Celebracion De San Benito Leon - Nicaragua
Enviado por lmgm06un • 7 de Junio de 2013 • 1.761 Palabras (8 Páginas) • 592 Visitas
San Benito el Moro nació en 1526 en San Fratello, antes llamado San Filadelfo, provincia de Mesina (Sicilia), de padres cristianos, Cristóbal Manassari y Diana Larcari, descendientes de esclavos negros, Caritativos con los pobres, fieles cumplidores de las leyes de la Iglesia, estaban de administradores de un rico señor, que les prometió dar libertad a sus hijos.
Bien pronto nació Benito, negro como sus padres, pero prevenido con la gracia de Dios, porque, desde la más tierna edad, fue aficionado a la oración y a la más austera mortificación de su cuerpo. A los dieciséis años su padre le dio unos bueyes y un campo que labrar para su propio provecho, ocupándose desde entonces en el pastoreo y labores agrícolas desde entonces, por sus virtudes, fue llamado el «santo moro». Aunque nunca supo leer ni escribir, siempre fue muy dado a las cosas de Dios, en las que aprovechaba con rapidez como divinamente instruido.
A los veintiún años entró en una comunidad de ermitaños, fundada en su región natal por Jerónimo Lanza, que vivía bajo la Regla de San Francisco. Cuando los ermitaños se trasladaron al Monte Pellegrino para vivir en mayor soledad, Benito los siguió, y a la muerte de Lanza, fue elegido superior por sus compañeros.
En 1562 Pío IV retiró la aprobación que Julio II había dado a aquel instituto e invitó a los religiosos a entrar en una Orden que ellos mismos escogieran. Benito escogió la Orden de los Hermanos Menores, y entró en el convento de Santa María de Jesús, en Palermo, fundado por el Beato Mateo de Agrigento. Luego fue enviado al convento de Santa Ana Giuliana, donde permaneció sólo tres años. Trasladado nuevamente a Palermo, vivió allí veinticuatro años.
Al principio ejerció el oficio de cocinero con gran espíritu de sacrificio y de caridad sobrenatural. Se le atribuyeron muchos milagros.
Se le tenía en tal aprecio que en 1578, siendo religioso no sacerdote, fue nombrado superior del convento. Por tres años guió a su comunidad con sabiduría, prudencia y gran caridad. Con ocasión del Capítulo provincial se trasladó a Agrigento, donde, por la fama de su santidad, que se había difundido rápidamente, fue acogido con calurosas manifestaciones del pueblo.
Dios quiso honrarle con sus dones pródigamente. Tenía tal luz para conocer la ciencia de las cosas divinas, que resolvía las dificultades y explicaba los lugares más oscuros de las Sagradas Escrituras a los hombres más doctos que iban a consultarle entre los cuales también sacerdotes y teólogos, y finalmente el Virrey de Sicilia. Para todos tenía una palabra sabia, iluminadora, que animaba siempre al bien. Humilde y devoto, redoblaba las penitencias, ayunando y flagelándose hasta derramar sangre. Las curaciones milagrosas, la multiplicación de los alimentos, el discernimiento de los espíritus y penetración de los corazones, vinieron a ser en él familiares y comunes. Unos novicios tentados de Satanás determinaron dejar el claustro. Estaba el Santo en oración en el coro cuando supo por revelación que habían saltado las tapias del convento; en el mismo momento se les hizo encontradizo, recriminándoles su poca fortaleza, y los volvió al monasterio. A los pocos días consintiendo de nuevo en la tentación arrebataron las llaves del convento y salieron de él por la noche. Ya habían andado algún trecho cuando el Santo se les apareció de nuevo; los llevó a casa, les puso una buena penitencia, después de su merecida represión, oró por ellos y jamás volvieron a sentir deseos de dejar la Orden.
Cuando salía del convento la gente lo rodeaba para besarle la mano, tocarle el hábito, encomendarse a sus oraciones. Dócil instrumento de la bondad divina, hacía inmenso bien a favor de las almas.
En 1589 enfermó gravemente y por revelación conoció el día y hora de su muerte. Recibió los últimos sacramentos, y el 4 de abril de 1589 expiró dulcemente a la edad de 63 años, pronunciando las palabras de Jesús moribundo: «En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu». Su culto se difundió ampliamente y vino a ser el protector de los pueblos negros.
San Benito de Palermo es conocido también como San Benito el Negro, San Benito el Africano, San Benito el Moro, San Benedicto el Negro, San Benedicto el Africano o San Benedicto el Moro, monje y santo italiano San Benito fallece fen 1589 en Palermo. Su cuerpo, que aún se conserva incorrupto en el convento de Santa María de Jesús junto a Palermo, empezó en el acto a ser objeto de la pública veneración de los palermitanos.
Benito fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1712 y canonizado en 1807 por el Papa Pio VII. También se dice que su cuerpo fue encontrado incorrupto cuando fue exhumado pocos años después. Santo patrón de los Afroamericanos, Benito es recordado por su paciencia y entendimiento cuando se enfrentaba a prejuicios raciales.
La devoción a San Benito está extendida a lo largo de América Latina, desde México hasta Argentina, donde su devoción se extiende a lo largo de los varios estados del país y es celebrado en muchas fechas distintas, de acuerdo a tradiciones locales.
San Benito de Palermo nunca ingería alcohol como muchos lo piensan, esto se debe a que en Venezuela, especialmente en las zonas altas de los estados andinos como Mérida,
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