hasta que comencé a sentir frío, mis manos parecían “entumidas” como si la piel me fuera quedando chica, me quede pasmado cuando comprendí el significado de las palabras de Poincare: “Existe un mundo en el cual las personas se van volviendo pequeñas a medida que se alejan del calor hasta desaparecer” - Me di cuenta que había algo turbio en este asunto-, al regresar comencé a releer los artículos ¿qué podía perder?, de alguna manera algunas personas lo habían predicho hace tiempo, entre ellos Lord Kelvin, que lo había enunciado como una ley.

...