APUNTES DE SUJETOS DE LA EDUCACIÓN
Enviado por Renzo Yapura Saá • 23 de Noviembre de 2020 • Apuntes • 5.022 Palabras (21 Páginas) • 103 Visitas
– SUJETOS DE LA EDUCACIÓN - RESUMEN
UNIDAD I
POSMODERNIDAD:
No es fácil definir la posmodernidad. Más que una ideología; más que una corriente filosófica, es un sentimiento, una vaga sensación de frustración. Es un mero estilo de vida. Es como decir, me siento mal y no sé de qué.
Giles Lipovetsky, que ha auscultado con paciencia y profundidad los rasgos más significativos de la época, lo resume con un título duro y agresivo: “la era del vacío”
Los especialistas en posmodernidad están acordes en ver como nota dominante el desencanto, el aburrimiento y la falta de horizontes y de motivaciones. Maliandi sugiere que este desencanto no se limita al consumo de lo material. Toca el arte, a la fe y a la razón. Si hablamos de posmodernidad es porque hubo una modernidad, en efecto, históricamente fue así.
La modernidad, que es el proceso social, científico y técnico que ha creado el mundo del progreso, del desarrollo y de la producción de bienes, se inició junto a los grandes descubrimiento; se reafirmó con las ideas de la revolución francesa y en nuestro siglo, es especial en las décadas del 60 y 70 llegó a su culmen.
La modernidad tuvo su credo: fe en el progreso ilimitado, fe en el capitalismo burgués; fe en la tolerancia democrática y religiosa y fe en la ciencia y en la técnica. El hombre eficiente y productor era el paradigma de la modernidad.
La posmodernidad es algo más que la etapa que sigue a la modernidad. Es también una respuesta crítica, desairada a la modernidad; es la expresión de decepción, un querer renegar, desentenderse de la época anterior. La posmodernidad ha hecho entrar en crisis todo el credo modernista.
Los conocedores de la posmodernidad reconocen que la revolución estudiantil de París, en la primavera de 1968, marca un hito importante en el nacimiento de ésta época. Hay otros fenómenos sociales, culturales y económicos que han permitido a la posmodernidad afirmarse y crea su identidad: la revolución electrónica.
PERFIL DEL HOMBRE POSMODERNO:
Apología del Sexo:
Frente a la sexualidad, la posmodernidad ha subido los decibeles a muy altas cuotas de promoción y de consumo, dosis fuertes de erotismo y de vulgar genitalidad. El sexo, es el alfa y omega que polariza el goce de nuestra sociedad. Hay toda una apología al hedonismo focalizado en la sexualidad todo muy bien estudiado, programado y ofrecido con persistente desenfado.
En pocas décadas la moral de la sexualidad ha sufrido transformaciones inimaginables, se ha producido un verdadero estallido sexual. El sexo se ha convertido en consumo de masas mediante la telefonía erótica, los clasificados, etc.; el consumo de sexo se ha, no solamente intensificado, sino que ha ganado en precocidad.
El sexo-paternidad, maternidad; el sexo-hombría, femineidad; el sexo-responsabilidad: el mismo sexo-pecado, han sido sustituidos por el sexo-placer.
La “Religión” del Consumo:
Otra característica del perfil de la posmodernidad es la fiebre del consumo. Vivimos en la filosofía del hipermercado: mira, compra, usa, tira y vuelve a visitar la catedral del consumo.
Los motivos de las compras no son tanto las necesidades vitales, sino los reclamos de la moda, de estar al día, de llevar la marca de onda o imitar el colectivo al que pertenezco, porque hoy, parecer estar bien es más importante que estarlo.
A esta civilización del bienestar consumista, Enrique Rojas la denomina “la enfermedad de la abundancia”.
Liberación sin Fronteras:
He aquí la nota identificadora de nuestra época: todo se puede. No hay límites, los límites los marca tu deseo. Los códigos son relativos y a tu medida.
El hombre debe romper todas las fronteras y vivir a su medida. Es coherencia pura, pues la posmodernidad es la antítesis de lo que sea proyecto, planificación, estructuras, esquemas cerrados. La posmodernidad es un “estilo” de vida, es una “forma de ser”. Es mi sentimiento dirá cada uno.
Para el posmoderno no hay nada prohibido: el desenfado en el hablar, adolescentes o adultos; la forma de tratar los mismos hijos a ciertos padres; el desaliño en la vestimenta y en el aseo personal, la falta de respeto y deferencia hacia los ancianos o hacia las personas mayores, es bien distintivo del nuevo estilo de vida; es afirmar el ser de la posmodernidad.
El Hombre Inconsistente “Light”:
Para el posmoderno la felicidad pasa por la justa dosis de higiene, deporte, estética, dieta y control mental. Pero los posmodernos tenemos otras inconsistencias, somos light no solo en lo corporal, también lo somos en el campo de los valores, de las grandes decisiones.
Nos cuesta empeñar la palabra y darle un valor definitivo. Somos amigos de lo provisorio, estamos inmersos en un mundo de lo descartable y hemos aplicado a los grandes valores, a la trascendencia, al amor, la mentalidad de lo relativo y lo circunstancial. Corremos el riesgo de cubrir lo serio, lo definitivo con lo banal y sustituir lo consistente por lo frívolo, al mejor estilo de la cultura de lo efímero.
Nuestra sociedad posmoderna ha dilatado los horizontes epidérmicos: viajes, relaciones sociales, información abundantísima, fiestas, etc. Ha ganado en relación y contactos externos, pero ha perdido en interioridad, ha postergado el encuentro con su yo profundo. Hemos iniciado un proceso serio de despersonalización.
Masificación y Gregarismo:
Donde la masificación y gregarismo se pintan con relieve es en el estilo de vida de los jóvenes, no siendo ajenos los adultos: todos visten de la misma forma; tararean o cantan las mismas canciones.
Pesan mucho los amigos y/o las amigas que tienen. Muchas veces, tienen más poder de decisión que la propia familia. Los códigos éticos y de decisión, los marca el grupo y tienen fuerza de decisión y de seguimiento. Es difícil reaccionar personalmente, ser un yo con decisión propia.
Los grupos entre sí están cohesionados y armonizan; tienen sus pactos y leyes, pero frente a otros grupos pueden ser enemigos intolerantes y violentos. Parecería que el joven posmoderno al estar arraigado en un grupo estuviera exento de la sociedad, de la angustia y de la depresión. No es así. El joven y el adolescente reciben mucho de su grupo, pero no lo suficiente como para impedirle la orfandad.
La masificación al despersonalizar, lleva a la soledad y a la angustia. Hay muchos hijos huérfanos con padres vivos. En una aproximación pastoral a la posmodernidad, qué importante será trabajar la persona desde el grupo con un profundo y permanente acompañamiento y con la propuesta de un proyecto de vida personal.
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