DEL LENGUAJE DEL SIMBOLO Y DE LA INTERPRETACION.
Enviado por lizamorano • 9 de Marzo de 2016 • Síntesis • 1.260 Palabras (6 Páginas) • 446 Visitas
Ricoeur, Paul, “Del lenguaje del símbolo y de la interpretación”
En Freud una interpretación de la cultura.
México, Siglo XXI, 1999.
MIRIAM LISETH GONZÁLEZ ZAMORA
MECPE
PRIMER SEMESTRE
“INVESTIGACIÓN EDUCATIVA”
Freud reinterpreta la totalidad de los productos psíquicos que pertenecen al dominio de la cultura, desde el sueño a la religión, pasando por el arte y la moral e Interpretando la cultura es como la modifica.
El sueño es la mitología privada del durmiente y el mito el sueño despierto de los pueblos, que el Edipo de Sófocles y el Hamlet de Shakespeare corresponde la misma interpretación que al sueño, he aquí lo que proponía laTraumdeutung desde 1900.
No es únicamente por su interpretación de la cultura por lo que el psicoanálisis se inscribe en el gran debate contemporáneo sobre el lenguaje. Haciendo del sueño un modelo, Freud invita a buscar en el sueño mismo la articulación del deseo y del lenguaje; y esto de múltiples maneras; primero, no es el sueño soñado lo que puede ser interpretado, sino el texto del relato del sueño; es a este texto al que el análisis quiere sustituir por otro texto que sería como la palabra primitiva del deseo; de modo que el análisis se mueve de un sentido a otro sentido; de ningún modo es el deseo como tal lo que se halla situado en el centro del análisis, sino su lenguaje.
Esta dinámica del deseo y la represión no se enuncia sino en una semántica: “las vicisitudes de las pulsiones”, para retomar un término de Freud, no pueden alcanzarse más que en las vicisitudes del sentido. Ahí está la razón profunda de todas las analogías entre sueño y chiste, sueño y mito, sueño y obra de arte, sueño e ilusión religiosa, etc.
Justamente es esta nueva apertura al conjunto del hablar humano, a lo que quiere decir que este que es el hombre deseante , lo que da derecho al psicoanálisis a participar en el gran debate sobre el lenguaje
Símbolo e interpretación
¿Es posible situar más exactamente el punto de inserción del psicoanálisis en este gran debate?
Traumdeutung menciona que se trata por una parte del sueño, por otra de la interpretación.
Sueño: esta palabra se abre a todos los productos psíquicos en cuanto son análogos al sueño, en la locura y en la cultura. Con el sueño se plantea la Semántica del deseo.
Esta semántica gira en torno de un tema en cierto modo nuclear: como el hombre del deseo avanzo enmascarado; al mismo tiempo el lenguaje, en principio y con mucha frecuencia, está distorsionado: quiere decir otra cosa de lo que dice, tiene doble sentido, es equívoco. El sueño y sus análogos se inscriben así en una región del lenguaje que se anuncia como lugar de significaciones complejas donde otro sentido se da y se oculta a la vez en un sentido inmediato; llamemos símbolo
a esa región del doble sentido.
Este problema del doble sentido no es peculiar del psicoanálisis: la fenomenología de la religión también lo conoce. Para ella los mitos, ritos y creencias que estudia no son fábulas, sino una manera de ponerse el hombre en relación con la realidad fundamental, sea cual fuere. Lo que el psicoanálisis capta en principio como distorsión de un sentido elemental adherido al deseo, la fenomenología de la religión lo capta en principio como una manifestación de un fondo, como la revelación de lo sagrado.
. Si el sueño designa toda la región de las expresiones de doble sentido, el problema de la interpretación designa recíprocamente toda inteligencia del sentido especialmente ordenada a las expresiones equívocas; la interpretación es la inteligencia del doble sentido.
El símbolo es una expresión lingüística de doble sentido que requiere una interpretación, y la interpretación un trabajo de comprensión que se propone descifrar los símbolos, por medio de la cual el espíritu, la conciencia, construye todos sus universos de percepción y de discurso. Lo simbólico es la mediación universal del espíritu entre nosotros y lo real; lo simbólico quiere expresar ante todo el carácter no inmediato de nuestra aprehensión de realidad.
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