CONSTANCIA
Enviado por Linnda7 • 31 de Octubre de 2013 • 485 Palabras (2 Páginas) • 306 Visitas
Nosotros los firmantes: Jesús M. Bracho A. C.I. 3.252.212 (0414) 6811736, Adelfina E. Polanco de B. C.I. 4.155.566 (0424) 674432, José C. Bracho Polanco C.I. 6.747.298 (0261) 3255061, Aura Elina Portillo C.I. 5.559.136 (0426) 2223104, Fernando Vargas C.I. 22.064.329 (0261) 7333711, Deisy Espinoza C.I. 9.706.825 (0261) 9951061, Romen Bongas C.I. 12.380.999 (0261) 4222493, Fernando de Jesús Vargas C.I. 22.064.329 (0261) 4242982; Hacemos constar, por medio de la presente que por solicitud de los ciudadanos: Enrique Castañeda C.I. 25.608.276, Beizy Portillo C.I. 7.778.488, queremos dejar en constancia como así lo es, de que la mencionada “Pareja Concubinario”, reside en un inmueble ubicado en Sabaneta, Sector Rafael Urdaneta, calle 09 #19H, Terreno N° 321 al lado de un anexo de la Clínica Zulia, Parroquia Cecilio Acosta del Municipio Maracaibo, inmueble este, el cual se encontraba y encuentra en la actualidad todo deteriorado por el correr de más de 20 años, según versión de Personas.
Cuando me despierto, el otro lado de la cama está frío. Estiro los
dedos buscando el calor de Prim, pero no encuentro más que la basta
funda de lona del colchón. Seguro que ha tenido pesadillas y se ha
metido en la cama de nuestra madre; claro que sí, porque es el día de
la cosecha.
Me apoyo en un codo y me levanto un poco; en el dormitorio entra
algo de luz, así que puedo verlas. Mi hermana pequeña, Prim,
acurrucada a su lado, protegida por el cuerpo de mi madre, las dos
con las mejillas pegadas. Mi madre parece más joven cuando duerme;
agotada, aunque no tan machacada. La cara de Prim es tan fresca
como una gota de agua, tan encantadora como la prímula que le da
nombre. Mi madre también fue muy guapa hace tiempo, o eso me han
dicho.
Sentado sobre las rodillas de Prim, para protegerla, está el gato
más feo del mundo: hocico aplastado, media oreja arrancada y ojos
del color de un calabacín podrido. Prim le puso Buttercup porque,
según ella, su pelaje amarillo embarrado tenía el mismo tono de
aquella flor, el ranúnculo. El gato me odia o, al menos, no confía en
mí. Aunque han pasado ya algunos años, creo que todavía recuerda
que intenté ahogarlo en un cubo cuando Prim lo trajo a casa; era un
gatito escuálido, con la tripa hinchada por las lombrices y lleno de
pulgas. Lo último que yo necesitaba era otra boca que alimentar, pero
mi hermana me suplicó mucho, e incluso lloró para que le dejase
quedárselo. Al final la cosa salió bien: mi madre le libró de los
parásitos, y ahora es un cazador de ratones nato; a veces, hasta caza
alguna rata. Como de vez en cuando le echo las entrañas de las
presas, ha dejado de bufarme.
Entrañas y nada de bufidos: no habrá más cariño que ése
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