Biodegradable
Enviado por naysa • 2 de Octubre de 2012 • 2.239 Palabras (9 Páginas) • 627 Visitas
En México se consumen diariamente alrededor de 20 millones bolsas hechas de plástico, 99% de las cuales terminarán, en el mejor de los casos, en algún basurero del país, pero con mayor frecuencia en barrancas, ríos y mares, rodando de un lado para el otro durante cientos y cientos de años.
Si bien el plástico es un invento que ha diversificado en un gran número de aplicaciones para el hombre reconociéndosele como un material de gran utilidad, precisamente una de las propiedades que en su momento llegó a ser una de sus principales virtudes, su larga vida, a la postre ha supuesto un impacto terrible en el medio ambiente.
Uno se los representantes más traicioneros de esta “plaga plástica” han sido las bolsas de plástico, que debido a las ventajas que proveían en términos de contención, almacenaje y transporte, han alcanzado todos los rincones del planeta en grandes cantidades: "La bolsa [de plástico] tiene un impacto mayor dentro del conjunto de envases porque su costo es ínfimo y el daño que produce es máximo" (Néstor Campal, director de Desarrollo Ambiental de la Intendencia Municipal de Montevideo).
Y el problema tiende a empeorar cada vez más, en términos de:
a) Magnitud: Las bolsas de plástico que no se reciclan o vuelven a usarse acaban en los vertederos o ensuciando la tierra y el mar, y ya que el plástico no se descompone, la cantidad de plástico en el medio ambiente crece cada año.
b) Amplitud:
¡Están en todos lados! y por desgracia esto no fue del todo intencional; las bolsas de plástico, al pesar poco y ser resistentes a la humedad, flotan fácilmente en el aire y el agua, pudiendo recorrer largas distancias.
Hoy sabemos que hemos de pagar un alto precio por disfrutar la comodidad que las bolsas de plástico nos brindan: con la cantidad de petróleo necesaria para fabricar una bolsa de plástico, un coche podría recorrer 115 metros. Pero aún más elevado es el costo ambiental que pagamos después de usarlas; el plástico mata cada año cerca de 1 millón de aves marinas, 100,000 mamíferos marinos e innumerables peces.
En la remota isla Midway, en el Océano Pacífico, se encontraron restos de bolsas de plástico en los esófagos del 90% de las crías de albatros.
Los animales quedan atrapados en los restos de las bolsas de plástico. Animales marinos como delfines, tortugas y ballenas ingieren las bolsas confundiéndolas con comida y se atragantan o se mueren de hambre al no poder digerirlas; y su potencial asesino va todavía más allá, cuando muere el animal, las bolsas abandonan el cadáver en descomposición para dañar a otros animales. Este problema pone en un peligro de extinción aún mayor a especies amenazadas como las tortugas, manatíes y algunas especies de foca, las cuales son particularmente susceptibles por sus hábitos alimenticios.
Pero sus estragos también han alcanzado a la cultura urbana que las concibió y desarrolló: es desagradable pero muy común ver las bolsas de plástico tiradas por las calles,
además de tener un impacto negativo también en animales domésticos y sistemas de desagüe donde se acumulan favoreciendo las inundaciones.
Es por ello que cada año gobiernos, empresas y grupos comunitarios de todo el mundo dedican tiempo y dinero a recoger plásticos que no se han reciclado o eliminado de forma responsable y a tratar de reparar el daño causado con ello al medio ambiente.
Reconocer el problema es un buen comienzo, pero no es suficiente, y ciertamente no será fácil –ni barato– darle solución. La eliminación del plástico supone un gasto considerable.
No puede solo calcinarse, al quemarse el plástico emite gases tóxicos, dioxinas y metales pesados, los cuales también son nocivos al ambiente. El reciclaje tampoco parece ser una buena opción, ya que aunque para fabricar plástico reciclado se necesita solo el 30% de la energía necesaria para fabricar plástico nuevo, el proceso es costoso y solo es adecuado en condiciones muy específicas. Los programas de reciclaje requieren altos niveles de infraestructura y mercado para los productos finales. Durante el 2003, en los Estados Unidos se generaron alrededor de 11.9 millones de toneladas de empaques de plástico (incluyendo bolsas), de las cuales solo un 8.9% fueron sometidas a reciclaje.
Entonces, hay que ir a la raíz del problema, hay que conocer al enemigo para poder combatirlo mejor. Las bolsas de plástico están hechas de etileno, producto derivado del gas y del petróleo, y se les fabrica principalmente a partir de dos tipos de etileno:
1. Polietileno
de alta densidad (HDPE). Este material produce las bolsas delgadas que normalmente se utilizan. Este tipo de plástico puede reciclarse y es por lo tanto preferible al LDPE.
2. Polietileno de baja densidad (LDPE). Este material produce las bolsas gruesas que normalmente no pueden reciclarse.
Es por ello que en la lucha frontal en contra de estos contaminantes persistentes y que se multiplican a una gran velocidad, los plásticos biodegradables pueden ser una solución. Pueden degradarse o descomponerse en los materiales que los componen con la ayuda de luz y calor, transformándose en pedazos de plástico de menor tamaño, hasta llegar a partículas tan pequeñas que pueden ser aprovechadas por microorganismos y reincorporadas así a un ciclo natural
De acuerdo a los Sociedad Americana de Pruebas y Materiales (ASTM, por sus siglas en inglés), un plástico es biodegradable “si se degrada por acción natural de microorganismos como bacterias, hongos y algas”.
Sin embargo, es importante señalar que existe una diferencia entre plástico biodegradable y “compostable” (que puede ser utilizado en la elaboración de composta), todos los plásticos compostables son biodegradables, pero no a la inversa. Un plástico “compostable” es un plástico que sufre degradación por procesos biológicos durante el composteo junto con dióxido de carbono, agua, algunos compuestos inorgánicos y biomasa, a una tasa consistente con otros materiales compostables conocidos, sin dejar residuos tóxicos visibles. Es importante señalar que la biodegradación
de los plásticos depende tanto del ambiente en el que están depositados, y de las propiedades químicas del polímero.
¿Y por que es una solución al problema de las bolsas de plástico?, porque si comenzamos a elaborar las bolsas con materiales biodegradables y, más aún, que pueden incorporarse a un proceso de composteo, estaremos eliminando el problema de su persistencia a lo largo del tiempo, y su multiplicación desmedida, evitando también que terminen
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