Blue

Alejandra Chisco

La llegada de Nio.

Desde el año 2013 tuve una época poco feliz en mi vida. Los últimos años en el colegio no fueron los mejores. Las clases no me gustaban, mi relación con los profesores no era la mejor y sentía que en mi hogar no comprendían la carga académica que tenía.
Como típica adolecente pensaba, erróneamente, que todo estaba en mi contra, pues las cosas no dejaban de salirme mal.

Pasaba el tiempo y mi actitud iba alejando a mis amigas, pero claro, nunca llegué a culparme a mí. Esta situación hacía que me sintiera cada vez más sola. Aunque no puedo negarlo, siempre hubo una persona ahí: mi mejor amigo. Por alguna razón, él nunca se cansó de mi actitud, por el contrarío, siempre buscaba la forma de alegrarme.
En marzo del 2014, un domingo cualquiera, escuché el timbre de mi casa. Cuando abrí la puerta, vi a mi amigo con una caja en sus manos, era grande y llena de pequeños huecos. De repente, él sacó de la caja un pequeño gatito al que llamé Nio. Desde que él llegó, mi actitud frente a la vida cambió completamente y pude darme cuenta de que las cosas que me sucedían eran resultado de mi actitud. Puede sonar absurdo que un gato cambie la vida de alguien, pero puedo asegurar que sucedió conmigo. Con Nio haciéndome los días más felices; mi pensamiento ahora era muy positivo, mis amigas volvieron y la situación escolar y familiar mejoró.

Ya han pasado dos años desde que Nio llegó y sigo pensando sin dudar, que ese ha sido el suceso más feliz de mi vida.

...