Análisis Del Museo De Pontevedra
Enviado por beljun • 12 de Marzo de 2015 • 851 Palabras (4 Páginas) • 194 Visitas
A pesar de tratarse de un conjunto de edificios con unas instalaciones envidiables en lo que se refiere a museos provinciales, el museo de Pontevedra, pasa desapercivido en una ciudad no especialmente caracterizada por su gran tamaño.
Si bien destaca el continuo crecimiento que ha tenido en los últimos años, en los que se ha propuesto —y llevado a cabo— la ampliación del mismo mediante la incorporación de nuevas estructuras como puede ser el edificio sexto, epicentro de mis futuros comentarios; dicho avance no se aprecia en otros aspectos o, se podría decir, que no se ha aprovechado adecuadamente.
No es muy común encontrarse con instituciones de esta índole cuya estructura se encuentre dividida en, creo recordar, seis edificios, pero por muy peculiar que resulte, no es el único hecho que llama la atención, pues si nos centramos en la clase de material expuesto, descoloca —un poco— que piezas de la arqueología gallega convivan con muchas otras de civilizaciones diferentes y época también dispar, por poner un ejemplo.
En cualquier caso, y es posible que como parte de un complot para potenciar el aura de misterio que envuelven a algunas de las pinturas y piezas expuestas, lo más seguro es que seas el único visitante que se encuentre entre sus salas a esa hora. Y a las siguientes.
A no ser que este hecho le resulte divertido al encargado de publicitar el museo, considero que es algo que debería cambiar.
En general, el edificio sexto parece bien estructurado.
Está formado por cuatro pisos ( sin contar el bajo ) en cuya planta cero se desenvuelven —deduzco— las exposiciones temporales, de forma que las restantes, pertenecen —también deduzco— a aquellas permanentes, pues, si no me falla la memoria, son las mismas que hace dos años atrás. Teniendo en cuenta la cantidad de material con el que cuenta el museo, resulta irisorio que no haya una mínima variación en dichas exposiciones permanentes.
En la entrada, hay un recepcionista encargado de preguntar qué es lo que visitarás para ofrecerte un folleto —variable, supongo— en cuyo reverso informa de algunas directrices a seguir respecto a las obras, a la convivencia con aquellas personas que debería haber a tu alrrededor y demás cosas básicas, junto con el horario de apertura. Todo lo mencionado está en gallego, español e inglés, lo que facilita la comprensión para todo aquel visitante.
Poco más adelante, y repitiéndose en cada una de las plantas, hay puestos de información con un letrero que dice “Para información, aducir al mostrador de la playa baja. Disculpen las molestias”. Pero, debo confesar que dos de las veces que pasé por el lugar, dicho mostrador estaba tan desierto como cualquier otro. Mala suerte, me temo.
Cada planta consta también de una pared donde se encuentra el título correspondiente a cada una de las
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