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CrisTunes


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2015  •  Monografía  •  2.524 Palabras (11 Páginas)  •  123 Visitas

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OTRA OPORTUNIDAD

 ٭٭٭٭٭٭٭

Owen espera —gritó ella en un momento de impulso y desesperación.
— ¿Qué? —giró él y contestó de forma brusca; sus rasgos faciales estaban aún más pronunciados que la última vez que ella recordó que él le dirigió la palabra.
—Podemos ser amigos aún, no debes evitarme siempre.
—Ciara tu y yo no podemos, ni seremos nada —rio él— podrías superarlo.
—Owen…
—Owen nada; no quiero verte ¿tan difícil es?
—Difícil es ver cómo te olvidaste de mí, tan rápido —susurró ella.
—Como sea —dijo él, emprendió su camino, nuevamente, en dirección contraria a ella, dejándola a un lado, otra vez. Ella era pasado, lo había perdido; y tal vez nunca tenga otra oportunidad.

Capítulo 1.

Ciara.

— ¡Rápido!
— ¡Tres más! —se escuchó un grito desde fuera; miré el reloj impaciente y suspiré pesadamente; odiaba llegar tarde y gracias a las habilidades estúpidas de Adeline, estaría en la escuela al menos 4 minutos y medio tarde, el día en que tengo examen de Cálculo en el primer período.
—Ya vámonos —salió de repente espantándome.

Aleluya.

—Tengo hambre —dijo ella mientras bajábamos las escaleras, y solo pude pensar; cuando no Adeline— ¿Desayunamos?
— ¿Desayunos? —Susurré— ¡Estás loca! Ya tengo 7 minutos de retraso para el maldito examen.
—Está bien, pero si colapso en medio de una clase espero que repruebes Cálculo —resopló ella.
—Muy maduro Ady…



—Te odio —dije mientras trotaba literalmente por el pasillo.
—Tú eliminaste mi comida más importante, así que cállate.
—Como sea —rodé los ojos— nos vemos luego.

Y dicho esto ambas emprendimos direcciones diferentes; yo dirigiéndome hacia mi casillero, y ella hacia el suyo. Puse la combinación lo más rápido que pude y di un tirón del casillero para abrirlo con facilidad. Saqué el libro de Cálculo y mientras caminaba por el desolado pasillo de la escuela; iba leyendo como loca memorizando todo lo aprendido en clases.
Apesta ser yo.

—Odio las matemáticas —refunfuñe al tocar la puerta del salón, como era de esperarse estaba más tarde que nunca; gracias a Dios el profesor fue iluminado desde lo más alto y se compadeció de mí; así que pude entrar y tomar mi examen.

Me entregó mi hoja de respuestas y un folleto, y como era de esperarse al abrir el folleto quedé en blanco. Nada de lo que había estudiado se encontraba ahí. ¿Podría yo tener peor suerte? Creo que no.
Estaba nerviosa; miré  a mí alrededor y solo quedaban 4 personas incluida yo en aquél salón de clases.

—Quedan 5 minutos.

Definitivamente estoy acabada. Concéntrate Ciara. Resuelve factorizando. ¿En qué semana dieron la factorización? Era Inútil; estoy jodida.
Suspire pesadamente al ver como solamente quedaban 2 personas, me visualizaba castigada el día que entregaran el boletín de las calificaciones; definitivamente, comprensión y paciencia no eran cualidades que poseía mi madre.

El único chico que quedaba presente se paró de su silla; en diagonal a la izquierda de la mía y al pasar por mi frente colocó su mano. Lo miré confundida pero al momento en que la retiró comprendí de qué se trataba. Tomé el papel con rapidez y lo abrí debajo de la mesa; para evitar quedar como tramposa.

.A
.D
.A
.B
.B
.C

¡Eran las respuestas! ¡Ese chico me había dado las respuestas! Llené el examen rápidamente viendo el papel, sin sentir culpa alguna; entregué la prueba y salí del salón de clases con una sonrisa indescriptible. Revisé el papel nuevamente y vi al final de él un nombre.
¿Quién era Owen Shrum? ¿Y por qué decidió ayudarme a mí?




