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Como Hablamos De Los Indigenas Los Mexicanos


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2012  •  2.612 Palabras (11 Páginas)  •  1.736 Visitas

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De cómo hablamos de los indígenas

Los mexicanos.

En 1979, Guillermo Bonfil Batalla lamentaba la condición política de los pueblos indígenas mexicanos; lo sintetizaba en una sola frase: “Salvo en situaciones extremas y momentos esporádicos, el indio no es políticamente visible. El consideraba que no era posible hablar políticamente de los pueblos indígenas porque simplemente eran invisibles.

Hoy día está sucediendo algo los pueblos indígenas mexicanos han salido al escenario político sorprendiendo a la sociedad mexicana. Ellos han introducido, con o sin el beneplácito de la nación, lenguajes sociales, políticos y jurídicos sobre las diferencias étnicas.

Todos los mexicanos somos iguales por obra y gracia de la ley y del mestizaje. Es por eso que la visibilidad política de los pueblos indígenas y sus voces, en México, son y serán alimentos duros de tragar en el futuro inmediato.

De los indígenas se ha hablado hasta el cansancio en los últimos tiempos. Y aquí estaremos analizando lo que se dice de ellos.

El análisis de los discursos políticos sobre la “cuestión indígena” intenta no inscribirse dentro de la lucha por el control de la configuración institucional, por el contrario, evita el asunto de la lucha por el control (que corresponde a los actores políticos, no al analista).¿Qué intenta, desde el punto de vista metodológico, el análisis de estos discursos? La respuesta es metafórica, pero exacta: lo que pretende esta posición metodológica es describir el juego de los discursos, el juego de lo que se afirma en torno a los mexicanos designados como “indígenas”.

El discurso mestizo-criollo a toda postura emitida por un locutor que está obligado, por su origen étnico, a declarar: “ustedes los indígenas”. Las locuciones presentan grandes diferencias en función no sólo de la posición ideológica y política del emisor, sino también de la región, la edad, el género y otras características igualmente relevantes.

Este cuenta con dos rasgos comunes: por un lado, la dificultad para asimilar los cambios entre los pueblos indígenas contemporáneos y, por otro, la tendencia a hablar a nombre de los indígenas, como si éstos no hablaran. Profesores universitarios, antropólogos, funcionarios, militantes políticos, maestros de primaria, intelectuales y defensores de los “indios” construyen, de hecho, un atractivo discurso sobre los indígenas.

El atractivo es también político debido a la posición que ocupa el que habla. Colocándose como redentores o denunciantes. El atractivo es igualmente semántico, porque lo “indio” es siempre objeto, tema, aliento, inspiración, musa; nunca sujeto hablante.

El tema de la “deuda y la culpa históricas”

Los elementos principales asociados al tema de la deuda son todos parte de la musicalidad de la culpa: daño histórico, maldad, esclavización, conquista y colonización. Así, los hablantes tienden a reducir la historia nacional a una relación de verdugos y víctimas, a una narración maniquea en donde los “no indígenas” aparecen como la fuente de los pesares que aquejan a las comunidades indígenas.

Lo importante no es discutir la validez o falsedad histórica de la versión que se nutre del tema de la deuda, sino observar las limitaciones que son inherentes a la clave temática. Como se ve, la clave de la deuda no es un reconocimiento de la pluralidad, sino una forma discriminatoria en sentido inverso.

La organización política europea basada en una cultura individualista y de ahorro, donde el atesoramiento y formación de peculios e intereses particulares dan base al despojo y la provocación de reyertas constantes que sólo tienen como objeto la satisfacción de sus propios intereses, contravienen la idiosincrasia natural del indígena.

Por el contrario, en la cultura indígena donde la colectividad trabaja unida en el esfuerzo y el servicio, donde su forma de organización se manifiesta por uniones de artesanos dedicados a ocupaciones y oficios semejantes, demuestra claramente los principios fundamentales de sus instituciones en donde la ocupación total del territorio aprovechable crea de vital importancia para ellos, estableciendo en ellos su casa y ejerciendo señorío, donde el trabajo se repartía en forma de faenas y por un turno riguroso; la base fundamental de su economía, era la agricultura y en torno a ella adecuaban su forma de vida, es decir que su organización política, social y litúrgica, se encontraba supeditada a los ciclos calendarizados de los diferentes cultivos, agendandose así de valiosos conocimientos en la práctica de la producción de la fauna y flora del territorio.

Los proyectos actuales de los pueblos indígenas apuntan hacia el futuro, buscan redefinir las condiciones actuales al servicio de otro futuro de nación. La tercera limitante se observa en la insistencia de los mestizos y criollos en definir a lo indígena como un rezago. Ello impide ver a los pueblos indígenas y sus propuestas, como comunidades contemporáneas con proyectos contemporáneos. Los pueblos indígenas contemporáneos no pretenden restituir un pasado, cualquiera que sea éste, sino edificar otro futuro.

El tema del México “indio”

Un elemento característico de la identidad nacional del mexicano es la referencia constante al componente indio, ya sea al asumir el pasado prehispánico como propio, o bien por el énfasis con el que se destacan manifestaciones culturales actuales que poseen un profundo vínculo con la tradición histórica de los pueblos indígenas.

Esta forma mitológica de restituir la unidad nacional, subrayando la herencia indígena recibida por todos, lo que intenta es borrar la premisa básica de la que parten siempre los hablantes indígenas: “somos diferentes”. Es sintomático: los “no indígenas” son proclives a declarar, con cierto sabor y enjundia, que todos los mexicanos y las mexicanas somos indios de algún modo u otro; mientras que los indígenas suelen afirmar precisamente lo contrario: “no cualquiera es indio”.

Decir que todos, en esta nación, somos indígenas significa que las diferencias son sólo ilusiones ópticas o que son fruto de un proceso de unificación aún no concluido. Ninguna de estas versiones permite fundar una política de las diferencias étnicas, culturales, jurídicas y económicas en la sociedad mexicana; lo único que logra es añadir más ingredientes a la de por sí cargada mitología de la nacionalidad.

El tema del tutelaje estatal

La forma más simple de reconocer la presencia de los dispositivos del tutelaje estatal como vector del discurso mestizo-criollo es la recurrente tendencia a proponer la creación de órganos gubernamentales encargados de los asuntos indígenas: secretarías,

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