Conducción de vehículos todo terreno
Enviado por Ex Bruna • 8 de Agosto de 2015 • Ensayo • 5.764 Palabras (24 Páginas) • 133 Visitas
LA CONDUCCIÓN SEGURA
La conducción correcta se basa en un conjunto de actitudes y maniobras que están contenidas en la Ley del Tránsito y cuyo conocimiento es exigible para la obtención de la Licencia de Conducir, entre ellas los límites de velocidades, las maniobras de adelantamientos, etc. Sin embargo, resulta conveniente insistir en el porqué de ciertas conductas asociadas a la conducción, las que no siempre son parte de los manuales o de explicación en las normas.
EL FRENADO EN CURVAS
El frenado en curvas es una maniobra que debe evitarse, en tanto encierra el riesgo de desestabilizar el vehículo, lo que se acrecienta todavía más si existe en el piso material suelto que pudiera inducir a un derrape. Con todo, siempre será admisible un leve toque de frenos previo a la entrada de una curva, ya que ello permite testear el estado de respuesta del sistema, pero genera además una suerte de mejor acomodo del vehículo al piso.
Otra forma eficiente de adquirir adherencia y estabilidad al enfrentar una curva es soltar brevemente el acelerador unos metros antes de entrar a ella y luego acelerar suavemente, ya que en tanto se le vaya imprimiendo tracción al vehículo, este doblará más seguro y mejor.
EL USO DE LA CAJA DE CAMBIOS PARA AYUDAR AL FRENADO
El conjunto motor–caja de cambios de un vehículo tiene una cierta capacidad de frenado que siempre es recomendable aprovechar al máximo. Así, en una pendiente siempre será más seguro llevar la máquina en una marcha baja (4ª o 3ª), que ir pisando permanentemente el freno, ya que este último sistema es altamente sensible al calor que se genera por la fricción directa entre sus componentes y al ir acumulando calor va perdiendo eficiencia, fenómeno que se acentúa con la eliminación que se ha hecho del asbesto (por razones medioambientales), como componente del material que recubre los discos o las pastillas de frenos.
Es más, puede sostenerse que es correcto usar la rebaja de cambios como elemento auxiliar al frenado cuando nos aproximamos por ejemplo, a un disco pare o a un vehículo que va lento por delante de nosotros pero que no podemos adelantar en ese instante
EL MAL USO DEL EMBRAGUE
Muchos conductores tienen el mal hábito de oprimir el embrague cuando van frenando, lo que solo consigue como resultado desaprovechar la capacidad adicional de frenado que proporciona el motor y desgastar prematuramente el conjunto de embrague. Lo correcto, cuando deban aplicarse frenos, es no presionar el embrague, sino solo hasta el momento en que deba hacerse un cambio o hasta que el vehículo se acerque a un punto de detención total.
DISPONIBILIDAD DE POTENCIA PARA ADELANTAR
Cuando vamos a adelantar a otro vehículo pueden darse dos situaciones que son las más comunes: o lo adelantamos fácilmente porque la diferencia de velocidad es importante y hay visibilidad suficiente; o lo alcanzamos en una zona donde no podemos adelantar y en consecuencia tenemos que reducir nuestra propia velocidad. En esta última situación es común observar que los conductores solo desaceleran pero raramente rebajan marcha, procediendo a adelantar – una vez que está dada la condición – en la misma marcha en que vienen, limitándose a volver a acelerar para sobrepasar.
Lo recomendable es reducir marchas, de tal forma de tener preparada la potencia de motor mediante un adecuado régimen de RPM (revoluciones por minuto), para que una vez dada la condición, se pueda practicar un adelantamiento ágil, brioso y rápido, pero sobre todo para tener potencia disponible de inmediato si nos encontrásemos por ejemplo, con que de frente aparece inesperadamente un vehículo y ello nos obliga a apurar el adelantamiento.
Como se ha dicho antes, es común observar a muchos conductores no preparar el vehículo para el adelantamiento, así como es común verlos en apuros si se produce la situación anterior, porque se encuentran en ese instante que no tienen la necesaria potencia disponible para apresurar la maniobra.
EL RÉGIMEN DE REVOLUCIONES DEL MOTOR
Trabajar el motor a un adecuado régimen de revoluciones por minuto (RPM) tiene innumerables ventajas, entre ellas obtener un menor consumo de combustible y prolongar notablemente la vida útil del motor.
En los vehículos actuales es posible encontrar la marcha óptima en alrededor de las 2.700 a 2.800 RPM en motores bencineros y en alrededor de unas 2.500/3.200 en los motores diésel, régimen que generalmente está asociado a una velocidad de 100/110 kms., en directa (5° ó 6º, según lo que tenga el vehículo).
En caso de necesidad es perfectamente posible sobrepasar ese régimen (por ejemplo en un “pique” que fuera absolutamente necesario), o ante la necesidad de reducir marchas para ayudar a frenar con el motor. Sin embargo debe tenerse cuidado extremo en no sobrepasar el máximo que tolera el motor, el que sólo en situaciones extremas debe acercarse a las 5.000 RPM, independientemente de cuantas RPM aparezcan en él cuenta-revoluciones o tacómetro del tablero, límite que es aún más bajo para los motores petroleros.
Respecto de estos últimos hay que tener en consideración que es más posible dañarlos por la caída de las revoluciones que por una levantada de ellas, ya que para esto último generalmente traen un mecanismo electrónico que corta el combustible cuando el motor va “tirando” y llega a un nivel que encierra riesgos (protección que sin embargo no actúa por ejemplo si se va bajando y donde la velocidad que adquiere el vehículo puede llegar a levantar el régimen de vueltas por sobre lo tolerable).
Sin embargo el mayor riesgo para los motores petroleros se produce cuando el conductor “lo arrastra”, es decir cuando lo opera a regímenes muy bajos de RPM, situación a la que son altamente sensibles, lo que solo se resuelve rebajando cambios para elevarlo de revoluciones y ponerlo en un régimen de funcionamiento normal.
CONDUCCIÓN CON NIEBLA
La conducción con presencia de niebla constituye un factor de alto riesgo
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