CIPE2017

UNA. Formación Docente

Seminario CIPE, Marzo 2017, comisión 13, Prof. Rita Parissi

Pablo Goitisolo

TP 1. Vincular elementos autobigráficos con textos provistos.

        “El problema para tercerizar dibujos animados en los países asiáticos es que no tienen formación plástica en la escuela”.

Ese fue el comentario de un productor canadiense en una reunión de trabajo hace unos años. Resonó y sigue resonando en mi cabeza.

¿Cómo imaginar a esos niños dentro de un sistema que excluye todo saber “no práctico” de su currícula?

La descripción de Ros sobre el lugar tradicional del arte en la educación (en un modelo positivista pre-moderno), y de su transformación paulatina en un espacio a veces amorfo (de relax, expresión libre o descompresión) resuena en casi cualquier experiencia personal, como alumno y como docente.

¿Qué somos, entonces, los docentes de arte? ¿Qué se entiende por educación artística? ¿Algo como un paréntesis en la curricula, donde se puede depositar al niño durante dos horas cátedra? La respuesta es no, pero entonces qué somos, qué enseñamos; y cómo.

Mi experiencia personal en la primera educación fue en un colegio católico, del 80 al 88. La descripción de Tenti Manfani, del lugar de los agentes escolares como poseedores de un conocimiento canónico, irrefutable y dogmático fue la regla en mi caso. El rol de las clases de arte siempre fue funcional a una ultraconservadora idea de sociedad-iglesia. Las clases de música se usaban para aprender el cancionero patrio y el religioso. En las clases de plástica (calculo que a falta de una idea mejor, dentro de ese paradigma) se repetía  el imaginario iconográfico de un recorte de la historia argentina y de la tradición judeo-cristiana. Las clases de arte obedecían a una serie de efemérides, sin más evolución que el soporte en el que se plasmaban: del crayón al lápiz, del lápiz a la témpera, de la témpera al marcador; de tan sólo ser parte de un coro a la selección de los más aptos para las primeras voces o la ejecución de un instrumento de acompañamiento. Un círculo estanco donde, según la edad, herramientas impuestas casi sin un ningún intento de educación real (el aluno tenía el deber –los deberes para el hogar- de memorizar mecánicamente una melodía en la flauta o a pintar con témperas, tanto como repetir modelos de caligrafía, las tablas de multiplicar o la lista de provincias argentinas y sus capitales).

Ese tipo de educación, los tres textos coinciden, se ha visto en jaque, ha sido objeto de crítica, de propuesta de soluciones, de cambios en las currículas, de una apremiante permeabilización con una realdad (familiar, cultural, social, multimedial, de identidad de género, de desigualdad económica) que nos llevan al hoy.

Entonces, sólo enfocándose en una descripción del rol principal del docente de arte podemos considerar que este es:

• Cultivar una mirada crítica de las instituciones que nos permita interactuar despojándose de cargas, valores y roles históricos y perseguir un punto de apoyo que se encuentra constantemente en movimiento desde el cuál erigirse como agente educativo. (Perspectivismo)
• Considerar al arte como una herramienta de construcción de conocimientos, de herramientas intelectuales que trascienden el ámbito de las artes formales, ser facilitadores del proceso de creación y acumulación de saberes, en un sentido total, en el sujeto. (Constructivismo)
• Evitar tanto la imposición de conceptos repetitivos como fomentar el uso de los modos del arte como herramienta tanto de socialización como de creación en un sentido lo mas amplio posible del término. Ej. un enfoque artístico a un problema técnico puede resultar en una solución a la que no se llegaría de otro modo. (Instrumentalismo)
• Generar, a través de la enseñanza de las artes, un espacio de exteriorización. De creación en un sentido amplio de la palabra. No sólo de creatividad ni de ejecución, si no de materialización de [saberes, situaciones, condiciones, sensaciones] y de dialogo con los otros a partir de la misma. (Externalización)
• Utilizar a las artes como manera de expandir la percepción del mundo, enriquecer la experiencia de vida de los individuos, aportar herramientas de expresión, intercomunicación, comprensión de la subjetividad ajena.
• Acompañar y facilitar la construcción del yo del sujeto. Enseñar  los métodos y herramientas del arte como tales y en un sentido mucho mas amplio. Fomentar la capacidad narrativa del individuo, aportando herramientas para la construcción de su propio relato autobiográfico y su cosmovisión (Identidad, Autoestima y Postulado Narrativo)

La figura del docente de artes trasciende y se desprende de las expectativas históricas, éste debe ser un facilitador e interventor en el proceso de desarrollo del alumno, no en búsqueda de un talento artístico, no cediendo a presiones externas si son arcaicas o arbitrarias. Mantenerse en constante autoevaluación y ubicarse en un el nuevo rol de la escuela como espacio dialéctico entre el conjunto de saberes que institucionalmente deben ser impartidos y la realidad de una sociedad que cambia exponencialmente mas rápida que las instituciones mismas. En la búsqueda y construcción de ese qué y esos cómo (dinámicos) de la enseñanza artística espero, como docente, aprender a moverme. Espero estar a la altura de semejante desafío.

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