Analisis De La Casa Tomada, Julio Cortazar

Todos podemos vivir de maneras distintas, impulsados o motivados por distintas razones. Todos llevamos un estilo de vida particular. Somos únicos por naturaleza, cada uno posee algo distinto. Todos los caminos se separan al nacer, cada uno toma su rumbo. Todos, y cuando digo todos, me refiero a todos nosotros, y a todos los seres vivos que nos acompañan, volvemos a encontrarnos en el mismo punto, el mismo final, todo desemboca en el mismo resultado… morir. Sea cual sea la forma en que este final se presenta, es el fin de todas nuestras historias.

Humberto Eco nos da a entender cómo en la literatura ocurre lo mismo, no podemos cambiar el desenlace mortal de algunas obras, pues ya no se trataría de lo mismo, no sería esa obra de la cual estamos hablando, los personajes tienen un fin, y gracias a ese fin es que la historia es un todo.

“Durante un segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte y cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse…”

“La noche boca arriba” de Cortázar, nos presenta un juego de realidades, por un lado este indígena a punto de ser sacrificado, y por otro lado, casi en un universo paralelo, un motociclista tratando de luchar por su vida luego de un accidente. Sea cual sea la realidad, un motociclista o un indígena (que para mi gusto queda abierto al lector, y sería casi una injusticia lapidarlo con una “solución” al problema de cual es real y cual es un sueño), los dos llegan al mismo punto, y una vez más, en la literatura queda presente cual es nuestra realidad igualmente, la muerte.

“Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por los bisabuelos de nuestra casa”.

En “La casa tomada”, para mí, la muerte está representada en la casa. El narrador, junto con su hermana, sufren las consecuencias del tiempo, de la rutina, que a veces puede ser silenciosamente mortal, sabiendo cuál es su final, resignados y en una especie de burbuja que les entrega un estado de comodidad, de la cual no quieren salir.

El narrador busca dentro de esos recuerdos pasados que tiene, que lo ayudan a salir un poco de esta burbuja, busca en la lectura una salida o un lugar en su propia mente que lo lleve lejos de esta casa.

La hermana, Irene, es una forma clara de una salida a esta rutina. Tejer para ella significaba distracción, significaba olvidarse de lo que para los hermanos era claro, su fin era morir ahí, en esa casa, su historia estaba ya escrita, solo quedaba esperar, disfrutando pequeños placeres, que ayudan a esconder un poco la falsa satisfacción

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