Alegoríá De La Caverna
Enviado por peludo4949 • 10 de Octubre de 2013 • 745 Palabras (3 Páginas) • 250 Visitas
La alegoría de la caverna
En la alegoría de la caverna se empieza describiendo a una caverna en donde en lo más profundo, hay unos hombres que están encadenados desde que nacieron y no se pueden escapar. Estos hombres solo pueden ver las sombras que pasan por el muro de la caverna. Detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y en la lejanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da a la naturaleza. Por el pasillo del muro pasan hombres cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver. Al no conocer otra cosa, toman a las sombras como lo único que existe que es real. Platón nos hace entender que uno de los prisioneros puede ser liberado y obligado a levantarse, voltearse hacia la luz y mirar hacia el otro lado de la caverna. El prisionero tendría graves dificultades en adaptarse a la luz del sol y para no quedar ciego, buscaría las sombras y las cosas reflejadas al agua. Poco a poco se acostumbraría a mirar los objetos mismos y, finalmente, descubriría toda la belleza de las estrellas. Se confundiría y creería que las sombras que antes observaba son más verdaderas o reales que las cosas que ahora ve.
El hombre luego, al salir de la cueva queda cegado por la luz del exterior y pasará un tiempo hasta que pueda ver con claridad fuera de la caverna. Después de recuperar la vista, podía ver por fin cómo las sombras eran producidas por objetos que otros hombres transportan y por el fuego que, tras ellos, las proyecta sobre el muro. En la última parte el hombre se ve en el deber moral de regresar a la caverna para ayudar a sus compañeros a salir de su engaño y conocer la realidad. Al bajar nuevamente a la cueva, el hombre sería incapaz de discriminar las sombras y los demás prisioneros lo harían mejor que él, por lo que se burlarían de él y dirían que por haber subido se había vuelto loco que no vale la pena marchar hacia arriba. Incluso, si alguien intentara desatarlos y hacerlos subir hacia la entrada de la caverna, lo matarían.
Platón clasifica a dos mundos, uno, al que llama inteligible, y otro al que llama sensible. El mundo inteligible tiene las características de ser inmaterial, por lo que no se puede cambiar y constituye el modelo o arquetipo del otro mundo, el sensible, constituido por lo que llamamos “cosas”, y que tiene las características de ser material y que resulta ser una copia de la realidad inteligible. El primer mundo, constituido por las Ideas, representaría el verdadero ser, mientras que el segundo mundo representaría las realidades materiales o “cosas” aunque nunca podría decirse que verdaderamente son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento, mientras que las cosas, sólo son susceptibles de opinión. La Alegoría de la caverna es una explicación metafórica de la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento.
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