Bay of anger in morocco

Bay of Tanger in Morocco—Delacroix

Bay of Tanger in Morocco, un cuadro pintado por Delacroix, nos lleva a Tánger, una de la ciudades más importantes y emblemáticas de Marruecos. Y también a un paisaje idílico. Es una obra un poco abstracta, ya que el paisaje en si no está definido y detallado al cien por cien. Todos los elementos son abstractos y no muy precisos pero la magia de esta obra nos permite diferenciar cada parte.

Podemos observar el cuadro des de una perspectiva arriba de un gran monte porque vemos todo el paisaje des de una posición alta.

Debajo del lienzo observamos el pie del monte, con un tono de acuarela amarillento. El monte está repleto de arbustos y algún pequeño árbol de diferentes tonalidades de verdes, pero con un fino borde negro que define la forma irregular de estos. Sobre todos estos elementos, hay un arbusto central hacia la derecha que destaca entre todos, es de color verde oscuro casi gris y más grande que los otros.

Ya en el llano, vemos muchos campos que se extiende a lo largo del cuadro. Algunos un poco verde y otros con colores más amarillos y con tanta iluminación que llegan a ser blancos como la nieve. Los capos laterales no tienen muchos cultivos y parecen enormes prados, en cambio, los prados centrales si tiene cultivos, y muy variados. La mayoría parecen cañas azúcar por su altura i el verde tradicional y línea negras irregulares que los definen. Los otros cultivos son mas imprecisos de descifrar y al ser tan abultados y sin contornos los podemos confundir con árboles de matices muy variados. Entre los prados y tierras vemos dos personas andando que diferenciamos por su forma, pero al ser tan abstractos e imprecisos parecen muñecos de vudú.

Llegando a los límites de las afueras de la gran ciudad de Tánger, contemplamos grandes pinos y diferentes árboles con colores verdes y marrones. En la parte izquierda destaca una gran casa que se pierde entre los árboles.  La casa es larga y muy blanca que nos adelanta como es y las características de la ciudad.

Cruzando estos límites ya descritos nos adentramos a Tánger que parece estar amurallada por todos los costados. Las casas y calles son pequeñas y estrechas. Todas están muy juntas y me transmiten una sensación de amabilidad y hospitalidad entre todos los vecinos. Todas las casas son iguales, aún así ves las diferentes viviendas que hay, con su color tan característico, el blanco impoluto y bello como un ángel. La gran Ciudad llena la parte izquierda del cuadro. Las elegantes casas descansan en la orilla de la bahía, en compañía de algunos árboles por el medio. Al final de la gran ciudad reposa un castillo, uniendo entre si las murallas que rodean Tánger. El castillo, también a orillas del agua se ve destacado por su gran torre principal y dos torres laterales. Aun así, la fortaleza sigue el estatus de color de toda la ciudad.

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