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“Arte bello es aquel en el que la mano, la cabeza y el corazón marchan juntos.”


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2016  •  Apuntes  •  1.557 Palabras (7 Páginas)  •  453 Visitas

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“Arte bello es aquel en el que la mano,

la cabeza y el corazón marchan juntos.”

John Ruskin (1819-1900)

Al hablar de un reconocido sociólogo británico, un gran teórico y crítico de arte, sin duda debería tratarse de John Ruskin nacido en 1819 en Londres. Publicó su primer poema titulado “Sobre el agua de Skiddaw y Derwent”, a los once años. Entre 1865 y 1885 se dedicó a denunciar los peligros de la industrialización, así mismo se acercó al socialismo y a la planificación urbana. Realizó estudios sobre problemas sociales. También fue profesor de historia del arte en Oxford. El 10 de abril de 1848, Ruskin se casó con Euphemia Chalmers Gray. Y para 1894 publicó las siete lámparas de la arquitectura; las cuales divide en: sacrificio, verdad, poder, belleza, vida, memoria y obediencia y la base central del presente ensayo. Para Ruskin la Arquitectura viene manifiesta en una gama de características propias, sin embargo en la lectura, se las presenta al lector en parte como una parábola y al mismo tiempo ejemplifica los errores o las características que él considera importantes.

La primer lámpara es la del sacrificio, en ésta el autor organiza a la arquitectura como piadosa, conmemorativa, civil, militar y doméstica; dónde en la primera es toda aquella arquitectura con un carácter religioso, en la segunda los monumentos y tumbas, en la tercera aquellos edificios con un propósito de diversión, en el cuarto todo lo público y privado pero con ordenación defensora y en el último toda la restante y la vivienda. En ése intento que tiene el autor por catalogar las edificaciones se puede observar que intenta centrar la fuerza que cada edificio tiene. Además de mostrar todas las condiciones para detallar y ver aquellos aspectos de la construcción que muchas veces se pasan por alto; esto es poder apreciar con claridad el arte de construir sin hacer menos los esfuerzos o el entusiasmo, contraponiendo la pasión que se le imprime a cada edificación. Menciona que la ornamentación cuando es sobrecargada es mala. En general expone que la ornamentación al ser sacrificada, puede tener como consecuencia una bella creación, sin necesidad de estar sobrecargada de detalles ni lujos.

La lámpara de la verdad, en ésta segunda categoría Ruskin transmite la necesidad de que un edificio responda a su función es decir que tanto la estructura como anatomía principal de un edificio cumpla el trabajo para lo que fue creado de la misma forma que los materiales, como la forma y las texturas, deben responder al diseño y con esto a la función. Para tener una buena referencia expone las  siguientes tres mentiras arquitectónicas: la insinuación intencionada de un modo de apoyo que en realidad no es el real, es decir aquellas alteraciones que nos hacen pensar que tienen una función cuando no la tienen. En segundo el hecho de representar un material que en realidad no es el que se tiene, actualmente se da mucho con los materiales que imitan casi por completo a los materiales reales. Por último menciona el empleo de ornamentos, de cualquier tipo, ya se ha dicho que estaba en contra de todo tipo de ornamentación.

Tercera lámpara, la del poder. Para el autor existen dos clases de edificios, aquellos que tienen una delicadeza y belleza que genera en las personas una sensación de asombro y los que a diferencia de los primeros por su majestuosidad severa y misteriosa, hacen sentir una omnipresencia ante la actuación de un gran poder espiritual. Aunque la verdadera diferencia radica en que los primeros tienen una imitación armoniosa de las formas naturales, mientras que las segundas dependen meramente de la disposición, tamaño, altura y porte que se le dé por parte de las mentes humanas. Manejando conscientemente las distintas formas de luz y la forma sublime o imponente que pueden dar en un edificio, así como las formas geométricas que pueden darle cierta escultoriedad a las edificaciones. Aunque se podría hacer una hipótesis en éste punto, mencionando tentativamente que para Ruskin el poder siempre vendría de la mano de lo natural y sublime.

Se ha visto a través de la interpretación anterior que el autor consideraba que si una edificación era más natural era mejor y ésta cuarta no es la excepción. En la lámpara de la belleza, Ruskin expresa que el ser humano no tiene el poder de fabricar algo bello sin ayuda de la naturaleza, esto es que jamás una persona podrá crear algo tan bello como lo ha hecho Dios. Es por eso que centra la creación y decoración como una abstracción de la naturaleza. Sin duda para tener belleza la creación debe contar con simetría, proporción, armonía, equilibrio, abstracción, orden y organización.

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