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Balistica Forense


Enviado por   •  26 de Abril de 2013  •  4.164 Palabras (17 Páginas)  •  382 Visitas

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

ESCUELA DE ESTUDIOS DE POSTGRADO

“MAESTRIA EN CIENCIAS FORENSES”

PRIMERA COHORTE

2013

CURSO: MEDICINA FORENSE

TAREA: “MUNICIONES Y PROYECTILES DE

ARMA DE FUEGO”

Dr. SANTOS FRANCISCO JAVIER

PUAC GARCIA

MEDICO Y CIRUJANO

CARNET: 200210024

Existe una gran infinidad de municiones y armas de fuego, trataré desarrollar de una forma breve pero funcional al abordar uno a uno los elementos que puedan ser de utilidad para el estudio, comprensión y conocimiento de las municiones y cartuchos para armas de fuego.

LOS CARTUCHOS

A título de curiosidad y antes de pasar a la definición de la cartuchería mostramos algunos de los cartuchos mas utilizados para que sirva a modo de comparativa.

Una muestra de los cartuchos mas utilizados en las armas cortas, si bien algunos de ellos son utilizados también en armas largas:

Algunos de los mas comunes utilizados con las armas largas:

Desarrollo de la munición

La pólvora es la materia común para impulsar los proyectiles. En la época de los mosquetes y arcabuces, se les introducía la pólvora y la bala en sus cañones; la pólvora debía comprimirse con una baqueta que también se usaba para colocar el taco de papel, y para provocar el disparo se encendía una mecha que tenía el arma. En estas antiguas armas era muy prolongado el tiempo para introducir la munición y el tiempo para dispararla.

En el siglo XVII se inventa el fusil, que no utiliza mecha, sino la llave de pedernal para hacer instantáneo el disparo, y en 1830 esa llave fue sustituida por la llave de percusión, que hizo realizable el disparo al mismo instante de oprimir el disparador. En esa misma época, se hicieron otros avances en los fusiles para lograr mayor alcance mortal y estabilidad en el.

En la década de 1840 se inventa el fusil de cartucho, que acortó el tiempo para cargar la munición y permitió usar asimismo el fusil en diferentes posiciones. Los cartuchos eran originalmente envueltas de cartón o tela encerada, que contenían una pequeña cantidad de pólvora (llamada carga de propulsion) y también la bala dentro; algunos se rasgaban al insertarse el cartucho en el fusil. Posteriormente se inventaron cartuchos que ya incluían el cebo, haciendo más breve el tiempo para cargar la munición.

Posteriormente, los cartuchos estaban constituidos como en la actualidad por un cilindro metálico (llamado vaina) que contenía la carga dentro, el cebo (ahora llamado capsula fulminante) en el centro del culote (base de la vaina) y un extremo de la bala embutido en la boca de la vaina.

Los revestimientos y aleaciones de balas comenzaron en la década de 1830 para evitar la deformación de la bala que provocaba inestabilidad en su trayectoria. La primera aleación fue la de bismuto con plomo, y el primer revestimiento fue el cobre sobre el plomo.

MUNICIÓN PARA ARMAS LIGERAS

Los calibres de este tipo de munición se expresan en pulgadas, al estilo anglosajón, como el calibre 44 (o .44); es decir, 0,44 pulgadas; o en milímetros, al modo europeo (9 mm, 7,62 mm). Como existen diferentes versiones de un mismo calibre, a veces nos encontramos con diferentes nomenclaturas. El calibre .30 es muy popular en uso militar y caza y tiene varias versiones: .30-06, .30-30. En este caso, los guiones denotan el año de invención (1906) o el peso de la pólvora en el cartucho: 30 grains. Otro estilo para señalar diferentes versiones es indicar el calibre y el fabricante o creador del mismo: .44 Smith & Wesson, .338 Winchester Magnum, .44 Remington Magnum, .375 Holland & Holland. En calibres europeos se indica el ancho del proyectil por el largo del cartucho en milímetros: 9x17 mm o 9x19 mm, por ejemplo.

Los calibres para escopeta emplean un sistema totalmente distinto. Cuando se dice que una escopeta es del calibre 12, por ejemplo, se quiere expresar que con un lingote de plomo de una libra inglesa (453 g) de peso se pueden fundir 12 balas de ese calibre, de tal modo que si en lugar de 12 se obtienen 14, 16 o 20, el tamaño de la bala disminuirá, y lógicamente la boca del cañón de dicha arma también lo hará.

La munición de escopeta consiste en un conjunto de bolas pequeñas de plomo endurecido que pueden ser de pequeño tamaño (perdigones) para caza menor, formando una nube que hace más fácil dar en el blanco en piezas pequeñas, entre 11 y 5 para caza menor, o puede ser más gruesas, entre 3 y 1, para caza mayor. Existe munición especial para escopeta que permite utilizar escopetas semiautomáticas o de repetición como arma de asalto policial o militar por la potencia que proporciona en un solo disparo, que se considera equivalente a una ráfaga de subfusil.

Mecanismo del disparo

Tras la introducción del cartucho en la recámara del arma de fuego y al retroceder la cola del disparador, se provoca que se active un mecanismo interno que libera el martillo que impactará con la parte posterior de la aguja percutora, elemento que al golpear la cápsula fulminante causará la deflagración de la pólvora produciendo cantidad de gases que impulsarán al proyectil situado en la parte superior del cartucho, que al separarse de la vaina toma un movimiento de traslación y otro de rotación, producto del rayado del anima (interior del cañón) a gran velocidad saliendo fuera del cañón y recorriendo una larga distancia determinada por la potencia de la carga propulsora que se mide en granos que responde a la cantidad de granos de pólvora utilizados, cuyo peso es de 64 miligramos.

PARTES DEL CARTUCHO.

A la mayoría de cartuchos actuales, a excepción de los semimetálicos, los podemos dividir en cuatro partes o componentes:

LA VAINA.

Además de servir como portadora de la carga de proyección (pólvora), es la parte que reúne a los demás elementos que componen al cartucho.

La vaina consta de tres partes esenciales: Boca Cuerpo y Culote . Cuando las vainas son del tipo abotellado (golleteada) debemos añadir el Gollete y la Gola. Dependiendo del material en que están realizadas pueden ser metálicas y semimetálicas. En el caso de las vainas metálicas estas deben reunir unas condiciones especiales de tenacidad, maleabilidad y elasticidad, que las permitan aguantar sin agrietarse las dilataciones que sufren en el momento del disparo, cuando es necesario que se ajusten a las paredes de la recámara con el objeto de obturarla herméticamente,

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