Colesistectomia
Enviado por ENFERMERIAUSP • 22 de Mayo de 2014 • 1.075 Palabras (5 Páginas) • 299 Visitas
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA VESÍCULA Y VÍAS
BILIARES
Describimos la anatomía “normal” del árbol biliar y sus relaciones topográficas
a nivel del hilio hepático; además, y dada la importancia que desde el punto de
vista técnico poseen, con especial atención a las anomalías anatómicas que podemos
encontrarnos y cuáles son sus implicaciones quirúrgicas.
La vesícula biliar es un órgano en forma de pera dividido en 3 partes: fondo,
cuerpo y cuello, localizándose en esta última parte un pequeño infundíbulo conocido
como “bolsa de Hartmann”. Se localiza a nivel de la cara inferior de los
segmentos hepáticos IV y V, donde queda cubierta por peritoneo en casi el 70%
de su superficie, quedando el resto de la misma apoyada directamente sobre el hígado.
Su drenaje se efectúa a través del conducto cístico, en cuyo interior encontramos
un sistema valvular conocido como “de Heister” que puede dificultar la
introducción de catéteres de colangiografía. El conducto cístico drena directamente
a la vía biliar (VB) extrahepática que queda dividida entonces en hepático
común, por encima de la desembocadura, y colédoco, por debajo de la misma
(Figura 1.1). La vascularización de la vesícula biliar depende de la arteria cística,
rama de la hepática derecha y con la que constituye una interesante relación anatómica
(Figura 1.2), clave a la hora de la colecistectomía, llamada “triángulo de
Calot”, que queda constituido por la VB, el cístico y la cística. También es posible
describir el llamado “triángulo de Buddle” formado por el cístico, la VB y el
borde inferior hepático, en cuyo seno se localizaría la arteria cística.
Es posible, sobre todo en el hombre, encontrar vesículas de localización intrahepática
que dificultan notablemente la colecistectomía. Otras anomalías de la
misma incluyen su agenesia (0,1% de la población) o incluso la presencia de vesículas
múltiples (0,5-1%) que pueden presentar drenajes conjuntos en un cístico
único o a través de conductos císticos independientes. Más frecuente es encontrar
pequeños conductos biliares que drenan sectores hepáticos directamente a la vesícula
biliar (conductos de Luschka), que deben ser reconocidos y ligados a fin de
evitar la fuga biliar postoperatoria.
El conducto cístico puede presentar también importantes anomalías en su trayecto
y drenaje, de hecho, sólo en el 33% de los casos encontraremos unas relaciones
anatómicas “normales”. Así, la desembocadura puede producirse en un
EL PACIENTE CON PATOLOGÍA DE LAS VÍAS BILIARES
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sector más bajo del aparente presentando un trayecto adosado o en “cañón de escopeta”
que puede facilitar la lesión de la VB principal. Más raramente el cístico
rodea la VB principal por detrás o por delante para desembocar en su borde izquierdo.
En otras ocasiones, el cístico desemboca en el conducto hepático derecho
o en el conducto lateral derecho, constituyendo conductos hepatocísticos
(Figura 1.3).
Figura 1.1 Anatomía de la vesícula biliar, cístico y vía biliar extrahepática junto a su vascularización
arterial.
Figura 1.2. Triángulos de Calot (•••) y de Buddle (•••).
Excepcionalmente puede observarse una ausencia completa del conducto cístico
con drenaje directo del cuello vesicular a la VB principal. Dada la extrema
variabilidad anatómica del cístico, se recomienda durante la
colecistectomía limitar la disección a la zona de interfase vesícula-
cístico y al triángulo de Calot, evitando disecciones
extensas que facilitarían las lesiones iatrógenas.
La arteria cística es rama normalmente de la hepática derecha;
sin embargo, en ocasiones, puede serlo de la hepática común
o del tronco celiaco, en cuyo caso, su disposición, en vez
de ser paralela al cístico, lo es al colédoco, lo que explica las
dificultades para su reconocimiento y la facilidad
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