Cuento inspirado tras la lectura "Los entresijos de la organización"

Alfonso del Río Fernández

Un cuento inspirado tras la lectura del capítulo “Los entresijos de la organización” del

libro de M. A. Santos Guerra “Entre bastidores, el lado oculto de la organización

escolar”

Esta es la historia de alguien al que en un momento dado le da un chispazo de lucidez y

decide montar una empresa de fabricación de zapatos. Él está convencido de que sus zapatos serán

los más modernos, cómodos, bonitos y elegantes que hayan existido hasta el momento. No

importará siquiera el tipo de pie de quienes los usen, ya que estarán pensados para cualquier tipo de

persona.

En su cabeza se los imagina a la perfección: ”¡Qué geniales van a ser mis zapatos! Les sentarán bien

a todo el mundo. Y van a ser tan cómodos que aquel que lo utilice no volverá a tener jamás un dolor

de espalda por malas posiciones al caminar.“

Al día siguiente, muy ilusionado se dirige a una convención de start-ups en búsqueda de socios

capitalistas y bastante nervioso, comienza a explicarles cómo quiere que sea su empresa.

“ Quiero que mi empresa sea la mejor en fabricación de zapatos. Estará formada por un enorme

conglomerado de pequeñas y grandes fábricas repartidas por todo el mundo y perfectamente

estructuradas. Se formará un consejo de administración encargado de crear y hacer que se cumplan

la normativas internas, las cuales acatarán a rajatabla los trabajadores de la empresa. Ellos estarán

perfectamente entrenados para la tarea y serán capaces de resolver cualquier tipo de error posible

que pueda ocurrir en las máquinas e instrumentos modernísimos con los que trabajaremos; siempre

y cuando sigan al pie de la letra los protocolos de actuación de la empresa, claro está. Por supuesto,

optimizaremos en lo posible los recursos económicos sin por ello dejar de obtener, a corto y largo

plazo, unos beneficios incalculables. Así, confío en que tras esta breve explicación no duden en

invertir en la empresa”

Uno de los posibles socios capitalistas, tras quedarse muy sorprendido por semejante

grandilocuencia, preguntó: “¿Cómo piensa conseguir que nadie vuelva a tener jamás dolores de

espalda? ¿Qué forma tendrán sus zapatos? ¿De qué material estarán hechos? ¿Cómo irán cosidos?

¿Donde se formarán sus trabajadores? ¿Cuáles son esos modernísimos instrumentos? ¿Cómo...?”

“Mmmm, bueno... aún no me he parado a pensar en eso. Pero descuide, lo resolveremos todo sobre

la marcha y acabará saliendo todo perfectamente. Si no me cree lea este borrador de plan de

empresa que he escrito. En él está todo presente, cuento con todos los posibles casos. No puede

fallar nada.”

El grupo de accionistas le echó una rápida

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