Crónica De La Depresión
Enviado por G.granda93 • 4 de Diciembre de 2014 • 386 Palabras (2 Páginas) • 153 Visitas
Crónica de la depresión.
Era miércoles en la tarde. Como ya era costumbre a esta hora en la ciudad llovía copiosamente, el asfalto mojado y los cielos tapizados con una interminable cortina de oscuridad.
Ahí estaba yo sentado en la sala, mi única compañía, una humeante taza de café bien cargado. Miraba melancólico las gotas de agua cada vez más numerosas golpear la ventana. Poco a poco la luz se iba degradando de los vivos tonos azules a los lóbregos tonos grises característicos del chaparrón.
El escenario propicio para sentir oprimida el alma y el corazón. No tomaba un baño hace mas de 4 días, aunque seré sincero, no tenía un aroma desagradable. No había salido hace días igualmente, raramente lo hacía más en esta ocasión el solo pensar en salir me producía repulsión y pena.
Desde el inicio de la situación despertaba tarde en la mañana preguntándome todos los días qué estaba haciendo con mi vida. Desayunaba y me sentaba en el computador a gastar el día. No tenía dinero ni trabajo, no tenía amigos cerca o alguien quien me ayudara a apaciguar la pena.
¿Quién entiende al infeliz que sufre? ni la familia, siempre cuestionando la forma de vivir proceder sin pensar. Hablando de que no puedes ni debes tener conflictos existenciales a los veinte y un años. Que ya debería haber terminado la universidad y conseguido un trabajo, que fácil es la vida para algunos.
Por otro lado la idea que me hacía de la típica vida que llevan las personas era para mi una aberración. Estudiar, trabajar de la mañana a la noche, y morir. Ni más ni menos. Ese no era el futuro que yo imaginaba para mí, yendo por ahí preocupado por el dinero y la buena vida. En acomodar lujos y acumular riquezas.
Me había retirado de la universidad hace unos meses atrás. Cuando salí de la universidad pensé para mi, es la mejor decisión, es mejor ahora darme cuenta de que esta no es mi vocación, que en unos cuantos años cuando ya no haya remedio. Así fue como quise reflejar mi reflexión cuando la puse a consideración a los demás.
La primera en saberlo fue mi madre, como yo esperaba se llevó una gran decepción, pero parecía aún dispuesta a apoyarme en la nueva ruta que había elegido seguir de hoy en adelante.
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