CATEDRA ADMINISTRACION DE EMPRESAS.

[pic 1]                                         UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR                                                      FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS                         ESCUELA DE ADMINISTRACION DE EMPRESAS.

Alumno: Gerardo Aníbal Palacios Miguel        Carnet. PM13012                GT 04 

Catedrático: Esaú Artiga Mejía.

El documental ``Comprar tirar comprar´´ trata de la historia secreta de la obsolescencia programada, desarrollado por empresarios, ingenieros, economistas e investigadores, que aportan ideas y salidas a este sistema despilfarrador, que genera un exceso de residuos y por ende daños ambientales incalculable, la obsolescencia programada fue adoptada como ley desde el año 1929, cuando las empresas se dieron cuenta que fabricando productos de larga duración les hacían disminuir sus ventas, el primer producto en sufrir la obsolescencia programada fue la bombilla que tenía una vida útil de muchos años pero  su se redujo solo a mil horas, el cartel  Phoebus durante esos años sancionaba e imponía multas a empresas que fabricaban bombillas con una duración superior a la estándar de las mil horas. En la misma década de los años 20 Henry Ford diseño un auto llamado el Ford T, el cual era un diseño duradero pero poco atractivo para la sociedad de consumo entonces el presidente de General Motors, Sloan diseño un auto más atractivo pero con el concepto de obsolescencia programada, ya que estaban diseñados para ser cambiados cada tres años, el marketing tomaba lugar y creaba la necesidad de adquirir estos autos. Fue hasta el años 1933 donde el concepto de obsolescencia programada se vio por escrito por  Bernard London que trataba de encontrar un equilibrio entre capital y trabajo, ya que la sociedad ya no hacia filas para comprar sino para pedir trabajo, entonces London proponía la obsolescencia programa para que las personas tuvieran trabajo y siempre consumieran y así siguieron surgiendo productos como las medias que con un material como el nailon eran muy duraderas, pero que también su vida útil fue reducida ya que la empresa Dupont fabricante de estas en esos años ya no vendía este producto por la duración que tenían,  los ingenieros y diseñadores de todos estos productos no estaban de acuerdo con las políticas que adoptaban las empresas de fabricar productos inferiores, pero la ética queda fuera cuando lo único que se busca son compras de una sociedad consumista. The Waste Markers lanzado en 1960 fue el primer análisis académico acerca de la obsolescencia programada que criticaba la sociedad de consumo, en los años 50 la economía comunista refutaba la idea de la obsolescencia programada ya que sostenía que productos como la nevera y lavadoras debían durar por lo menos 25 años, se diseño una nueva bombilla duradera pero la empresa diseñadora luego de la caída del muro de Berlín dejo de producirlas y no llego a su comercialización. Después del cartel de Phoebus  la obsolescencia programada llego nuevamente a los tribunales luego que una abogada  Elizabeth Pritzker demandara a Apple por la vida útil de la batería de sus Ipod, que con el apoyo de la internet este caso se hizo viral y muchos afectados la apoyaron. Uno de los países más afectados por la obsolescencia programada es Ghana, Mike Anane, activista medioambiental habla de lo que las empresas hacen para dejar sus productos electrónicos obsoletos en este país del tercer mundo lo cual afecta a la sociedad de este país por el daño ambiental que causa, pero que por ser un país pobre a la mayoría de estos aparatos le encuentran un uso o los reparan. Y finalmente un caso que se ve en todo el documental es el del técnico informático, Marcos, que descubre que su impresora deja de funcionar debido a que los ingenieros colocan un chip que marca la vida útil de una impresora, este se esfuerza por diferentes medios para repararla y no ser una víctima más de la obsolescencia programada, descarga un software en la internet que sorprendemente le permite reparar su aparato  y deja de ser parte de la sociedad de consumo y deja de ser una víctima más de la obsolescencia programada. La propia obsolescencia podría quedar obsoleta si los métodos de producción se rediseñan para comenzar a diseñar productos más duraderos.

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