Biografia De Horacio Quiroga
rubenbayona17 de Enero de 2013
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Resumen biográfico de Horacio Quiroga
(Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937) Narrador uruguayo radicado en Argentina, considerado uno de los mayores cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos. Su obra se sitúa entre la declinación del modernismo y la emergencia de las vanguardias.
Las tragedias marcaron la vida del escritor: su padre murió en un accidente de caza, y su padrastro y posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando.
Horacio Quiroga
Estudió en Montevideo y pronto comenzó a interesarse por la literatura. Inspirado en su primera novia escribió Una estación de amor (1898), fundó en su ciudad natal la Revista de Salto (1899), marchó a Europa y resumió sus recuerdos de esta experiencia en Diario de viaje a París (1900). A su regreso fundó el Consistorio del Gay Saber, que pese a su corta existencia presidió la vida literaria de Montevideo y las polémicas con el grupo de J. Herrera y Reissig.
Ya instalado en Buenos Aires publicó Los arrecifes de coral, poemas, cuentos y prosa lírica (1901), seguidos de los relatos de El crimen del otro (1904), la novela breve Los perseguidos (1905), producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta la frontera con Brasil, y la más extensa Historia de un amor turbio (1908). En 1909 se radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde se desempeñó como juez de paz en San Ignacio, localidad famosa por sus ruinas de las reducciones jesuíticas, a la par que cultivaba yerba mate y naranjas.
Nuevamente en Buenos Aires trabajó en el consulado de Uruguay y dio a la prensa Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), los relatos para niños Cuentos de la selva (1918), El salvaje, la obra teatral Las sacrificadas (ambos de 1920), Anaconda (1921), El desierto (1924), La gallina degollada y otros cuentos (1925) y quizá su mejor libro de relatos, Los desterrados (1926). Colaboró en diferentes medios: Caras y Caretas, Fray Mocho, La Novela Semanal y La Nación, entre otros.
En 1927 contrajo segundas nupcias con una joven amiga de su hija Eglé, con quien tuvo una niña. Dos años después publicó la novela Pasado amor, sin mucho éxito. Sintiendo el rechazo de las nuevas generaciones literarias, regresó a Misiones para dedicarse a la floricultura. En 1935 publicó su último libro de cuentos, Más allá. Hospitalizado en Buenos Aires, se le descubrió un cáncer gástrico, enfermedad que parece haber sido la causa que lo impulsó al suicidio, ya que puso fin a sus días ingiriendo cianuro.
Quiroga sintetizó las técnicas de su oficio en el Decálogo del perfecto cuentista, estableciendo pautas relativas a la estructura, la tensión narrativa, la consumación de la historia y el impacto del final. Incursionó asimismo en el relato fantástico. Sus publicaciones póstumas incluyen Cartas inéditas de H. Quiroga (1959, dos tomos) y Obras inéditas y desconocidas (ocho volúmenes, 1967-1969).
Influido por Edgar Allan Poe, RudyardKipling y Guy de Maupassant, Horacio Quiroga destiló una notoria precisión de estilo, que le permitió narrar magistralmente la violencia y el horror que se esconden detrás de la aparente apacibilidad de la naturaleza. Muchos de sus relatos tienen por escenario la selva de Misiones, en el norte argentino, lugar donde Quiroga residió largos años y del que extrajo situaciones y personajes para sus narraciones. Sus personajes suelen ser víctimas propiciatorias de la hostilidad y la desmesura de un mundo bárbaro e irracional, que se manifiesta en inundaciones, lluvias torrenciales y la presencia de animales feroces.
Quiroga manejó con destreza las leyes internas de la narración y se abocó con ahínco a la búsqueda de un lenguaje que lograra transmitir con veracidad aquello que deseaba narrar; ello lo alejó paulatinamente de los presupuestos de la escuela modernista, a la que había adherido en un principio. Fuera de sus cuentos ambientados en el espacio selvático misionero, abordó los relatos de temática parapsicológica o paranormal, al estilo de lo que hoy conocemos como literatura de anticipación.
Importancia de Horacio dentro de las cuentisti hispano americana
LUNES, 24 DE AGOSTO DE 2009
La importancia del cuento hispanoamericano. Horacio Quiroga
La importancia del cuento hispanoamericano y uno de sus exponentes mas importantes Horacio Quiroga.
Durante muchos años se ha querido ver el cuento como un complemento de la novela cuando en realidad son dos generos con sus respectivas características propias. Con el paso del tiempo, la fábula autotóna pasó de, un complejo proceso de mestizaje cultural a los moldes más refinados de la narrativa española europea. Hermosos ejemplares de esas simbiosis se dan en Los comentarios reales, del Inca Garcilaso de la Vega.
