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COMPARACIÓN VICTOR HUGO / R. KIPLING


Enviado por   •  28 de Marzo de 2014  •  552 Palabras (3 Páginas)  •  312 Visitas

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El hombre es la más elevada de las criaturas.

La mujer es el más sublime ideal.

Dios ha creado para el hombre un trono, para la mujer un altar.

El trono exalta, el altar santifica.

El hombre es el cerebro – la mujer el corazón.

El cerebro recibe luz, el corazón recibe amor.

La luz fecundiza, el amor resucita.

El hombre es fuerte por la razón, la mujer es invencible por sus lágrimas.

La razón convence, las lágrimas tocan (ablandan) el alma.

El hombre es capaz de cualquier heroísmo, la mujer, de cualquier sacrificio.

El heroísmo ennoblece, el sacrificio convoca lo sublime.

El hombre tiene el predominio, la mujer la intuición.

El predominio significa la fuerza, la intuición representa la justicia.

El hombre es un genio, la mujer un ángel.

El genio es inconmensurable, el ángel es inefable.

La aspiración del hombre es hacia la gloria suprema, la aspiración de la mujer es hacia la perfecta virtud.

La gloria hace a todo grandioso, la virtud vuelve a todo divino.

El hombre es un código, la mujer es un evangelio.

El código corrige, el evangelio nos hace perfectos.

El hombre piensa, la mujer infiere.

Pensar significa tener un cerebro superior, inferir, sentir, significa tener la gloria en la frente.

El hombre es un océano, la mujer es un lago.

El océano tiene la perla que le adorna, el lago, la luz que lo ilumina.

El hombre es un águila en vuelo, la mujer, un ruiseñor que canta.

El volar significa dominar el espacio, el cantar significa conquistar el alma.

El hombre es un templo, la mujer un altar.

Delante del altar, descubrimos nuestras cabezas, delante del altar, nos arrodillamos.

El hombre se sitúa donde acaba la tierra, la mujer, donde comienza el cielo.

Victor Hugo

SI

Puedes conservar tu cabeza, cuando a tu rededor

todos la pierden y te cubren de reproches;

Si puedes tener fe en ti mismo, cuando duden de ti

los demás hombres y ser igualmente indulgente para su duda;

Si puedes esperar, y no sentirte cansado con la espera;

Si puedes, siendo blanco de falsedades, no caer en la mentira,

Y si eres odiado, no devolver el odio; sin que te creas,

por eso, ni demasiado bueno, ni demasiado cuerdo;

SI

Puedes soñar sin que los sueños, imperiosamente te dominen;

Si puedes pensar, sin que los pensamientos sean tu objeto único;

Si puedes encararte con el triunfo y el desastre, y tratar

de la misma manera a esos dos impostores;

Si puedes aguantar que a la verdad por ti expuesta

la veas retorcida por los pícaros,

para convertirla en lazo de los tontos,

O contemplar que las cosas a que diste tu vida se

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