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Abonos Verdes


Enviado por   •  12 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  4.110 Palabras (17 Páginas)  •  546 Visitas

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2. Revisión de Literatura

2.1 Abonos Verdes

Ortellado (2008), menciona que los cultivos de abonos verdes son aquellos incorporados al suelo para mejorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas, y aumentar la fertilidad. En general, los cultivos son incorporados en el mismo sitio en que crecen. El estiércol de corral es una excelente fuente de materia orgánica pero la mayoría de las veces no existen en cantidades suficientes y solo el uso de los abonos verdes ayudará a suplir esta necesidad.

Las leguminosas, son comúnmente escogidas porque contienen altos porcentajes de P, K, Ca y otros elementos minerales principalmente por que las bacterias fijan el nitrógeno atmosférico (Malavolta 1967).

Florentín et al, citado por Rodas (2009), señala que los abonos verdes se cultivan para promover la cobertura del suelo y mejorar sus características físicas, químicas y biológicas del mismo. Los abonos verdes pueden ser sembrados en forma independiente o asociado a los cultivos.

Otro beneficio importante de los abonos verdes (leguminosas o no), cuando se utiliza plantas de raíces profundas, es el potencial de reciclar nitrógeno y otros nutrientes que fueron lixiviados (o lavados) a las camadas más profundas del suelo, y no están disponibles para los cultivos. A su vez, mientras los abonos verdes están en crecimiento actúan reteniendo parte de los nutrientes, evitando que sean lavados.

2.1.1Funciones de los abonos verdes.

Según Gamarra (2010), algunas de las funciones de los abonos verdes son: Proteger la capa superficial del suelo contra las lluvias de alta intensidad, el sol y el viento, mantienen elevadas tasas de infiltración de agua por el efecto combinado del sistema radicular y de la cobertura vegetal.

Las raíces después de sus descomposición, dejan canales en el suelo y la cobertura evita una desagregación y sellado de la superficie y reducen la velocidad d la escorrentía. Promueve una considerable y continuo aporte de biomasa al suelo, de manera que mantienen e incluso elevan, a lo largo de los años el contenido de materia orgánica, atenúan la amplitud térmica y disminuyen la evaporación del suelo, aumentando la disponibilidad de agua para los cultivos comerciales. Por medio del sistema radicular, rompen capas y promueven la aireación y estructura del suelo, induciendo la preparación biológica.

2.1.2 Abonos verdes de invierno.

Kliewer et al. (2008), mencionan que los abonos verdes pueden sembrarse cuando el suelo no se usa con rubros de renta o de subsistencia, es decir, en los espacios de tiempo entre dos cultivos principales. Estos abonos verdes no deben competir en terreno, mano de obra, tiempo y espacio con renglones comerciales o de renta.

Las condiciones climáticas del Paraguay dan pocas alternativas para cultivos de renta en épocas de invierno. Las especies que a primera vista serían las más viables son canola, avena blanca, cebada, triticale, lupino dulce y arveja, cada uno de éstos presentan problemas específicos y de comercialización que no han permitido su mayor difusión. Sin embargo, la peor alternativa, principalmente para la siembra directa, sería dejar el terreno sin cultivo, lo cual resultaría en una multiplicación indiscriminada de malezas y en altos costos para su eliminación. Además, el suelo queda expuesto a la erosión y al lavado de nutrientes, con la consecuente degradación del suelo y pérdida de productividad.

Surge entonces la alternativa de utilizar el terreno disponible para el cultivo de abonos verdes de invierno. Aunque éstos no produzcan granos para vender, pueden, a través del efecto residual del abono verde de invierno sobre el cultivo comercial de verano, aumentar el rendimiento y el resultado económico de los cultivos de renta.

Derpsch et al. (2001), señalan que la siembra de los abonos verdes de invierno se efectúa desde abril hasta junio, debiendo dárselas preferencia a las siembras tempranas. Para abono verde se recomienda los espaciamientos más estrechos posibles (17 – 20 cm). Todos los abonos verdes pueden ser sembrados en siembra directa y en general pueden ser aplastados con rollo cuchillo aproximadamente 120 días después de la siembra. Las especies recomendadas son avena negra, lupino amargo, nabo forrajero, girasol, centeno, triticale, aceven, arveja forrajera, canola, otros.”

2.1.3 Características de los abonos verdes de invierno

Florentín et al. (2001), describen algunas de las características de los abonos verdes de invierno que pueden ser usados como cobertura en sucesión de cultivos de verano de estación:

2.1.3.1 Características de la Avena negra (Avena strigosa Schreb)

Es una gramínea anual, erecta, de porte medio, muy bien adaptada a las condiciones de clima y suelo de la Región Oriental del Paraguay. Es resistente al ataque de roya y pulgones, por lo que no necesita de cuidados especiales. Tiene un ciclo de 120 días, es utilizado en sucesión a cultivos de verano de estación. Produce 4 a 5 t/ha de materia seca en suelos de mediana y alta fertilidad, sin embargo desarrolla muy poca biomasa en suelos muy degradados (1 a 3 t/ha de materia seca), y responde notoriamente a la fertilización química, principalmente la nitrogenada.

Uno de los principales beneficios de la avena negra es la excelente cobertura del suelo que proporciona luego de ser acamada, la cual se mantiene más tiempo que la de otros abonos verdes. El sombreado de la cobertura muerta sumado al efecto alelopático muy marcado, permite un alto grado de supresión de malezas, y en algunas situaciones, dispensa otras prácticas de control de las mismas como carpidas o el uso de herbicidas. El uso de la avena negra mejora la sanidad de los suelos y también promueve aumentos de rendimiento de cultivos de leguminosas como soja, poroto y habilla que le siguen en rotación (PMRN 2008).

2.1.3.2 Características del Lupino blanco (Lupinus albus L.)

Es una leguminosa anual, herbácea, erecta, de porte medio. Excelente fijadora de nitrógeno a través de bacterias que forman nódulos en sus raíces aportando alrededor de 90 kg/ha de nitrógeno. Además tiene un sistema radicular pivotante muy profundo (1 metro o más) que proporciona mejoras en las condiciones físicas del suelo (promoviendo la descompactación), y recicla gran cantidad de nutrientes.

El lupino blanco se adapta mejor en la zona norte y centro de la Región Oriental donde ocurren temperaturas más elevadas y precipitaciones son menores, aunque soporta temperaturas de 3 a 4 ºC negativos. En la fase inicial de crecimiento es sensible a la sequía, sin embargo

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