Un breve recuento de la cuentística en Hispanoamérica, revela de inmediato su impresionante desarrollo en todo el continente.
En su raíz, la tradicción narrativa hispanoamericana se remonta a las culturas precolombinas. El gusto por la narrativa surge desde muy temprano y la fusión de todo ese material legendario ha producido una gama inagoble de modalidades narrativas, que se convirtieron, en sustrato importante de la literatura Hispanoaméricana de este siglo.
En Hispanoamerica como en otras partes del mundo el cuento literario es una creación del románticismo. Sabemos que en forma embrionaria existió durante muchos siglos a manera de narración interpolada en textos clásicos.
En los comienzos del siglo XIX el cuento se encuentra supeditado a la literatura costumbrista. El cuento decimonónico en general y aún entre españoles se reciente de ese exagerado gusto por el detalle ambiental.
En Hispanoamérica, desgraciadamente más de un escritor regionalista de éste siglo concibió la elaboración del paisaje y escenas locales como meta principal en la creación narrativa.
A pesar de los excesos coloristas, el cuento hispanoamericano de principios de siglo fue encontrado en la ficción de Poe, Maupassant y otros modelos que prescribían como nunca antes, los límites y posibilidades del género.
Resulta claro que hacia fines del siglo XIX, comienza a definirse el cuento en Hispanoamérica, pero también es importante reconocer que por aquellos años surgieron corrientes literarias que impulsaron notablemente el desarrollo del cuento.
Es muy notable que el modernismo, en la prosa prefirió la narración breve, sin pretenderlo quizas impuso el relato por las economías del lenguaje. En general los cuentos del mexicano Manuel GutierrezNajera y de Rubén Darío entre otros son ejemplos de esa ficción en que la palabra ha sido trabajada desde una actividad intensamente selectiva.
Paralelamente al modernismo se cultiva el relato de caris naturalista.
La documentacion objetiva de injusticias, miserias y experiencias grotescas es lo que modula en el cuento.
El acontecimiento más notable del cuento hispanoamericano es el que reproduce la revolución mexicana del 1910; hecho de importancia capital en el mundo americano. De aquel proceso de transformación surge una literatura de gran interés en la que el cuento ocupa un lugar importante.
Mariano Azuela, Gerardo Murillo son escritores que se destacan de este periodo. El cuento es casi en ellos un bosquejo de insidentes o un mero reportaje de sucesos revolucionarios. Produjeron una narrativa en lo que prevalece la creación de lo imaginario. El cuento se inspira en el hecho colectivo de la revolución.
En un esquema que presenta Enrique Pupo Walker sobre el genero, señala que el periodo entre 1880 y 1940, el cuento evolucionó guiado por tres fuerzas propursoras muy disimiles entre si .
Influyó la pasión formalista del modernismo y la escritura visceral y escuela naturalista y algo más tarde con la narrativa de la Revolución Méxicana.
La cuentistica del realismo criollo fue abundante desde el principio de siglo pero es dificil precisar los rasgos en esta narrativa ya que aparece viciado por una estrecha perspectiva regionalista, que distrae con los problemas sociales particulares de la región o con la mas cruda protesta social.
A partir de los años cuarenta el cuento explora posibilidades diversas y decae el regionalismo criollista. Podría hablarse ya del relato fantástico, del realismo mágico, del cuento psicológico y demás.
En los años de la postguerra el cuento se vera dominado por la obra de grandes creadores . En la década comprendida entre 1949 y 1954 aparecen: Borges, con su libro Ficciones; Cortazar con su Bestiarios; Rulfo con el Llano en llamas entre otros.
Muchos criticos están de acuerdo con lo que señala Pupo Walker sobre ésta división del cuento.
Horacio Quiroga fue el primer gran cuentista hispanoamericano. Con el paso de los años desarrolla una prosa sobria que expresa exactamente su estoica visión de las relaciones que mantiene en sus cuentos con el hombre y la naturaleza. Quiroga empezó su obra como modernista .
Jean Franco señala que el realismo de Quiroga está muy próximo al de Azuela y al de Gálvez en el hecho que construye con cuidado una cadena de causa y efecto que termina para el protagonista en un desastre. Pero donde se aparta de Azuela y los demás es en la importancia que le otorga al azar o al accidente en la vida humana
La crítica esta de acuerdo y entre ellos Jean Franco, Anderson Imbert y Bellini entre otros, en que los cuentos de Quiroga denotan un realismo extremo en el que el autor presenta un minusioso análisis psicológico y este radica por lo general en un análisis de la conducta humana,
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