Como habitar la escuela contemporánea”
Enviado por Milton Winkler • 27 de Octubre de 2016 • Ensayo • 1.308 Palabras (6 Páginas) • 238 Visitas
Como habitar la escuela contemporánea”
La escuela como institución es un espacio complejo que se ve transitada por individuos con cargas y roles diferentes, que se cruzan y entrecruzan, se relacionan e interactúan, establecen vínculos. Al mismo tiempo la escuela tiene un espacio físico que es transitado y compartido por sus individuos, siendo el lindero de todo lo que acontece en la escuela. A la vez se ve traspasada por los interrogantes y demandas que los cambios sociales y culturales plantean en la comunidad donde la misma está inserta. Todo esto nos hace suponer la idea de una comunidad educativa. Sin embargo muchas veces esa comunidad no es común a todos. Muchos de sus individuos solo “están” dentro de la escuela pero no comparten, no habitan, ni tampoco sienten el deseo de estar en la escuela. Desde esta, se presupone que la escuela ya es un lugar dado para que se habite, sin embargo con el cambio epocal, se desdibujan limites y roles, y es un desafío volver a repensar y rediseñar, adaptándolos a las necesidades de los alumnos, de los docentes y de la comunidad educativa y social. El desafío es construir esa comunidad repensando los vínculos entre los que componemos la escuela.
Para ese análisis partiré y tomaré como eje una vivencia personal de mis prácticas profesionales. La situación se centra en uno de mis alumnos. Durante el periodo de observación noté que este alumno, si bien era retraído, tímido, expresaba muchas cosas a través de la forma de vestirse, música que escuchaba y forma de escribir y redactar sus opiniones (evidenciaba que le gustaba leer y que leía mucho). En el aula era muy aplicado con la materia y demostraba mucha responsabilidad en las actividades. Con el transcurso de las clases, junto con mi profesora tutora notamos que hacía un par de clases que no había asistido. Cuando preguntamos a los compañeros por si sabían algo de él, nos dijeron que había discutido con el preceptor y que se escapo de la escuela. Además nos dijeron que aparentemente estaba sufriendo la separación de sus padres y todos los traumas que de esa situación derivan. Con la docente no podíamos creer la reacción de nuestro alumno. Al terminar la clase preguntamos a la dirección que había pasado con el alumno en cuestión y efectivamente era tal cual nos comentaron los alumnos, se había escapado y fue citado junto con los padres para recibir sanciones (suspensión).
Mi residencia continuó, y ya finalizando tomé evaluación a mis alumnos. Para mi sorpresa, ese día asiste este alumno. Él había faltado varios días y muchos de esos temas dictados estaban en la evaluación. Me acerqué y le ofrecí mi ayuda. El agradeció pero me dijo que estaba bien. Luego al corregir las evaluaciones, la de él estaba completa, pero con cualquier cosa. Había frases sin sentido pero que expresaban creo yo, los sentimientos que estaba viviendo; un sabor a resentimiento y decepción. Hable con la docente y le propuse darle una oportunidad mas, aduciendo su capacidad y responsabilidad demostrada antes y que lo que paso en la evaluación era reflejo de lo que estaba viviendo. La profesora estuvo de acuerdo conmigo. Hablé con él, le dije que sabía que él era muy capaz y que tanto yo como la docente le daríamos otra oportunidad, entendiendo su situación. Me agradeció sin saber que decirme.
Esta situación está relacionada con la transición que se da desde el pasaje de una sociedad Moderna donde el Estado nucleaba y organizaba los vínculos y deba sentido a las demás instituciones como la escuela y la familia, a una post-Moderna o Modernidad tardía donde el Estado pierde esa capacidad y surgen otras formas y medios de subjetivación. Esto afecta a la escuela y se ve reflejado en las nuevas demandas hacia las instituciones educativas. Las mismas están atravesadas por la rapidez de las transformaciones sociales y culturales. Entre ellas, ya no solo se espera que la escuela forme al futuro ciudadano, trabajador y profesional, sino que se le pide que enseñe, de manera interesante y productiva, cada vez más contenidos; que contenga y que cuide, que acompañe y aconseje a las familias, que organice a la comunidad; que brinde asistencia social; que detecte abusos, que proteja los derechos y que amplíe la participación social; que eduque sobre responsabilidad ciudadana, educación y seguridad vial etc., etc. En el caso del alumno de la situación anterior, tenía un problema generado desde fuera de la escuela, pero indirectamente repercute en el ámbito escolar porque el “está” en la escuela. El alumno no puede separar sus cuestiones personales y ponerse el “traje” de alumno. La escuela, y en especial el docente que trabaja con el alumnado de forma directa debe construir el espacio y ámbito de aprendizaje incluyendo los “insumos” y subjetividades de sus alumnos para hacer más “habitable” el aula. Partiendo de ahí, construir junto a los alumnos aprendizajes que sean significativos tanto para el alumno como para el docente. Creo que desde la escuela se actuó duro al sancionar sin escucharlo ni oír su situación, sin analizar aquello positivo que él tenía. Tampoco justifico su reacción, pero creo que se debería mostrar interés en brindar ayuda, comprenderlos. Creo que si se quiere crear vínculos con el alumnado se debe oírlos más, ver las diferentes realidades que ingresan a la escuela sea a través de ellos, sea a través de los docentes. Muchas veces miramos a los alumnos con miedo y eso no nos permite ser docentes armadores, utilizando los insumos que nos proporcionan nuestros alumnos, las vivencias que surgen en el aula y de aquello que podemos aportar. Ante estas situaciones problemáticas, como la de la anécdota, y de aquellas que surgen del devenir existencial de la escuela, no se debe mirar para otro lado, sino incluir los problemas para buscar juntos soluciones que ayuden a la convivencia y alimenten el deseo de habitar la escuela.
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