ARGUEDAS EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
Enviado por SULLCARAY • 6 de Julio de 2015 • Tesis • 2.172 Palabras (9 Páginas) • 1.604 Visitas
ARGUEDAS EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
José María Arguedas mas conocido como el gran poetista peruano, en sus obras nos muestra las tantas injusticias transmitidas en sus obras, el sufrimiento de un hombre que para el categóricamente nunca hay ninguna diferencia.
José María Arguedas a lo largo de su vida paso por momentos muy difíciles Al fallecer la madre de José María Arguedas su padre se vuelve a casar, y pasó el tiempo la madrastra siempre como castigo mandaba a Arguedas con los empleados y los campesinos, desde muy pequeño Arguedas empezó a convivir con las personas indígenas, y a base de sus experiencias vividas empezó a escribir su novela “El Sexto” ,esta novela tiene como escenario la cárcel extrañamente, como Arguedas mismo sugiere en sus palabras escuela de generosidad.
El Sexto de José María Arguedas es un recuento de la injusticia y la opresión en la que se ve sumergido el Perú. En esta novela se relata la historia de Gabriel Osborne, sus días en la cárcel, la organización interna y los grupos que se forman. Con una clara intención de denuncia, esta obra nos muestra el destino de los presos políticos, de los delincuentes comunes, condenados al encierro y la constante tortura. Pero además es un relato de la sobrevivencia del hombre. A través de la lucha por encontrar justicia, el sentido de pertenencia, cualquier cosa que pueda ser capaz de soportar su estancia en El Sexto.
Las referencias a la situación política y las prácticas de los dirigentes, la mención a la explotación de los empresarios norteamericanos, la complicidad del gobierno, las dos ideologías opositoras, los apristas o comunistas, se resume todo un mundo que configura al país en ese penal.
Una violencia que se repite una y otra vez, la cultura de la tortura, de la que aún cuando existan pequeñas batallas que se ganan, al final, nada cambia, sólo persiste la esperanza de acabar algún día con la injusticia.
Ahí solamente se puede esperar, creer, luchar, morir. “Te falta una fe política, Pacasmayo, eso te ayudaría a mantener tu serenidad” le insisten sus compañeros.
Una creencia, el recuerdo de un pueblo, disciplina, la música. Es un microcosmos de la sociedad. Pero aún cuando parece contarnos la vida desde determinada posición política o ideológica, el comunismo, el aprismo, se deja ver un sentido humanista, una reflexión por lo qué somos y podemos ser. Es un resumen de la tragedia humana que significa no saber cuando es el momento para detener la injusticia.
Con un lenguaje crudo la novela nos traslada a la locura humana, a la desesperación, pero también muestra la capacidad del hombre para sobreponerse a las adversidades, por su razón, por sus ideales, por sus principios. Una novela de preguntas, de constantes confrontaciones que nos enfrentan, escenas que dejan ver la miseria humana.
José María Arguedas con esta novela nos demuestra su gran talento y podemos, al leerlo, acercarnos a una joya de la narrativa hispanoamericana.
De igual manera escribe su obra “LOS RIOS PROFUNDOS”, en esta obra describe al realismo indígena, presenta como escenario de sus personajes las ciudades de Abancay y Cuzco, en el sur del Perú. Ha sido escrito en base a los recuerdos del propio autor.
En la obra Los ríos profundos, es donde mejor se plasman los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea.
Se trata de una novela de formación articulada sobre dos pilares estructurales de dilatada tradición literaria, como son, por un lado el motivo del viaje y por el otro el del héroe adolescente que protagoniza el tránsito de la infancia a la edad adulta. Ambos motivos son de fácil rastreo a lo largo de la literatura, tanto aislados como combinados, arrancados, desde la Biblia y la épica clásica, pasando por la picaresca hasta llegar a la literatura del siglo XX.
El viaje de Ernesto, el protagonista de la novela, pasa por tres etapas. La corta estancia en Cuzco conforma la primera etapa del viaje iniciático de Ernesto; Cuzco es ciudad sagrada y centro del mundo en el que se unen cielo y tierra. La segunda etapa es el largo peregrinar del protagonista siguiendo los pasos de su padre por toda la geografía del Perú. La estancia en Abancay constituye la tercera parte del viaje del protagonista; Abancay romperá la idea del orden natural que Ernesto había aprendido con los indios, porque en esa ciudad aparecerá materializado el mal. La última etapa del viaje de Ernesto consiste en la vuelta a emprender el camino que lo integra con las sierras, los ríos y el pasado, pues ese será, paradójicamente, su futuro. Son dos los narradores que relatan los diferentes capítulos de la novela. Uno es el mismo protagonista que narra su historia interior, y el otro es el narrador que narra la historia global. Pero se trata de un narrador no del todo omnisciente, de una omnisciencia restringida que no cuenta más allá de lo que podría saber Ernesto.
Se ha vuelto común en la bibliografía señalar deficiencias en la organización de Los ríos profundos, inclusive entre aquellos que enaltecen su esplendor estético y la consideran la mejor novela de Arguedas. Pero lo cierto es que lo que menos le falta a esta novela es una estructura definida, ya que no sólo dispone de una, sino de dos. Paralelo al deambular por el Perú y al proceso de formación de Ernesto, se halla un sistema de planos que, a veces interpuestos entre ellos, dan la clave al verdadero significado de la novela.
En el primer plano se asemeja la biografía del autor con la vida de Ernesto, su alter ego en muchas de sus otras obras. Hijo de Víctor Manuel Arguedas Arellano (natural de Cusco) y de Victoria Altamirano Navarro, quedó huérfano de madre cuando contaba tan sólo con tres años de edad. Sin embargo esta orfandad le facilitó que estuviera al cuidado de los sirvientes indígenas, cuidado que se acrecentó al casarse su padre con Gimanesa Arangoitia, con la cual jamás congenió. Su padre, abogado errante, concedió la educación de su hijo a su madrastra. Pero Arguedas logró escapar del martirio que significaba vivir en la hacienda de ésta, refugiándose durante dos años en la hacienda de Viseca de su tío José Manuel Perea. En la cercana comunidad indígena de Utek', Arguedas viviría la época que recuerda como
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