Cityscapes
Enviado por asp123 • 30 de Septiembre de 2012 • Ensayo • 477 Palabras (2 Páginas) • 251 Visitas
paisajes urbanos.
Es que las huellas originales de los atentados nos impulsaron a revisar nuevos elementos patrimoniales en sitios no asociados directamente –en términos físicos– con los dos lugares centrales.
Así, fue necesario acercarse a otros lugares en los que hubo huellas ineludibles de los atentados. Por ejemplo, en el cementerio judío de Rosario (Prov. de Santa Fe) y en el de La Tablada (Prov. de Buenos Aires) hay unos monumentos que recuerdan a las víctimas. Y entre las marcas transitorias, pueden mencionarse los actos públicos de recordación en cada aniversario y los afiches de convocatoria fijados en diversos puntos, como por ejemplo las estaciones de subterráneo.
Cambios abruptos. El trabajo busca determinar cuáles fueron los paisajes que tuvo la ciudad en las calles Arroyo esquina con Suipacha (Ex Embajada, hoy una plaza conmemorativa) y en la calle Pasteur 633 (Ex Amia, hoy un nuevo edificio). Comenzamos a estudiar como segmentos del paisaje urbano los lugares donde, como resultado de los atentados, hubo o hay restos materiales o inmateriales de ellos, con la idea de “restos” no tanto como “relicto”, sino como efecto de las acciones originales, es decir como aquello que deriva o queda de otra cosa o situación.
Ahora bien: luego de los atentados ambos lugares ingresaron en la categoría de “paisaje cultural”, frente a la fortaleza y conmoción colectiva de los hechos que los distinguen.
Los edificios tenían una identidad en sus barrios. Pero esa identidad se modificó, bien podría decirse que se diferenció extremadamente y adquirió inmediatamente después de los atentados un estado público, a escala nacional e internacional. Este proceso no termina y continúa en su evolución, con el paso de los años y las variaciones de la valoración social.
Aunque resulte una obviedad, los sitios y paisajes patrimoniales son definidos así cuando existe una cierta longitud temporal en la acumulación de hechos que distinguen al sitio. Y estamos frente a dos lugares que cambiaron abruptamente, en un momento trágico y reciente, pero del mayor impacto imaginable.
Los edificios. La embajada era una casona construida a mediados de la década del ’20 a pedido de un comitente particular, sobre un terreno en el que –todo parece indicar– no había otra edificación. Era para uso familiar y así lo fue hasta que a principios de los años ’50 se convirtió en la legación de Israel.
El edificio de la calle Pasteur fue construido para ser la sede de la AMIA. Funcionaba allí con anterioridad un teatro de la comunidad judía sobre un terreno adquirido en los años ’30 por una entidad antecesora de la mutual.
Antes del teatro hubo allí una casa de inquilinato y un depósito de vinos, según indica la planimetría consultada.
Los atentados, como dijimos más arriba, dejaron marcas urbanas no sólo en los lugares destruidos. Los diagnósticos
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