Articulación Superyó - Duelo y Melancolía
Enviado por Mel Candia • 4 de Junio de 2016 • Apuntes • 1.270 Palabras (6 Páginas) • 268 Visitas
Articulación Superyó - Duelo y Melancolía
En el capítulo tres de “El yo y el ello” Freud establece que: hay motivos que movieron a suponer la existencia de un un grado en el interior del yo, una diferenciación que ha de llamarse super-yo o ideal del yo. Establece que como el resultado más general de la fase sexual gobernada por el complejo de Edipo, se puede suponer una sedimentación en el yo, que consiste en el establecimiento de dos identificaciones unificadas de alguna manera entre sí. Esta alteración del yo se le enfrenta como ideal del yo o super-yo.
El super-yo no es simplemente un residuo de las primeras elecciones de objeto del ello, sino también una formación reactiva frente a ellas. Su vínculo con el yo no se agota en la advertencia “así como el padre debes ser” sino que también comprende la prohibición “así como el padre no te es lícito ser”. Esto implica una doble faz del super-yo, que deriva del hecho de que fue empeñado durante la represión del complejo de Edipo. El yo infantil tomó prestada la fuerza del padre para realizar esta operación represiva. Freud establece que mientras más intenso fue el complejo y más rápido se produjo la represión, tanto más riguroso devendrá después el imperio del super-yo como conciencia moral.
El ideal del yo es por tanto el heredero del complejo de Edipo, y es así, expresión de las más potentes mociones y de los más importantes destinos libidinales del ello. Mediante su institución el yo se apodera del complejo de Edipo, pero simultáneamente se somete él mismo al ello. Mientras que el yo es esencialmente representante del mundo exterior, de la realidad, el super-yo se le enfrenta como abogado del mundo interior, del ello. Así, los conflictos entre yo e ideal del yo, reflejarán la oposición entre lo real y lo psíquico, el mundo exterior y el mundo interior.
El hecho de que el super-yo se presente como abogado del ello manifiesta la duradera afinidad que el super-yo mantiene con el ello, esto se debe a que desciende de las primeras investiduras de objeto del ello. Así, el super-yo está más distanciado de la conciencia que el yo. Para apreciar estos nexos, Freud vuelve sobre un hecho clínico que se denomina “reacción terapéutica negativa”: hay personas que presentan, en el trabajo analítico, esta reacción. En ellas no prevalece la voluntad de curarse sino la necesidad de estar enfermas. Se trata de un factor “moral”, de un sentimiento de culpa que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere renunciar al castigo del padecer. Ese sentimiento de culpa es mudo para el enfermo, no le dice que es culpable, él no se siente culpable sino enfermo.
El sentimiento de culpa normal, conciente, no ofrece dificultades a la interpretación. Descansa en la tensión entre yo e ideal del yo. Es la expresión de una condena del yo por su instancia crítica. Hay dos afecciones en las que el sentimiento de culpa es conciente, notorio, de manera hiperexpresa. El ideal del yo muestra en ellas una particular severidad y se abate sobre el yo con una furia cruel. Sin embargo entre ambos estados se presentan diferencias. Se trata por un lado, de la neurosis obsesiva, donde el sentimiento de culpa es hiperexpreso pero no puede justificarse ante el yo. Por eso el yo del enfermo se revuelve contra la imputación de culpabilidad y demanda al médico que ratifique la desautorización de esos sentimientos de culpa. Por otra parte está la melancolía, donde es aún más fuerte la impresión de que el superyó ha arrastrado hacia sí a la conciencia. En este caso, el yo se confiesa culpable y se somete al castigo. Aquí radica la diferencia entre ambas, en la neurosis obsesiva las mociones repelentes quedan fuera del yo, mientras que en la melancolía el objeto hacia el cual se dirige la cólera del superyó ha sido acogido por el yo por identificación.
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