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CONGRESO IBEROAMERICANO DE EDUCACION


Enviado por   •  4 de Mayo de 2013  •  1.603 Palabras (7 Páginas)  •  296 Visitas

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El papel político y pedagógico de la Educación Ambiental y la superación de la dicotomía teoría-práctica

CARLOS GALANO*

“La Tormenta”

El viento se levanta y todo se revuelve,

Él se levanta y camina a encontrarse con otros.

Algo le ha dicho que es deseo de muchos...

La tormenta nacerá del encuentro de estos dos vientos,

Llega ya su tiempo, se atiza ya el horno de la historia.

Reina ahora el viento de arriba, ya viene el viento de abajo,

Ya la tormenta viene....así será.

COMANDANCIA GENERAL DEL EZLN

Selva Lacandona. 1993.

LA TORMENTA

La tormenta que oscurece todos los horizontes tiene los celajes de la crisis ambiental. La epistemología y la información masiva revestidas con los ajuares enhebrados por meteorólogos ocasionales andan rumiando con mucha insistencia sobre las dificultades que atraviesa la humanidad contemporánea.

Constelaciones reflexivas de argumentos, circulando por la vereda del mecanicismo, no pueden dar cuenta de los profundos desequilibrios que estallan por todas las dimensiones de la realidad. Etiquetas vacuas solamente pueden narrar el suicidio de lo conocido. pos industrialismo, pos estructuralismo, pos fordismo, modernidad inconclusa, pos humanismo, etcétera. Literatura de toda especie ahonda sobre los fenómenos del desencanto y la pérdida de referencias, así como del vacío de sentidos de una época condenada a ser presente perpetuo.

También, y no es menos cierto, es frecuente escuchar en la panoplia de los mass media, a políticos e intelectuales adscriptos al triunfo inexorable de lo mismo, exaltar los valores de la civilización del consumo y del individualismo posesivo, cual unicato religioso universal, en el mismo movimiento cultural donde se desvanecen las significaciones del sujeto libre y autónomo.

Con frecuencia suelen leerse infinidad de trabajos sobre los conflictos dificultosos desplegados en todos los frentes de la sociedad, la política y la economía. Asistimos cotidianamente al rito de la información periodística, ya en su época preocupante para Hegel, dando cuenta de las tensiones sociopolíticas nacionales e internacionales y de ciertas efervescencias culturales, de modo tal que la información escrita, oral o televisiva, es codificada todas las mañanas en verdaderos partes de guerra, que narran turbulencias, enfrentamientos, muertes, violencias, invasiones, supuestas catástrofes naturales.

El concepto crisis es traído de los pelos para fundamentar los distintos impactos producidos por la ingobernabilidad creciente del mundo, sus regiones, países y ciudades. Algunos sostienen que se suceden vertiginosamente los cambios en una época opacada por el derrumbe de las referencias fundadoras. Otros, como en nuestro caso, sostenemos que asistimos a la epifanía dramática y esperanzadora de un cambio de época.

La tormenta genera inquietud y conmueve los espíritus sensibles, envilece aún más la retórica hegemónica y abre grietas inabarcables en el cómodo edificio dogmático de la racionalidad instrumental. Esta crisis global, expresa en sus múltiples manifestaciones, la crisis agónica de una etapa histórica construida de espaldas a la complejidad de la realidad física, biológica y simbólica de la realidad, reduciendo la idea de progreso y modernización a la órbita cuantitativa del mecanicismo simplificador, fraguado en las ciénagas de la racionalidad instrumental, escrita en tonos economicistas con la tinta contaminada por la eficiencia productivista, sea industrial o agraria, que en el último tramo del siglo XX, se revistió con los ropajes de burbujas comerciales y financieras. Todo ello sacralizado, con cierto mesianismo, por el aparato tecnocientífico como vector omnipotente de la sociedad de consumo. Curiosamente esto se asemeja al estallido de lo homogenizante, al canto de sirena del triunfo de lo mismo, de lo igual, de lo metastásico, particularmente en los ámbitos metropolitanos, donde se impone el estilo internacional único.

Pero, sobre todo esta tormentosa crisis, escrita con las gramáticas de múltiples fundamentaciones, en tiempos de la globalización metafísica, es una crisis epocal y particularmente, es la crisis de un modelo de conocimiento y de una concepción sobre la cultura y el desarrollo, hegemónicamente totalitaria en las últimas centurias. Es la crisis del conjunto de los artefactos culturales de la época productora del crecimiento insustentable y excluyente, de ciudades configuradas como archipiélagos de pobrezas en torno a centros de “consumo conspicuo”. Las teorías políticas y económicas, las concepciones pedagógicas y curriculares, las visiones sociológicas y culturales de esa cosmovisión, confluyeron sobre el territorio del pensamiento moderno, cristalizando modelos estatales y relaciones internacionales, generadores de infinitas desigualdades, injusticias de todo pelaje y violencias de todo signo.

La tormenta ha puesto en jaque la arquitectura del sistema educativo conocido, especialmente el sistema fragmentario surgido el último proceso de transformaciones educativas y pedagógicas, como el ocurrido en Argentina, de la mano del neoliberalismo ideológico y el conservadurismo moral.

Por otra parte, el paradigma emergente, acunado por los afluentes de la complejidad y la interculturalidad, de lo ambiental y holístico, de la diversidad y lo inédito, de sinergias inconmensurables expresadas en grafías plurales, embellecidas de biodiversidad natural y potenciadas por los vientos de la diversidad cultural, dan cuenta de las luchas interminables de los pueblos de esta América irredenta, labrando surcos fecundos en un suelo donde podrá arraigarse una historia más justa e incluyente. Una historia interpelada por la crisis ambiental abierta

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