Cultura de Masas o de “entretenimiento”

Resumen

Las personas pierden su identidad, su escepticismo, su originalidad y se vuelven superficiales pues es el principal objetivo de los medios de comunicación masiva, la globalización y el capitalismo; además del intento de la sociedad por difundir la cultura, “democratizarla” trae como consecuencia que la cultura se vaya perdiendo, hasta desaparecer, pues todo termina siendo cultura; a las empresas y los medios publicitarios que venden la falsa necesidad de comprar, les conviene que la gente piense de manera homogénea, pues los productos y la idea de vida “perfecta” que ofrecen está diseñado para una cultura de masas, buscan llegar a un mundo sin creaciones propias, con gente sin razonamiento crítico, que lo único que deseen conseguir sea en el poder de adquirir más cosas, que se vuelvan consumistas, superficiales, que pongan el entretenimiento como objetivo principal y terminen viviendo una  gran ilusión.

Introducción

Cultura de Masas o de “entretenimiento”

La cultura está a punto de desaparecer, el sentido original de esta palabra ya no existe, ahora todo parece ser cultura, además la gente comienza a perder su identidad a consecuencia de esto.

Si bien es cierto la cultura debe llegar a todo de manera igualitaria, no quedarse estancada en un pequeño grupo de elite, pero el problema reside en que para lograr que todos entiendan la cultura esta debe bajar de “calidad”, al intentar transmitirla a todos por igual, se va destruyéndola poco a poco, hasta desaparecerla por completo, pues como nos dice Mario Vargas Llosa: “la única manera de conseguir esa democratización universal de la cultura es empobreciéndola, volviéndola cada vez más superficial”. La democratización de la cultura se crea de una manera liberal e intenta ser generosa, para así lograr llegar a todos, pero termina siendo egoísta y vulgar, un baladí de lo que es la cultura realmente, la razón por la que sucede esto es que se necesita llegar a más personas, la calidad deja de ser relevante, la cuestión es cantidad antes que calidad (Teodorika, 2013).

Umberto Eco, en su libro “Apocalípticos e integrados”, como lo delata su título nos habla sobre dos grupos de personas, los que están en contra y los que están a favor de la cultura de masas, respectivamente. Mientras los apocalípticos piensan que la cultura de masas mata la originalidad, manipula a la gente, crea estereotipos, nos lleva a un pensamiento superficial, hace que dejemos de ser críticos, fomenta que la gente actúe de una manera pasiva, trata a la gente como si fueran niños además de que destruye la cultura y el arte; los integrados a la cultura de masas la defienden, pues es un fenómeno que viene junto a la globalización y el capitalismo, no se puede negar que también contiene expresiones populares, además permite que todos accedamos y distribuyamos “cultura” , piensa que existe un mundo donde se puede educar a las personas a pesar de la sobre información, como ya lo había mencionado satisface a las necesidades de entretenimiento y sensibiliza a la gente.

El problema reside en que como dice Scolari: “la sobre información paraliza la cultura y se produce la masificación de la misma. Y junto a ello, llega la banalización de la cultura” (2015), al intentar democratizar la cultura únicamente logramos que esta se pierda.

La cultura de entretenimiento, también conocida como “Mainstream”, describe un nuevo concepto de cultura, hace que se pierda el concepto original y todo termina siendo cultura, ya no se habla de libros, música clásica, textos científicos, danza, filosofía, etc. la cultura real por decirlo así, lo del momento es la diversión: videojuegos, películas, caricaturas, etc. y lo que no es diversión no es considerado cultura. El mercado es el que fija el valor de algo: “lo que vende es bueno, y lo que no conquista al público es malo” (Teodorika, 2013).

Ahora la “cultura” se reduce a la diversión efímera y al consumismo que esta provoca… “la distinción entre precio y valor se ha eclipsado y ambas cosas son ahora una sola, en la que el primero ha absorbido y anulado al segundo” (Llosa, Letras Libres, 2009). Lo único que interesa es que la gente compre, gaste y para esto es necesario que la gente piense de manera homogénea, el llamado “efecto borrego” es su estrategia, la gente se deja influenciar por los medios publicitarios o los de comunicación masiva, hace que la falta de cultura, el ser poco críticos y conscientes, sea algo común y normal para todos, se crea una cultura en la que lo importante es el poder adquisitivo, para ser más precisos la adquisición de dinero, como dice Rosado: “la cultura-mundo, en vez de promover al individuo, lo aborrega” (Rosado, 2013).

Si bien es cierto las nuevas tecnologías que han llegado junto a la Globalización, cambian nuestro modo de entender lo que nos rodea, pues tampoco podemos quedarnos estancados sin progresar, debemos seguir el avance del mundo, o al menos intentar no estar tan atrasados, por ejemplo los libros electrónicos, son un medio de masificación de cultura por decirlo así, pues antes de ellos estaban los libros, pero decir que los e-books son el fin de los libros impresos y la cultura que estos contienen, es como quejarse de que los libros hayan reemplazado al pergamino: Asociar el e-book con el fin de un mundo libresco de amantes de la buena literatura es como pretender que Gutenberg acabó con toda forma de arte por llevar sus libros a un mayor público y a un menor precio que el de la época del pergamino (Muro, 2013). El problema es que esta intención, que aparenta ser sin fines de lucro, es una mentira, pues las empresas de ahora buscan que la gente se vuelva consumista, crean la “necesidad” de comprar y consumir, pues si no es nuevo no vale, o si no es entretenido no es cultura.

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