Anatomia de los anexos cutaneos

Anatomía de los anexos cutáneos

Características generales

Son estructuras especializadas de la piel. Derivan de la epidermis que sufre una invaginación dentro de la dermis y se especializan. Los principales anexos cutáneos son pelos, glándulas y uñas.

Anatomía del pelo

Es un tipo de anexo cutáneo queratinizado, cuya morfología es filamentosa, alargada y flexible, aunque bastante resistente a la tracción. Se forma a partir del folículo piloso, una invaginación de la epidermis en la dermis que se ensancha en su parte inferior. El pelo emerge perpendicularmente o de forma ligeramente oblicua al plano epidérmico.

Está constituido por células epidérmicas cargadas de queratina, aplanadas y fuertemente empaquetadas, formando una estructura filamentosa y cilíndrica de sección circular o ligeramente elíptica.

En el cuerpo existen pocas zonas grabas, es decir, que no estén recubiertas de pelo: plantas, palmas, lados de los dedos, superficie lateral del pie por debajo del tobillo, labios y semimucosas genitales. El resto del cuerpo está cubierto por pelos de mayor o menor tamaño.

Anatómicamente podemos diferenciar dos grandes tipos de pelo: por una parte está el lanugo, que recubre la piel del feto y se pierde en los meses posteriores al nacimiento; por otra parte está el pelo terminal que cubre el cuerpo sustituyendo al laguno. Este tipo es muy variable en cuanto a su morfología y distribución; ésta varía a su vez en función del desarrollo y madurez del individuo y su sexo.

Por un lado, tenemos los largos pelos del cuero cabelludo, pubis, axilas, barba y bigote de los hombres y una cierta cantidad en brazos y piernas. Por otro, están los pelos cortos y rígidos de cejas, pestañas y vibrisas de la nariz y oído externo, y un último tipo de pelo corporal fino e invisible, denominado vello.

La función original del pelo es el de protección frente al sol, al frío y a la deshidratación. En los seres humanos esta función está venida a menos pues nos cubrimos con ropas. Además, el pelo participa en la reparación de la piel, aportando células germinativas de su folículo ante situaciones de daños severos en la epidermis. También suponen parte del sistema sensorial de la piel y algunos tipos de vibrisas son importantes para la protección de estructuras delicadas, pues evitan la penetración de pequeños objetos y contaminantes o agua en ojos, nariz u oídos. Sin embargo, hoy en día, la función más importante del pelo es meramente estética.

Como ya se ha dicho, el pelo nace de una invaginación de la epidermis en la dermis denominada folículo piloso. Ahí se encuentra el nacimiento del pelo, es decir, la raíz. Al pelo propiamente dicho se le llama tallo del pelo y al canal por el que emerge al exterior conducto o infundíbulo piloso.

El folículo piloso es una estructura cilíndrica con un abultamiento en la parte inferior denominado bulbo piloso. En él existe una invaginación de pequeño tamaño de tejido conjuntivo dérmico dentro del folículo, la papila capilar, en la que penetran vasos sanguíneos y nervios que nutren y dan sensibilidad al pelo respectivamente.

Sobre la papila del pelo se encuentra un grupo de células germinativas que se dividen de forma continua originando células pilosas que empujan a las superiores haciendo de esta forma crecer al pelo. A estas células germinativas se les llama matriz capilar. Las células no trabajan de forma continua, sino que pasan por períodos de trabajo (fase anágena del crecimiento) y fases de reposo, en las que el pelo deja de crecer, muere y termina por desprenderse (fase telágena del crecimiento); entre ambas fases existe una de transición (fase catágena del crecimiento).

Entre las células de la matriz se encuentran melanocitos encargados de ceder melanina a las células que conformarán el pelo aportándole su coloración.

Las células van cargándose de queratina en su ascensión, formando una estructura fina y dura pero flexible. A la zona del folículo donde tiene lugar la queratinización se le denomina zona queratógena.

El pelo generado por la matriz consta de tres grandes partes. Una interior delgada y presente sólo en los pelos gruesos llamada médula. Alrededor, otra capa de células de mayor tamaño cargadas de queratina y melanina que constituyen el grueso del pelo, es la corteza o córtex. Recubriendo a la corteza se encuentra la cutícula, formada por células planas y que constituyen la envuelta más exterior del pelo cuando éste emerge a la superficie.

La matriz también genera una serie de capas que rodean al pelo cuando se encuentra dentro del folículo y que se desprenden durante el proceso de crecimiento. Constituyen una vaina radicular interna y a su vez ésta está formada por tres capas: la cutícula, en contacto directo con el pelo; la capa de Huxley y la capa de Henle, que está en contacto con la vaina radicular externa, tejido epitelial que constituye la pared del folículo piloso.

Rodeando al folículo piloso está la membrana vítrea, formada por tejido conjuntivo fibroso que lo separa de la dermis.

Los folículos suelen llevar asociados un músculo que los conecta a la epidermis permitiendo, con su contracción, variar el grado de perpendicularidad del mismo respecto a la superficie de la piel; es el músculo piloerector.

Los pelos tienen el folículo rodeado por una red de capilares que lo nutren y poseen una red nerviosa a su alrededor que los convierte en parte del sistema sensorial.

No se puede olvidar que todos los pelos llevan asociada una glándula sebácea.

Anatomía de la glándula sebácea

Las glándulas sebáceas son las encargadas de fabricar la grasa que recubre la piel y la protege, evitando la deshidratación de la misma. Su morfología es acina, pues forma acinos: sacos o agrupaciones glandulares que desembocan en un conducto común.

Las glándulas sebáceas se abren siempre a un folículo piloso, excepto en las zonas grabas en las que se abrirán directamente a la piel. En palmas y pies no hay glándulas sebáceas.

Estas glándulas no están distribuidas de forma homogénea pues existen zonas, como la torácica, donde son más abundantes y zonas, como el dorso de las manos, donde son más escasas.

Cada uno de los acinos que forman la glándula está recubierto por una membrana fibrosa y una membrana basal. Su periferia está cubierta por células basales de la glándula, los sebocitos basales, que carecen de gotas de secreción y su función es dar lugar a los sebocitos del interior de la glándula. Los sebocitos según van pasando a las zonas más interiores se van cargando de gotas sebáceas y perdiendo progresivamente el resto de orgánulos. En las partes centrales,

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