Comentario Crítico.

COMENTARIO CRÍTICO

La soledad de la conciencia es el título que le  da la psicóloga y escritora Ana Teresa Torres al discurso que se encuentra en el libro El oficio por dentro publicado en 2001. La autora demuestra a través de argumentos la existencia e importancia de la conciencia como instrumento del intelectual en la sociedad frente a situaciones externas radicales.

La autora hace reflexión sobre la existencia de la conciencia y de su fragilidad ante condiciones cambiantes de nuestra existencia, alude a que la conciencia ética -que se puede asociar con responsabilidad- incumbe a toda la sociedad, sin embargo, para los intelectuales –con excepciones- es cuestionable. De esta manera, se da una perspectiva de cómo en un mundo contemporáneo, lleno de cantidades de información imposibles de abarcar con totalidad la sociedad sigue esperanzada en que el intelectual se pronuncie siempre y de cualquier tema, se da a relucir la idea de que existe una superioridad en el intelectual que quizá viene dada por el ejercicio del pensamiento que lo lleva a ser más reflexivo y comprensivo. Sin embargo, el manejar mucho conocimiento no le hace necesariamente ético.

Ana Teresa Torres plantea que la fidelidad romántica que viene dada por situaciones extremas radicales se aleja de la realidad y pone en riesgo el juicio ético, puesto que se cuestiona la propia conciencia. Torres deja clara la inevitable tentación que se puede sentir frente a estas situaciones y lo ilustra a través del proceso político de Venezuela porque es la realidad que ha tenido que vivir: . El retorno de los fantasmas que parecían quedar atrás. El totalitarismo que lleva a sentir la exclusión, como ella dice en su discurso , es decir, ser parte de esa corriente que lleva a la perdición de la propia conciencia porque alguien más se ofrece a pensar y actuar por uno mismo o ser fiel al pensamiento del propio juicio ético.

Sé toma en cuenta que el discurso fue escrito hace 13 años y que para este momento se encuentra vigente. En el contexto estudiantil venezolano se afirma que el problema que plantea la autora desde el proceso no solo político sino social en Venezuela es acertado porque la sociedad presenta un quiebre incuestionable que ha llegado a radicalizarse de tal modo que por momentos es inevitable el sentir que se es arrastrado -quizá por inercia o como la autora expresa: la seducción, la tentación, la fidelidad romántica- a realizar acciones, ausentes del juicio ético. En Venezuela el que vende su conciencia a los gobernantes es beneficiado y protegido mientras que el que ejerce y defiende su juicio ético es castigado. Este problema es algo que se ha ido materializando con el paso del tiempo y que confirma el pensamiento totalitario de gobernantes dictatoriales: , en otras palabras, los estudiantes que se niegan a pensar igual, a razonar igual o los que se niegan a dejar de razonar y simplemente dejarse llevar… ¿Están en la nada? ¿Carentes de protección? ¿Designados al mismo destino de líderes que dieron prioridad a sus ideales, a su conciencia? Quizá sea una de las razones por las cuales hoy los estudiantes decidieron ser la voz de los que no pueden, así como Ana Teresa Torres se califica, es la voz de mujeres que no la tenían. Es inevitable observar que los fantasmas que la autora menciona regresan y con la misma fuerza. Si se hace un viaje a la época de los 80´s, se observa el gran estallido social que no solo vivía sino anticipaba la gran ruptura en la sociedad venezolana. En el contexto estudiantil el juicio ético juvenil era imparable -con excepciones- y hoy se repite la historia.  

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