Anexo De Medicamentos
Enviado por chapis5846 • 7 de Septiembre de 2013 • 5.065 Palabras (21 Páginas) • 255 Visitas
Alimentación Infantil
Periodo de 0 a 6 meses
Los primeros meses de vida son el periodo de crecimiento y desarrollo más rápido en la vida del niño. Cuando éste es más inmaduro y vulnerable es especialmente importante asegurarle una alimentación suficiente y adecuada, con el objetivo de satisfacer sus necesidades nutritivas, prevenir y /o tratar diversas situaciones patológicas y crear unos buenos hábitos alimentarios.
Esta etapa se divide en dos etapas bien diferenciadas “Periodo lácteo” en el cual la leche es su único alimento, ya sea leche humana o artificial. Comprende desde el nacimiento hasta los 4-6 meses aproximadamente. Durante este el lactante es capaz de succionar y deglutir, pero aún no ha desarrollado la capacidad de digerir ciertas proteínas y sus riñones no son capaces de soportar cargas osmolares excesivas (líquidos muy concentrados en partículas: sales minerales, glucosa). El recién nacido no nace sabiendo mamar pero desarrolla esa capacidad en las primeras 48 horas de vida. El reflejo de succión tiene la máxima respuesta a los 20-30 minutos después del parto y debería ser aprovechado. “Periodo de transición” Comprende a partir del cuarto mes de vida. En este periodo se van introduciendo con prudencia alimentos no lácteos, preparados de forma adecuada en consistencia y cantidad, para no alterar el ritmo de maduración digestiva y renal, así como el progresivo desarrollo neuromuscular. Esta etapa debe favorecer el desarrollo de los sentidos de modo que se puede pasar de succión a cuchara, lo que permitirá paladear mejor, y cambiar la textura, de líquido a triturado, y cuando ya tenga dientes a troceado.
Lactancia
La alimentación del bebé es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta, ya que condiciona de una manera muy notable su salud.
La lactancia materna es, o debe ser, la principal fuente de alimento a esta edad, exclusiva en los primeros meses, ya que la leche de mujer se adapta perfectamente a las necesidades nutricionales y las características digestivas de los lactantes hasta la introducción de la alimentación complementaria.
Existen muchos motivos científicamente fundados que avalan la superioridad de la leche materna frente a cualquier otra. La leche materna proporciona al bebé abundantes elementos que ejercen funciones inmunitarias defendiéndole frente a infecciones. Juega un papel decisivo en la configuración del aparato masticador humano. La falta o disminución de la lactancia materna está provocando un aumento de las anomalías dentales (síndrome de malposición dental), ya que la succión es distinta según se realice en el pecho o en el biberón. La íntima relación que se establece durante el acto de amamantar reporta unas importantes ventajas psicológicas tanto para la madre como para el niño. La lactancia materna es más barata, cómoda e higiénica, ya que no necesita de manipulación. Es un estímulo para los sentidos del tacto, vista, oído y olfato, permitiendo un desarrollo más pleno de las capacidades del bebé. Protege frente a la obesidad del bebé. En esta etapa de la vida la obesidad no se produce por un aumento de volumen de las células, como ocurre una vez terminado el crecimiento, sino por una multiplicación celular. La lactancia materna disminuye la incidencia del cáncer de mama en la mujer. Durante los primeros días tras el parto, la madre tiene poca leche y ésta presenta unas características especiales: es el llamado calostro (rico en proteínas, vitaminas, minerales y elementos inmunológicos o de defensa). Esta cantidad es la que necesita el bebé y su calidad le reporta unos importantes beneficios.
Los lactantes alimentados con leche materna contraen menos enfermedades y están mejor nutridos que los que reciben otros alimentos con biberón. La alimentación exclusiva con leche materna de todos los bebés durante los seis primeros meses de vida permitiría evitar alrededor de un millón y medio de muertes infantiles cada año y la salud y el desarrollo de otros varios millones mejoraría considerablemente.
No hay un número de tomas fijas, éstas dependen del ritmo biológico de cada bebé. En las primeras semanas de vida. Las tomas deben ser muy seguidas y continuas. Se recomiendan alrededor de 10 o 12 tomas diarias. Esto se debe a que el estómago del bebé es muy pequeño y la leche se digiere de una manera muy rápida. Por ello, las tomas no deben de distanciarse más de tres horas, pues puede haber riesgos de deshidratación y problemas de bajo peso. Además si es la madre la que amamanta a su hijo, estos espacios de tiempo reducidos entre toma y toma, le ayudarán a tener sus senos estimulados, lo que le garantizará el mantenimiento de la leche. En este período la leche que debe consumirse es la leche materna. A falta de ésta, podrá ingerirse la Leche 1, conocida también como leche de inicio.
A medida que va creciendo. El número de tomas podrán distanciarse. A veces cuando el niño sigue con el ritmo inicial de alimentación, puede resultar positivo comenzar a espesar la leche con pequeñas dosis de papilla. De esta manera, el bebé se saciará y no verá la necesidad de alimentarse tan rápidamente. En este momento, por tanto, la leche utilizada ha de ser la Leche 2 o leche de continuación. Este tipo de leche es muy variada, por lo que deberá procurarse un orden lógico: leche con papilla de cereales sin gluten, leche con papilla de frutas, y posteriormente todo tipo de papillas. Al administrar este tipo de leche es conveniente cerciorarse que el aceite que lleva como ingrediente es de oliva, puesto que los aceites vegetales, de girasol,... a veces provocan alergias importantes a los bebés.
Es importante hacer notar que la leche materna contiene una proteína "la lactoalbúmina" la cual contiene un alto porcentaje de aminoácidos, que permiten que la leche sea de más facil digestión,formando grumos suaves,lo cual conduce a vaciar el estómago rápidamente necesitando por ello tetadas más frecuente. Proporciona alrededor de 20 Kcal / onza y contiene mayor cantidad de lactosa (glucosa y galactosa) siendo la galactosa, esencial para la producción de galactolípidos, elementos indispensable para el crecimiento del sistema nervioso central.
En la actualidad existe una gran cantidad de Sustitutos de la leche materna que constituyen las fórmulas adaptadas, preparadas de forma muy cuidadosa y cada vez mejores pero que no han conseguido igualar a la leche materna o lactancia de pecho.
Este tipo de alimentación debe ser de elección, sustituyéndose por fórmulas artificiales únicamente cuando exista algún impedimento por parte de la madre o del hijo que así lo justifique, ya que los beneficios que reporta la
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