Blanca Nieves
Enviado por Genchi2015 • 13 de Mayo de 2015 • 2.838 Palabras (12 Páginas) • 178 Visitas
B L A N C A N I E V E S
J A C O B Y W I L H E M
G R I M M
B L A N C A N I E V E S
3
Jacob y Wilhelm Grimm *
Blancanieves
Había una vez, en pleno invierno, una reina que
se dedicaba a la costura sentada cerca de una ventana
con marco de ébano negro. Los copos de nieve
caían del cielo como plumones. Mirando nevar se
pinchó un dedo con su aguja y tres gotas de sangre
cayeron en la nieve. Como el efecto que hacía el rojo
sobre la blanca nieve era tan bello, la reina se dijo.
-¡Ojalá tuviera una niña tan blanca como la nieve,
tan roja como la sangre y tan negra como la madera
de ébano!
* Jacob Grimm nace en Hanau en 1786. Bibliotecario en Cassel y luego bibliotecario
y docente en Gotinga, ingresa en la Academia de Ciencias de Berlín en 1841.
Discípulo de Savigny, es el fundador de los estudios germánicos y el representante
más caracterizado de la aplicación del método histórico a los estudias literarios.
Realiza una paciente y documentada tarea de recopilación de la mitología y el
folklore de su pueblo y rastrea la poesía germánica primitiva. Publica, en colaboración
con su hermano Wilheim, una gramática histórica de la lengua alemana y
los Kinder un Hausmärchen y es autor de una Geschichte der deutschen Sprache.
Al morir, en 1863, trabajaba en un monumental vocabulario alemán.
Wilhelm Grimm nace en 1786 en Hanau y colabora en todo con su hermano
Jacob, acompañándolo en sus tareas de bibliotecario, de docente y de investigador,
e ingresando junto con él en la Academia de Ciencias de Berlín. Es el
responsable de la recopilación de la mayor parte de los cuentos infantiles y de una
serie de documentos sobre mitos y leyendas heroicas de la antigua Alemania,
además da autor de varios estudios de filología. Muere en Berl
J A C O B Y W I L H E M G R I M M
4
Poco después tuvo una niñita que era tan blanca
como la nieve, tan encarnada como la sangre y cuyos
cabellos eran tan negros como el ébano.
Por todo eso fue llamada Blancanieves. Y al nacer
la niña, la reina murió.
Un año más tarde el rey tomó otra esposa. Era
una mujer bella pero orgullosa y arrogante, y no podía
soportar que nadie la superara en belleza. Tenía
un espejo maravilloso y cuando se ponía frente a él,
mirándose le preguntaba:
¡Espejito, espejito de mi habitación!
¿Quién es la más hermosa de esta región?
Entonces el espejo respondía:
La Reina es la más hermosa de esta región.
Ella quedaba satisfecha pues sabía que su espejo
siempre decía la verdad.
Pero Blancanieves crecía y embellecía cada vez
más; cuando alcanzó los siete años era tan bella como
la clara luz del día y aún más linda que la reina.
Ocurrió que un día cuando le preguntó al espejo:
B L A N C A N I E V E S
5
¡Espejito, espejito de mi habitación!
¿Quién es la más hermosa de esta región?
el espejo respondió:
La Reina es la hermosa de este lugar,
pero la linda Blancanieves lo es mucho más.
Entonces la reina tuvo miedo y se puso amarilla
y verde de envidia. A partir de ese momento, cuando
veía a Blancanieves el corazón le daba un vuelco en
el pecho, tal era el odio que sentía por la niña. Y su
envidia y su orgullo crecían cada día más, como una
mala hierba, de tal modo que no encontraba reposo,
ni de día ni de noche.
Entonces hizo llamar a un cazador y le dijo:
-Lleva esa niña al bosque; no quiero que aparezca
más ante mis ojos. La matarás y me traerás sus
pulmones y su hígado como prueba.
El cazador obedeció y se la llevó, pero cuando
quiso atravesar el corazón de Blancanieves, la niña
se puso a llorar y exclamó:
-¡Mi buen cazador, no me mates!; correré hacia
el bosque espeso y no volveré nunca más.
J A C O B Y W I L H E M G R I M M
6
Como era tan linda el cazador tuvo piedad y dijo:
-¡Corre, pues, mi pobre niña!
Pensaba, sin embargo, que las fieras pronto la
devorarían. No obstante, no tener que matarla fue
para él como si le quitaran un peso del corazón. Un
cerdito venía saltando; el cazador lo mató, extrajo
sus pulmones y su hígado y los llevó a la reina como
prueba de que había cumplido su misión. El cocinero
los cocinó con sal y la mala mujer los comió creyendo
comer los pulmones y el hígado de
Blancanieves.
Por su parte, la pobre niña se encontraba en
medio de los grandes bosques, abandonada por todos
y con tal miedo que todas las hojas de los árboles
la asustaban. No tenía idea de cómo arreglárselas
y entonces corrió y corrió sobre guijarros filosos y a
través de las zarzas. Los animales salvajes se cruzaban
con ella pero no le hacían ningún daño. Corrió
hasta la caída de la tarde; entonces vio una casita a la
que entró para descansar. En la cabañita todo era
pequeño, pero tan lindo y limpio como se pueda
imaginar. Había una mesita pequeña con un mantel
blanco y sobre él siete platitos, cada uno con su pequeña
cuchara, más siete cuchillos, siete tenedores y
B L A N C A N I E V E S
7
siete vasos, todos pequeños. A lo largo de la pared
estaban dispuestas, una junto a la otra, siete camitas
cubiertas con sábanas blancas como la nieve. Como
tenía mucha hambre y mucha sed, Blancanieves comió
trozos de legumbres y de pan de cada platito y
bebió una gota de vino de cada vasito. Luego se sintió
muy cansada y se quiso acostar en una de las camas.
Pero ninguna era de su medida; una era
demasiado larga, otra un poco corta, hasta que finalmente
la séptima le vino bien. Se acostó, se encomendó
a Dios y se durmió.
Cuando cayó la noche volvieron los dueños de
casa; eran siete enanos que excavaban y extraían
metal en las montañas. Encendieron sus siete farolitos
y vieron que alguien había venido, pues las cosas
no estaban en el orden en que las habían dejado.
El primero dijo:
-¿Quién se sentó en mi sillita?
El segundo:
-¿Quién comió en mi platito?
El tercero:
-¿Quién comió de mi pan?
...