—Hola —suspire sentándome en la mesa.
— ¿Suspiros? ¿Por qué suspiras? —dijo Nydia— Presentí que algo malo te ocurría.
— ¿Tan mal te fue en el examen? —preguntó Adeline.
—No, no, realmente me fue mejor que nunca —contesté recordando lo que había hecho Owen por mí.
— ¿Pues entonces que anda mal? —insistió Nydia nuevamente.
—Nada —dije y me limite a comer mi almuerzo; Nydia y Adeline comenzaron a hablar animadamente como normalmente lo hacían. Se solían llamar a ellas mismas
hexen; que era la palabra utilizada para decir bruja en alemán. Aquellas dos compartían todo, literalmente. Y decían tener poderes de médium. Yo simplemente me reía de las ocurrencias que pasaban por sus cabezas; nunca podía aburrirme estando con ellas.
— ¿Qué opinas tu Ciara?
— ¿Qué? —pregunté aturdida.
— ¡Ciara! —Gritó Adeline— ¿en qué clase de mundo estás?
— ¿Conocen a Owen? —pregunté curiosa.
— ¿Owen Shrum? —preguntó Nydia.
—Sí, ¿lo conoces?
—Va conmigo a Historia —dijo— ¿Por qué el interés?
—Nada importante —dije mirando mi comida.
—Su sonrisa es encantadora —susurró Nydia.
— ¿Te gusta? —pregunté.
—No, por Dios, no —rio— solo digo lo que veo.
—Oh.
—Justo viene entrando con sus amigos —dijo ella; y efectivamente giré mi cabeza por encima de mi hombro izquierdo y vi como entraban un grupo de seis personas por la cafetería de nuestra escuela.
—El del cabello negro se llama Wes Grinstead —dijo Nydia— es el chico más lindo de toda la escuela; y todo lo que tiene de guapo, lo tiene de dinero; su padre es el fundador de Grins Pasta.
— ¿Y tú como sabes todo eso? —pregunté riendo.
—Sé todo de todos —rio ella— ¿verdad
hexen?
—Muy cierto —dijo Adeline riendo junto a ella.
—La chica que va de su mano es Asteria Gunn; todos hablan siempre de lo perfecta que es; lindo rostro, cuerpo sensacional, montones de dinero y novia de El Gran Wes.
—Me asustas Nydia.
—El chico que usa lentes es Aaron Adcox y es hermoso, y lo vi primero —dijo ella marcando su territorio.
—Wow que madura —reí.
— Las dos mellizas son May y Liv Cowart; y creo que son personas muy detestables —compartió Adeline; utilizando la palabra detestables para evitar decir que las odiaba.
—Genial —dije sin querer saber la razón, aunque sé que más adelante me enteraría.
— ¿Quién es el que parece un suricato? —preguntó Adeline.
—No puedo creer que hayas dicho eso —dije riendo.
—Es Ivan Penascovik —dijo Nydia— intercambio israelí.
—El pone lo in en lindo —dijo Adeline sonriendo.
—Eso es lo más estúpido que has dicho —dijo Nydia.
—No puedo creer que sepas todo de esas personas —dije— ¿Acaso no tienes vida?
—Son personas populares; además repito —dijo ella— sé todo de todos; es la suerte y la maldición de ser
hexen.
—Nunca entenderé eso de las
hexen —dije.



Me senté en el autobús y coloqué mis audífonos en mis orejas; recosté mi cabeza del asiento ya que era un viaje muy largo de la escuela a casa de mi abuela.

— ¡Esperen! —se escuchó la voz de alguien; entro un chico tapándose con una capucha y se sentó a unos 3 asientos delante de mi, me quedé observándolo, era Owen Shrum, lindo, muy lindo. Al parecer él sintió mi mirada acosadora posada en él, por lo que volteó y nuestros ojos se encontraron; continué observándolo, y por más que quisiera retirar mi mirada de la suya, no podía. El sonrío y entonces vi que lo qué decía Nydia era muy cierto, sonrisa encantadora; mi sonrisa se ensanchó al pensar eso y con vergüenza pude mirar al otro lado, chocando con la ventana.

—Hola —pude escuchar su voz claramente, ya que a penas comencé a acosarlo con la mirada, frené la música en mi celular. De reflejos vi cómo se sentó a mi lado. Me agradaba su presencia.

...

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