Burocratismo
Enviado por rubencho0404 • 20 de Julio de 2013 • 2.067 Palabras (9 Páginas) • 387 Visitas
ERNESTO “CHE” GUEVARA, “CONTRA EL BUROCRATISMO”
Publicado por primera vez en el No. 18 de Cuba Socialista (feb. 1963)
Nuestra Revolución fue, en esencia, el producto de un movimiento guerrillero que inició la
lucha armada contra la tiranía y la cristalizó en la toma del poder. Los primeros pasos como
Estado Revolucionario, así como toda la primitiva época de nuestra gestión en el gobierno,
estaban fuertemente teñidos de los elementos fundamentales de la táctica guerrillera como forma
de administración estatal. El "guerrillerismo" repetía la experiencia de la lucha armada de las
sierras y los campos de Cuba en las distintas organizaciones administrativas y de masas, y se
traducía en que solamente las grandes consignas revolucionarias eran seguidas (y muchas veces
interpretadas en distintas maneras) por los organismos de la administración y de la sociedad en
general. La forma de resolver los problemas concretos estaba sujeta al libre arbitrio de cada uno
de los dirigentes.
Por ocupar todo el complejo aparato de la sociedad, los campos de acción de las "guerrillas
administrativas" chocaban entre sí, produciéndose continuos roces, órdenes y contraórdenes,
distintas interpretaciones de las leyes, que llegaban, en algunos casos, a la réplica contra las
mismas por parte de organismos que establecían sus propios dictados en forma de decretos,
haciendo caso omiso del aparato central de dirección. Después de un año de dolorosas
experiencias llegamos a la conclusión de que era imprescindible modificar totalmente nuestro
estilo de trabajo y volver a organizar el aparato estatal de un modo racional, utilizando las técnicas
de la planificación conocidas en los hermanos países socialistas.
Como contra medida, se empezaron a organizar los fuertes aparatos burocráticos que
caracterizan esta primera época de construcción de nuestro Estado socialista, pero el bandazo fue
demasiado grande y toda una serie de organismos, entre los que se incluye el Ministerio de
Industrias, iniciaron una política de centralización operativa, frenando exageradamente la iniciativa
de los administradores. Este concepto centralizador se explica por la escasez de cuadros medios
y el espíritu anárquico anterior, lo que obligaba a un celo enorme en las exigencias de
cumplimiento de las directivas. Paralelamente, la falta de aparatos de control adecuados hacía
difícil la correcta localización a tiempo de las fallas administrativas, lo que amparaba el uso de la
"libreta". De esta manera, los cuadros más conscientes y los más tímidos frenaban sus impulsos
para atemperarlos a la marcha del lento engranaje de la administración, mientras otros
campeaban todavía por sus respetos, sin sentirse obligados a acatar autoridad alguna, obligando
a nuevas medidas de control que paralizaran su actividad. Así comienza a padecer nuestra
Revolución el mal llamado burocratismo.
El burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente
obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su
cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran
número de aprovechados que constituían la "corte" del político de turno. En una sociedad
capitalista, donde todo el aparato del Estado está puesto al servicio de la burguesía, su
importancia como órgano dirigente es muy pequeña y lo fundamental resulta hacerlo lo
suficientemente permeable como para permitir el tránsito de los aprovechados y lo suficientemente
hermético como para apresar en sus mallas al pueblo.
Dado el peso de los "pecados originales" yacentes en los antiguos aparatos administrativos
y las situaciones creadas con posterioridad al triunfo de la Revolución, el mal del burocratismo
comenzó a desarrollarse con fuerza. Si fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual,
agregaríamos a causas viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales.
Una de ellas es la falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta de interés del individuo
por rendir su servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de
conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal.
Se puede establecer una relación directa y obvia entre la falta de motor interno y la falta de
interés por resolver los problemas. En este caso, ya sea que esta falla del motor ideológico se
produzca por una carencia absoluta de convicción o por cierta dosis de desesperación frente a
problemas repetidos que no se pueden resolver, el individuo, o grupo de individuos, se refugian en
el burocratismo, llenan papeles, salvan su responsabilidad y establecen la defensa escrita para
seguir vegetando o para defenderse de la irresponsabilidad de otros.
Otra causa es la falta de organización. Al pretender destruir el "guerrillerismo" sin tener la
suficiente experiencia administrativa, se producen disloques, cuellos de botellas, que frenan
innecesariamente el flujo de las informaciones de las bases y de las instrucciones u órdenes
emanadas de los aparatos centrales. A veces éstas, o aquellas, toman rumbos extraviados y,
otras, se traducen en indicaciones mal vertidas, disparatadas, que contribuyen más a la distorsión.
La falta de organización tiene como característica fundamental la falla en los métodos para
encarar una situación dada. Ejemplos podemos ver en los Ministerios, cuando se quiere resolver
problemas a otros niveles que el adecuado o cuando éstos se tratan por vías falsas y se pierden
en el laberinto de los papeles. El burocratismo es la cadena del tipo de funcionario que quiere
resolver de cualquier manera sus problemas, chocando una y otra vez contra el orden establecido,
sin dar con la solución. Es frecuente observar cómo la única salida encontrada por un buen
número de funcionarios es el solicitar más personal para realizar una tarea cuya fácil solución sólo
exige un poco de lógica, creando nuevas causas para el papeleo innecesario.
No debemos nunca olvidar, para hacer una sana autocrítica, que la dirección económica de
la Revolución es la responsable de la mayoría de los males burocráticos: los aparatos estatales no
se desarrollaron mediante un plan único y con sus relaciones
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