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Bestiarios Y Otros Relatos Sobre Animales: El León Como símbolo Y Personalidad.


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2012  •  5.872 Palabras (24 Páginas)  •  721 Visitas

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Un animal feo o aterrador - al igual que un ser humano feo o aterrador - nunca carece totalmente de algunas cualidades atractivas.

(Durrell, 1994, p. 5)

Aún antes de crearse la escritura, los animales ya eran parte de las actividades vitales e imaginativas de los hombres. En las paredes de las cavernas fueron plasmados con todo el realismo del hombre que pretendía cazarlo, alimentarse con su carne y vestirse con su piel. Primero el animal era imaginado, invocado y exorcizado. El instinto acercaba al hombre y al animal, y la magia permitía al hombre dominarlo, atrapar su instinto de supervivencia y matarlo. Durante la era cuaternaria también lo representó en los huesos y en la piedra caliza, como un fetiche o estatuilla mágica.

Con la aparición de las primeras civilizaciones se observa que pronto la figura del animal se volvió muy común en los objetos de uso ritual . Se le representó en los mangos de bastón, en las empuñaduras de cuchillos, se le pintó en las vasijas y se erigieron grandes estatuas con figuras zoomórficas. Las primeras culturas otorgaron carácter divino a ciertos animales. Eran comunes las estatuas y pinturas con motivos zoomorfos. Y, en sus relatos mitológicos, las divinidades estaban relacionadas con fieras o animales domésticos que podían tener proporciones extraordinarias, cualidades fantásticas o podían ser reveladores de un enigma o de un poder especial

Diversos objetos de uso cotidiano tomaban la forma de animales, de manera que lo que se llama arte mobiliar, era ricamente decorado con figuras zoomórficas y a su vez se convertía en objeto de decoración; mientras, objetos de uso ritual también tomaban aspecto animal, demostrando así la intrínseca relación del mundo natural y las creencias religiosas.

Los pueblos que desarrollaron sistemas calendáricos y de adivinación por medio de la observación de los astros, dieron a sus estrellas, a sus planetas, a sus constelaciones y a sus ciclos, años o períodos de tiempo, nombres de animales. Es el caso de algunas culturas pre-colombinas , como los Aztecas, se representó, en el “Calendario” de piedra, al Sol como centro, con el rostro de Tonatiuh, que a los lados tenía las manos con

garras de águila que estrujan los corazones humanos, porque el sol es concebido por los aztecas como un águila que por las mañanas, al ascender al cielo, se llama Cuauhtlehuánitl, “el águila que asciende”, y por la tarde se llama Cuauhtémoc, “el águila que cayó”,... (Caso, 1981, p. 47).

Alrededor de esta figura están los cuatro soles anteriores al actual, uno de ellos el sol de tigre. Los días son representados con signos cuya parte superior es la cabeza de un lagarto. Dos dragones encierran el círculo del calendario, son dos serpientes de fuego que rodean al sol. Los años y las lunas llevan también nombre de animal, como por ejemplo la “Luna con conejo”.

El zodíaco chino está compuesto por doce figuras, todos animales. Se trata de un calendario lunar, que, según la tradición, se remonta al año 2637 a. C. Según la leyenda, Buda llamó a todos los animales a su presencia, cuando decidió abandonar el mundo. Sólo doce de éstos se presentaron y Buda, para premiar su fidelidad, dio el nombre de cada uno de ellos, a cada año, en el orden en el que se presentaron: Rata, Buey, Tigre, Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo, Perro y Jabalí.

En el horóscopo occidental, sólo siete de los símbolos son animales: el carnero (Aries), el toro (Tauro), el cangrejo (Cáncer), el león (Leo), el escorpión (Escorpio), la cabra montés (Capricornio) y los peces (Piscis). Estos “animales estelares” fueron el producto de la imaginación de los hombres antiguos, quienes, uniendo con líneas imaginarias las estrellas, formaron figuras que les recordaron las formas de estas bestias .

En los mitos y leyendas, cuentos y relatos, fábulas y alegorías, parábolas, exiemplos y romances, aparecen como personajes, protagónicos o secundarios, animales; en otros, son incluidos como parte del ambiente natural que rodea al hombre, su modo de subsistencia y/o de enriquecimiento. En la mitología griega, los dioses del Olimpo estaban relacionados con ciertos animales, p. e. el dios Zeus tuvo por nodriza a la cabra Amaltea, la cual lo alimentó con su leche, y las abejas del Ida destilaron miel para él. Además, Zeus tenía la proteica cualidad de transformarse en el animal o cosa que deseara, especialmente para de obtener “los favores” de una mujer -diosa o mortal-. Así se transformó en cuclillo o cuco para conquistar a Hera, en toro para raptar a Europa, en águila para amar a Egina, en palomo para tener a Pita y en cisne para llegar hasta Leda. Zeus era simbolizado por el águila. Muchos monstruos y bestias pertenecían al mundo mítico de los griegos: Medusa con sus cabellos de serpientes, Escila con sus seis cuellos y seis cabezas con fauces y dientes de león, Caribdis, la Esfinge, los grifos, las harpías, las sirenas, los centauros, los sátiros, son sólo algunos de esos seres que poblaron el mundo fantástico de lo mitológico. En La Iliada, los dioses toman figuras zoomorfas o son comparados con los animales, en sus atributos más resaltantes, caso de la “ojigarza Atenea”. Entre las aventuras de Odiseo, una de las más interesantes es la que tiene con el cíclope Polifemo, pues la huida es lograda una vez que, habiendo cegado al gigante, él y sus hombres se adhieren a los vientres de los carneros a los que Polifemo deja salir a pastar, aunque los palpa uno a uno para que no se le escapen los cautivos. En algunos relatos los hombres se ven convertidos en animales, como castigo por haber retado a los dioses o haber realizado acciones malvadas, varios ejemplos podemos hallarlos en Las metamorfosis de Ovidio. Esopo creó fábulas en las que la moraleja aparecía al final, como resumen de lo que, con las acciones de los animales, que siempre representaban algún error o defecto humano, quería decir el autor. No sólo los fabulistas de la antigüedad se fijaron en los animales para simbolizar a los hombres y sus defectos, poetas de la llamada Comedia Antigua, como Aristófanes con “Las aves” y “Las ranas”, Eúpolis con “Las cabras” y Crates con “Los animales”, presentan la misma intencionalidad. Aún en nuestros días el animal puede representar esa caricatura, esa crítica, que del hombre, o de la sociedad, quiere hacer el autor. El rinoceronte de Ionesco o Las moscas de Jean Paul Sartre pueden ser algunos modelos.

Con estos ejemplos se ha intentado establecer la presencia de lo animal, de la bestia, en aspectos tan separados de la vida del hombre como lo son su actividad cotidiana, su religiosidad y hasta su personalidad. La intención, en esta oportunidad, es investigar acerca de uno de estos animales, perteneciente

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