Cultura
Enviado por yoliz23 • 6 de Junio de 2014 • Síntesis • 483 Palabras (2 Páginas) • 150 Visitas
Tomado y adaptado de:
San Juan Victoria, Carlos y Salvador Velázquez Ramírez . “La formación del Estado y las políticas económicas (1821-1880)” en México en el siglo XIX (1821-1910). Historia económica y de la estructura social. Ciro Cardoso, coordinador. México, Nueva Imagen, 1987.
1. México: continuidades, rupturas y gérmenes de cambio.
En 1821, la situación económica de México, luego de más de una década de conflictos, no era brillante. La guerra había afectado profundamente la zona clave del Bajío, rompiendo su equilibrio minero, agrícola y urbano: minas inundadas y despobladas, canales de irrigación destruidos, grandes desplazamientos poblacionales, he allí algunas de las consecuencias de las guerras de independencia que son confirmadas por los datos dispersos que dejan entrever algo sobre la producción minera y agrícola; igualmente, sufrieron mucho la zona azucarera de Morelos y la región cerealera y pulquera de Puebla-Tlaxcala. Por otra parte, las guerras de independencia profundizaron la desarticulación de México en "islas" regionales poco vinculadas entre, sí, desarticulación ya esbozada por los efectos de la política económica de los Borbones, del pésimo estado de los transportes internos y la insuficiencia del cabotaje, y de la existencia de aduanas internas. Esta profundización se vincula al relativo debilitamiento político y económico de la ciudad de México y del eje comercial México-Veracruz (aunque éste siga siendo, con mucho, el más importante) en favor de las oligarquías, ciudades, puertos, sistema de acumulación de capitales y circuitos de comercialización de las provincias. No existía, pues, un mercado-interno integrado. A la insuficiencia -y pésimo estado de conservación- de la red de caminos se agregaba su inseguridad: el bandolerismo era muy activo aun en las cercanías de las ciudades, sin que el gobierno central o estatal tuviera medios suficientes para erradicarlo; por supuesto, este fenómeno era, un reflejo del malestar económico y social que vivía la población en este período. La ruptura del sistema productivo de fines de la Colonia por la guerra de independencia se entiende si tornamos en cuenta el hecho -lógico por lo demás- de que ésta se peleó justamente en las regiones vitales de la economía colonial. El Bajío, con su integración minera, agropecuaria y urbana (comercio, servicios, obrajes); el valle de Morelos, con su producción azucarera; la zona productora de maíz, trigo y pulque de los valles de Puebla y Tlaxcala: he ahí el teatro de las campañas, enfrentamientos y destrucciones después de 1810. Paralelamente, los obrajes textiles (cuyo apogeo se dio a raíz del blo-queo naval inglés a España, a partir de 1790) pasaron, después de 1810, a sufrir la descapitalización por la partida de muchos españoles con sus capitales y la competencia masiva de los tejidos británico y norteamericanos,
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