BATALLA DE JUNÍN
Enviado por hemenegildo • 25 de Diciembre de 2013 • Tesis • 1.712 Palabras (7 Páginas) • 465 Visitas
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad Bolivariana de Venezuela
Aldea Universitaria “04 de Febrero”
Misión Sucre
PROFESOR: PARTICIPANTES:
Luis Míreles Camacho Ismael C.I.20.487.486
Odalys Mohd C.I.20.486.657
BATALLA DE JUNÍN
La batalla de Junín, fue el penúltimo enfrentamiento armado que sostuvieron los ejércitos españoles y patriotas, en el largo camino hacia la independencia del Perú, que se inició con el desembarco de la Expedición Libertadora del Perú en la bahía de Paracas de la provincia de Pisco en el departamento de Ica (Perú) y las Conferencias de Miraflores en 1820, proclamada el 28 de julio de 1821. La batalla se desarrolló en la pampa de Junín en el departamento de Junín, el 6 de agosto de 1824; la victoria de los independentistas, aumentó la moral de las tropas patriotas. No obstante que haberse declarado la independencia del Perú en 1821, los realistas no estaban dispuestos a ceder y tenían ocupada la sierra central y sur. El general Simón Bolívar, Libertador de Venezuela y Colombia continuó la gesta libertadora en el Perú.
Bolívar tenía un ejército con 8.000 hombres, pero las fuerzas realistas sumaban 18.000 hombres entre el valle del Mantaro y el Alto Perú. Pero fue una sublevación en el Alto Perú (Pedro Antonio Olañeta) que obligó al virrey del Perú a mandar parte de sus fuerzas que estaban en Puno. Bolívar entonces se decidió atacar a las fuerzas realistas más próximas. En junio de 1824, enfila sus huestes hacia el sur del Perú para enfrentarse con el general realista José de Canterac.
LA BATALLA
Proclama
El 2 de agosto el Libertador Simón Bolívar pasó revista a su ejército en el llano de Rancas, y terminó con estas palabras elocuentes:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos; ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois invencibles (Simón Bolívar).
Ambos ejércitos se encontraron el 6 de agosto de ese mismo año en la pampa de Junín, al noroeste del valle del Mantaro, cerca de Jauja. Bolívar ordenó a su general Mariano Necochea lanzar sus escuadrones al llano. Canterac ordenó contraatacar. Los patriotas estaban en peor terreno y la caballería realista atacaba en mejores condiciones. En la tarde a las cuatro se produjo un choque terrible. Los patriotas tenían que empezar a retroceder hasta el primer escuadrón del regimiento de Húsares del Perú, al mando del comandante argentino Manuel Isidoro Suárez y su teniente ayudante mayor del primer escuadrón José Andrés Rázuri lograron que los patriotas se rehicieran y volvieran a la carga. La batalla fue encarnizada. Se utilizó el sable y no se disparó un solo tiro.
En las pampas de Junín, se encontraron ambos ejércitos provocando enfrentamientos entre las caballerías. El día 6 de agosto de 1824, se produjo la batalla con la caballería del general Canterac. La caballería patriota se encontraba al mando del general Guillermo Miller. En el primer choque de ambas caballerías “con sables y espadas”, la del general Miller fue avasallada. Esa impresión, obligó al Libertador del Norte a abandonar el campo y reunirse con su infantería que se encontraba a retaguardia. Reunidos, apuró el paso y esperó nuevamente a la caballería de Canterac.
Parte de la caballería de Miller, los Húsares del Perú, al mando de Isidoro Suárez, quedó emboscada en un recodo del camino, en uno de los flancos de las fuerzas principales de Miller. Allí se mantuvo Suárez, en espera. No salió inmediatamente a auxiliar al resto de la caballería de Miller, al observar que la caballería realista de Canterac, venía a todo galope en persecución de la caballería realista. Isidoro Suárez, dejó pasar a la caballería realista y luego ordenó el ataque; así, la caballería realista, de improviso, se vio atacada por su flanco descuidado y se desconcertó. Al darse cuenta de este hecho, el general Guillermo Miller, ordenó a la caballería que se encontraba en fuga, reagruparse y volver al ataque. Los realistas no pudieron aguantar tan inesperada reacción y empezaron el desbande, perseguidos por los Húsares del Perú, Granaderos de Colombia, Granaderos a Caballo y Húsares de Colombia.
Los soldados realistas, que a la sazón se encontraban con la moral muy baja, obedecían a sus jefes a regañadientes. Muchos se amotinaron
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