China Y Medio Ambiente

Maximiza tu beneficio... pero sin respirar

Es ya incluso objeto de reflexiones económicas tardías el extraordinario auge de la economía en China. Su inmensa población, la presencia cada vez mayor de "aptitudes y actividades" capitalistas (incluso en un contexto político nada permisivo), y la inversión de capital ajeno han contribuido a la expansión de la que ya se podría considerar, en algunos aspectos, como la primera potencia económica a nivel global. Su rápido desarrollo industrial ha llevado a un aumento del nivel de vida muy significativo, disminuyendo el porcentaje de población campesina y aumentando lo que se podría llamar una clase media, más acomodada a la hora de las necesidades básicas. Podríamos decir, parafraseando a Hegel, que en China el único libre ya no es el emperador. Pero, ¿qué precio se está pagando por esta extrema rapidez en el desarrollo? Como diría Bob Dylan "the answer is blowing in the wind". El pago son los ríos más contaminados del mundo, la deforestación, y sobre todo, un aire que se está convirtiendo en irrespirable en algunas de las ciudades más importantes. Tanto es así que las empresas que antes hacían cola para establecer sus fábricas en esa región, por lo barato de los costes de producción y la mano de obra, ahora se están exiliando en busca de nuevos territorios emergentes en condiciones más óptimas. El problema es que el rápido crecimiento no ha dado tiempo a una reflexión y puesta en práctica de políticas ambientales que regulen la inmensa cantidad de gases nocivos que las precipitadas fábricas arrojan a la atmosfera y los tóxicos vertidos que depositan en los ríos. ¿Cómo se puede, si es que es posible, revertir tan desesperada situación? La conciencia ambiental, aunque reducida, está creciendo a ritmo considerable. Es lo mínimo que un ciudadano puede hacer al vivir en una ciudad en la que, algunos días, el gobierno recomienda “no salir de casa demasiado” debido a un particular incremento de la toxicidad del aire producido por el estancamiento de las corrientes de viento que, normalmente, son las que descongestionan la ciudad. La utilización de mascarillas se está volviendo cada vez más popular en ciudades como Nanning, el centro administrativo de la región autónoma china de Guangxi Zhuang, donde se ha de usar para dar un simple paseo por el parque o hacer ejercicio al aire libre.

El Gobierno ya está implantando políticas moderadas de responsabilidad medioambiental, pero claro, siempre que no provoquen ninguna disminución de riqueza para el país. El caso es maximizar el beneficio… aunque sea sin respirar.

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