Actividad Extra
Enviado por lupita796queen • 4 de Febrero de 2013 • 2.180 Palabras (9 Páginas) • 456 Visitas
Horizonte de Búsqueda
UNIDAD 1 “La materia y su estructura atómica”.
La Química, su importancia y relación con otras ciencias.
Preguntas guía: ¿Qué es la Química? ¿Por qué es importante el conocimiento de la Química? ¿Qué relación existe entre la Química y el método científico? ¿Cómo adquiere valor una investigación científica? ¿Por qué los conocimientos de la química se utilizan en otras ciencias como Física y Biología?
Introducción:
Hoy en día, el desarrollo de la ciencia y tecnología en las diferentes áreas del conocimiento es el resultado del estudio acerca de la composición de la materia y los cambios que ella presente. La materia es el objeto de estudio de la Química, por lo cual su campo de estudio es inmenso y ofrece un gran número de sorpresas que estimulan la curiosidad de todo ser humano. En este tema, te darás cuenta del papel tan importante que tiene esta ciencia en la vida contemporánea, así como el equilibrio con la naturaleza, razón por la cual le llaman ciencia central y la relación que tiene con el método científico.
Competencia o atributo a desarrollar
4a. Expresa ideas y conceptos mediante representaciones lingüísticas, matemáticas o gráficas.
5a. Sigue instrucciones y procedimientos de manera reflexiva, comprendiendo como cada uno de sus pasos contribuye al alcance de un objetivo.
8a. Propone maneras de solucionar un problema o desarrollar un proyecto en equipo, definiendo un curso de acción con pasos específicos.
Actividad de aprendizaje extraclase
Actividad 3
Realiza la siguiente lectura y elabora un mapa conceptual con las ideas principales.
Actividad 4
Lee tu noticia nuevamente y explica que otras ciencias están relacionadas para generar el conocimiento referido en la noticia.
Conclusión No. 1
Conclusión En base a las respuestas de las preguntas guía redacta tu conclusión del tema.
Química y civilización
Benjamín Ruiz Loyola y Jorge Benjamín Ruíz Gutiérrez
Un viaje a través de distintas etapas de la historia de la civilización nos permite ver como la química ha influido en los avances sociales, el progreso y el sistema de vida actual.
Probablemente la primera reacción química que conoció el ser humano fue la combustión, cuando atestiguó como un rayo golpeó un árbol y provocó que hubiera fuego. Esta reacción que libera calor y luz les fue muy útil a nuestros antepasados remotos, aunque tal vez primero les causó pavor.
Hacen falta tres ingredientes para obtener combustión: un combustible (la sustancia que se consumirá, que puede ser orgánica o metálica), un comburente u oxidante, que por lo general es el oxígeno del aire, y una chispa de energía –de dos piedras frotadas, de un rayo o de un cerillo- para desencadenar la reacción.
De la combustión no sólo se desprende luz y calor. Si el combustible es orgánico, la reacción libera dióxido de carbono y vapor de agua. Cuando el oxígeno es escaso, se forma también monóxido de carbono, que es un gas venenoso.
ALIMENTO Y LIMPIEZA
A veces nos admiramos de que hasta las regiones más frías del planeta estén habitadas. Esto se lo debemos a la reacción química de la combustión. Una vez dominado el fuego, nuestros antepasados pudieron extenderse por todo el mundo. La combustión les permitió combatir el frió y penetrar en las entrañas de la tierra para arrancarle primero alimentos, luego moradas y, posteriormente, los minerales que requerían para distintos fines. También les dio seguridad porque ayudaba a mantener alejados a los depredadores.
Podemos pensar que alguna vez en que un rayo impacto a un árbol, algún animal, ave quizá, quedó atrapado en las llamas. Cuando el hombre primitivo se acerco a inspeccionar los restos, notó que las plumas del ave se desprendían con mucha facilidad, lo mismo que la carne. La probó y le supo mejor que cruda. Comenzó entonces a cocinar sus alimentos y llegó a dejar carne o pescado en contacto con el humo emitido por la hoguera. Los alimentos ahumados se deshidratan y se conservan por mucho más tiempo. Ahumar es un método químico de conservación que ha estaba disponible en la prehistoria y que se sigue usando hoy para conservar y dar sabor a carnes (embutidos como jamón, salami o tocino), quesos y pescado.
Quizá esos antepasados nuestros, dominadores del fuego, descubrieron también que la grasa de los animales que cocían en sus fogatas se transformaba al mezclarse con las cenizas de la propia fogata y esto lo constataban al entrar en contacto con el agua que usaban para apagarlas. El líquido se volvía resbaloso. Ese líquido al frotárselo en las manos, desprendía la suciedad. Hoy lo llamamos jabón.
Las cenizas que quedan luego de quemar madera o carbón contienes sales y óxidos de sodio y potasio, entre otros metales. Las grasas animales y los aceites vegetales son compuestos formados por tres moléculas de ácidos grasos (de cadenas de átomos de carbono muy largas) y una de glicerina (de allí el nombre que le dan los médicos: triglicéridos). Cuando estos compuestos reaccionan con los óxidos de sodio y potasio, forman las sales de los ácidos grasos. Por ejemplo, el aceite de oliva contiene más de 75% de trioleato de glicerilo (formado por glicerina y ácido oleico), que al reaccionar con estos óxidos, produce oleato de sodio y oleato de potasio, jabones de origen natural que ayudan a eliminar la suciedad atrapándola en la cadena de átomos de carbono que luego se va con el agua. Los jabones más empleados hasta hace algunos años se elaboraban con aceite de coco.
METALURGÍA
Con fuego –es decir, por medio de la reacción química de la combustión- se pueden separar metales de los minerales que se extraen de las minas para luego formar aleaciones para fabricar accesorios metálicos durables y resistentes. Este descubrimiento llevó a nuestra especie de la edad de piedra a la de hierro y, posteriormente, a la de bronce. Las primeras reacciones químicas asociadas a la metalurgia nos dieron la minería.
Los primeros metales que se usaron fueron el cobre, la plata y el oro por encontrarse en la naturaleza como metales libres, a diferencia de los demás, que se encuentran atrapados en sus minerales. Nuestros antepasados descubrieron que se podía dar forma a los metales calentándolos y golpeándolos con mazos (quizá de piedra). Con este procedimiento el metal se volvía más resistente.
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