Canal De Bere0991

La historia del derecho nos lleva al imperio romano, en el cual existieron dos formas jurídicas especiales para la defensa de los particulares: el Homo Libero Exhibendo y la Intercessio Tribunicia.

En Roma se hablaba de la libertad política y la libertad civil, sin embargo era desconocida la libertad humana para reclamar actos de autoridad, la libertad política era inherente del ciudadano romano y oponible al Estado en sus diversas manifestaciones, pero esta se disfrutaba como un hecho sin un interés importante el cual no era respetable.

Los intedictos romanos fundamentalmente el De homine libero Exhibindo, y los fueros aragoneses, la Carta Magna inglesa, el Bill of Rigths y el Habeas Corpus pueden considerarse como la base de nuestro juicio.

La demanda dirigida al pretor llevaba el nombre de interdictum. El pretor en esta daba inmediatamente petición del demándate, la orden o la prohibición que se había publicado en el edicto, es decir, se obligaba a hacer o no hacer lo expresado en él.

Los interdictos en un principio fueron temporales: duraban tanto como la gestión del pretor, y, por lo tanto igual que el edicto, pero con el tiempo algunos se hicieron perpetuos como el de homine libero exhibendo.

Los interdictos se dividían en prohibitorios, restitutorios y exhibitorios, sector este último al que pertenecía el de homine libero exhibendo.

El homine libero exhibendo:

1) Se daba únicamente contra particulares, es decir, no defendía la libertad del hombre frente a Estado, pues no procedía contra las autoridades.

2) Era general, toda persona podía intentarlo. Sin embargo, cuando eran varias, el pretor seleccionaba a aquella en que su opinión debía proseguirlo.

3) El procedimiento que se seguía era de orden sumario.

El fin del interdicto era la restitución temporal de la libertad del ofendido.

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