DESDE CASA

Quiero dejar en claro que este artículo no es con una intensión feminista, ni pretende enjuiciar al sexo masculino, sino todo lo contrario…

Aunque pareciera que el “machismo” era una condición propia de la época de nuestros abuelos o padres, la realidad es que en medio de un mundo tan globalizado que día a día vive una invasión y revolución tecnológica, de conocimiento, información y diversidad de culturas, el machismo sigue aún presente en nuestros días.

Este término tan peculiar que nombramos “machismo” va más allá de, el no permitir que una mujer se desarrolle y crezca en una empresa, o que a la mujer no se le deje salir de casa, no, actualmente existen muchas mujeres empresarias, emprendedoras y con excelentes ideas que si bien son útiles para esta sociedad, también lo son para el futuro. Más bien, me refiero al machismo de la inutilidad… a esa condición que nos engendran nuestros padres desde casa, como el que el niño no pueda ayudar a las labores domésticas, o tan simple y sencillamente cuando el papá dice algo como “él no puede hacer eso, porque eso no es para que los hombres lo hagan” ¿Acaso piensa que los hombres son inútiles? … Yo no, al contrario.

No sé qué tan difícil y complicado sea educar a un hijo, confieso, no soy madre y lo más cercano a esa experiencia tiene cuatro patas, mucho pelo y mueve la cola… ¡Ah! Y un tronquito brasileño que ha podido sobrevivir conmigo a casi ya un mes… Debo suponer que el educar a un amigo peludo no se iguala en lo absoluto a educar a un ser humano que educará a otro ser humano. Sin embargo creo yo, no se necesita ser madre para darse cuenta de la sociedad en la que habitamos, en la que un “no puedo, o no sé hacerlo” limitan las condiciones propias de cada persona.

Las personas que han estado cerca de los niños, no me dejarán mentir en que éstos son como unas pequeñas esponjitas que absorben todo lo que está a su alrededor, volviéndolo en patrones de conductas repetitivas que difícilmente se ausentarán de ellos.

¿Qué pasa cuando el hombre no puede parase a calentar la comida, o servirles a sus hijos y esposa porque eso no le corresponde a él? Los niños lo copian y se lo apropian. No basta con decirles qué o no deben hacer, porque la experiencia vivida siempre ganará más que lo que podamos decirles en palabras.

Tan fácil es como que ellos vean que papá y mamá hacen equipo tanto para las labores del hogar, como para el trabajo, las vacaciones… vaya, para la vida diaria, y que ésta se les vuelva su forma de vida, ayudar, cooperar y trabajar en equipo.

Y es que a raíz de todo esto siempre me he preguntado, ¿Por qué la sociedad piensa que el deber del hombre es sólo trabajar? ¿Por qué una mujer si puede ser capaz de trabajar, hacer las labores domésticas, ir por los niños y mil cosas más? ¿Es que acaso son súper mujeres? ¿Y dónde queda nuestro héroe?

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