Crónica David Santiago Romo Córdova

Universidad Politécnica Salesiana – Sede Girón                                             Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación                                              Escuela de Comunicación Social                                                                     Redacción Creativa                                                                                                    Grupo 811                                                                                                 Integrantes: Micaela Sánchez Montero, Wendy Erazo, Juan Gómez.

Crónica David Santiago Romo Córdova

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En una de las unidades de trasporte público, cuyo recorrido avanza hacia la Mitad del Mundo, al norte de Quito, se encuentra un afiche que ha sobrevivido al paso del tiempo y a la desesperanza. “Desaparecido” dice el titular del cartel, que además de contener la fotografía de un joven sonriente, señala datos, informaciones y números telefónicos. “1,75 de estatura, 146 libras de peso, cabello y ojos castaños” son algunas de las características con las que se describe a  David Romo Córdova, víctima de la desaparición forzada o involuntaria en el Ecuador.  

Este es uno de los cientos de rostros que se esparcen por la ciudad a través de buses, tiendas, postes e incluso redes sociales como Facebook, Twitter, y WhatsApp, y es que en la Fiscalía del Ecuador se han registrado, denunciado e investigado 1.879 casos desde el año 2013. (Ver gráfico 1)

David desapareció el 16 de mayo de 2013 a las diez de la noche en el barrio Rumicucho, San Antonio de Pichincha. Así señala el cartel y de esta manera lo recuerda su madre, Alexandra Córdova.

Esa noche, como todos los días, David se trasladaba de la universidad a la casa. En ese entonces, cursaba el cuarto semestre de Comunicación Social en la Universidad Central. Su rutina de todos los días era tomar el Metrobús que pasa por la avenida América, hacer el trasbordo en la estación de la Ofelia y desde allí dirigirse hasta la Mitad del Mudo.

Esa noche, como todas, el muchacho se comunicó con su madre. Hay  constancia de esa  llamada. Incluso un pasajero escuchó, pero minutos después David no contestó. Sin embargo se encontraba en ese bus, en la unidad 4 de la compañía Transhemisféricos. Habían tres personas responsables de la unidad: el chofer, el contador y el aprendiz de controlador.

A través de las investigaciones, se llegó a conocer que el tercer implicado robó el teléfono celular del joven, pero este dato sólo se obtuvo 10 días después de haber iniciado el proceso de averiguación. El aprendiz de controlador fue detenido, pero únicamente por haber hurtado el dispositivo móvil. Actualmente se encuentra en libertad.

Posteriormente el proceso de búsqueda se centró en una clínica para adictos a las drogas. Según la hipótesis de la Fiscalía, David se internó esa noche a las 22:20 en este centro médico de manera voluntaria para combatir su adicción. La policía hizo un allanamiento en la clínica, pero no encontraron vestigios de la supuesta estancia de David.

En adelante, el caso se enfrascó en los temas legales. Las investigaciónes se iniciaron con la figura de extorsión, luego por presunto homicidio y finalmente por conjeturas de desaparición.

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