Aunque a primera vista la noción de “espacios no escolares” designa todos aquellos ámbitos y actividades educativos que se despliegan fuera de las escuelas

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Introducción

Aunque a primera vista la noción de “espacios no escolares” designa todos aquellos ámbitos y actividades educativos que se despliegan fuera de las escuelas, su delimitación sobre la base de fronteras espaciales, institucionales o normativas, muestra rápidamente su límite. La forma escolar ha desbordado largamente las fronteras de la escuela a través de varias instituciones y grupos sociales. Entre las más comunes se indican: las tic’s en educación; la construcción de la subjetividad; el planteo de los viejos y nuevos debates educativos; como también infinidad de recursos que utilizados para enseñar se constituyen en formas no escolares de intervención pedagógica.

En última instancia, y no por ser la menos importante sino todo lo contrario -ya que es la que ocupa el desarrollo del presente trabajo- se menciona a la intervención pedagógica en contextos de encierro como una forma no escolar, presente en la educación actual. Al respecto se plantea la siguiente hipótesis, que es la que direcciona el desarrollo del trabajo:

La  educación escolar y no escolar no funcionan como términos complementarios que agotarían el universo de lo educativo, sino, antes bien, como un espacio común atravesado por las mismas tensiones. Es decir, estos ámbitos de formación, más allá de sus incongruencias, se articulan para el pleno desarrollo del alumnado. Por ello, este trabajo priorizara sobre todo la educación en contextos de encierro.

Desarrollo

Dentro de la institución escuela se encuentran espacios no escolares; y formas escolares de transmisión del saber, fuera de ellas: centros de rehabilitación, colonia vacacional, educación para adultos, medios de comunicación, educación en contextos de encierro, etc.

Las ofertas educativas no escolares se definen por lo general en contraposición a las formas escolares, aunque en ocasiones reproduzcan voluntaria o involuntariamente muchos de sus rasgos.

Uno de los espacios a destacar es la de educación en cárceles, en la cual las personas están privadas de su libertad pero, no de formarse como ciudadanos, sujetos de derecho con el objetivo de promover la reflexión de sus acciones, reduciendo su vulnerabilidad y mejorando su posición a nivel psicológico, social y personal.

Por ello, se comienza definiendo ambas instituciones: escuela – cárcel. La primera es el contexto formador de la sociedad, atendiendo la diversidad de cultura y promoviendo el desarrollo pleno del sujeto, o tal como lo expresa Durkheim denominando a la educación como la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las generaciones que aún no están en condiciones o maduras para la vida social. Su objetivo es suscitar en el niño cierto número de estados físicos, psíquicos e intelectuales que requieren de él tanto la sociedad política en su conjunto como el ambiente particular al cual está determinado.

El otro ámbito a definir es la cárcel, lugar donde se encuentran aquellos individuos que no cumplen con la ley. Allí lo primordial es la seguridad y el control de los penitenciarios. Sin embargo, una contradicción a rescatar es que si bien se les brinda educación para la vida en sociedad, inserción laboral y formación intelectual caracterizándose por la inclusión, a su vez se los excluye por el solo hecho de restringir todo contacto con el exterior.

Además dentro de esta entidad, la educación supone conjugar prácticas y marcos normativos entre el sistema penitenciario y el sistema educativo con lógicas de funcionamiento diferente, caracterizado por el control y la disciplina. Allí se reproduce la enseñanza escolar y no escolar ya que los sujetos no solo se les da el espacio para constituirse sino también que se les permite proyectar para una reinserción laboral.  

En la actualidad, se la caracteriza como depósito de pobres, debido a que dichas personas son producto de una situación que los condujo a no desenvolverse dentro de la sociedad y aceptar restringir la ley; identificado efecto derivado de la globalización. Si bien, ésta es un término polisémico, se caracteriza por una red de intercambio a nivel mundial, que permitió que todos los lugares del mundo se interrelacionen gracias a los avances tecnológicos. Todo esto, llevo a que se reestructurara la sociedad porque las dimensiones políticas, sociales, culturales, personales, económicas, regionales se modificaron atravesada por este fenómeno. Por ello, se expandió la brecha entre las desigualdades anteriormente mencionadas. Y aunque trajo tanto efectos negativos como positivos se rescata que los penitenciarios, al brindársele educación, se los considera sujetos de derecho y seres capaces de construirse como ciudadanos dignos e innovadores.

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