Crónica Sobre Animales de laboratorio
Enviado por neasterep • 5 de Abril de 2018 • Trabajo • 646 Palabras (3 Páginas) • 79 Visitas
Animales de laboratorio
Por Andrea Oyarzún
El campus Juan Gómez Millas cambia de forma radicalmente con el clima.
Es martes, y la semana primaveral se hace presente por fin. Se esperan 27 grados de temperatura siendo que hace algunos días atrás el clima apenas bordeaba los 15.
Son las 1:45 de la tarde, y decido emprender un viaje lejos de la fauna del Insituto de Comunicación e Imagen (ICEI) y de los compradores de comida. Juan Gómez Millas es enorme, diverso y por suerte le queda algo de pasto. Cuando está soleado, los colores del lugar se realzan, la luz del sol penetra entre los árboles y todo irradia alegría.
Cuando son las 2 P.M, llego al lugar que buscaba. Este espacio se ubica entre los laboratorios de ciencias y la facultad de artes. Hay varios árboles, también hay algunas bancas, y la sombra que proyectan las copas vegetales produce una sensación de bienestar. Hay dos personas más que conversan en otra banca. Están muy cerca, con evidente tensión entre sus espacios. Probablemente son dos seres que se atraen e intentan averiguar el porque.
Tras estar sentada por lo menos 30 minutos disfrutando del sol en mi cara, decidí devolverme por un camino diferente del que llegué. Cuando caminaba por el maltrecho camino de cemento, oí un graznido que llamó mi atención. ¿Patos en el campus? Intenté seguir el sonido y llegué hasta un lugar oscuro, donde encontré una reja estrecha y alta, cubierta con objetos que tapaban el sol. Dentro de la jaula, se encontraba un pato de plumas blancas. Se notaba cuidado, pues estaba limpio. Sin embargo, debía tener calor, pues solo tenía un pocillo con agua. Me preocupe mucho, pues estas aves necesitan agua para remojarse y nadar. Busqué la cerradura de la reja, pero esta tenía un candado que yo no podía manipular. Son las 2:56 P.M, estoy atrasada para mi clase, pero la intriga y la preocupación son más poderosas.
Empecé a caminar hacia el pasillo que estaba contiguo a la celda de mi nuevo amigo plumífero. Aquí encontré numerosas puertas de color azúl. En estas, habían carteles que indicaban: “Laboratorio de ciencia evolutiva”, “Laboratorio de bioquímica”, etcétera. “Tal vez investigan con el pato”, pensé, y siempre que imagino experimentación animal, pienso en tortura y muerte… Esto lejos de tranquilizarme, me presionó a seguir buscando respuestas. Salí de allí, y entré directamente a la facultad de ciencias biológicas.
Encontré a una señora del aseo y me acerqué: “Hola, ¿Usted sabe quién es el encargado de los animales de afuera? Ella, en voz baja me dijo que buscara a Don Pedro, que tenía el pelo claro y usaba una polera azul.
Salí de la facultad y me quedé esperando unos 20 minutos, cuando vi al hombre que buscaba no dudé en acercarme. “¿Usted es Don Pedro? - Sí, soy yo” - Cuando le dije que quería saber sobre el pato encerrado, sus ojos se abrieron de sorpresa. “El pato es de los estudiantes de ciencias, ellos lo cuidan, lo alimentan y lo bañan. Le expliqué que me preocupaba el hacinamiento, me respondió que el decano de Ciencias no deseaba que los animales estuvieran libres. Luego, don Pedro dijo que estaba apurado y se fue.
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