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DIEZ RAZONES PARA SER CIENTIFICO


Enviado por   •  13 de Agosto de 2016  •  Ensayo  •  2.898 Palabras (12 Páginas)  •  254 Visitas

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DIEZ RAZONES PARA SER CIENTIFICO

Ruy Pérez Tamayo

  1. Cómo me hice científico

Puedo dividir la historia que sigue en dos etapas: la primera se refiere a mi decisión de estudiar medicina, y la segunda relata mi transformación en investigador científico en el campo de la biomedicina.

Mi padre nació en Mérida, Yucatan, músico de profesión, se caso con mi madre cuando ella tenía 18 años. La demanda de música clásica en Mérida en esa época no era muy amplia. Mi madre ya estaba embarazada de mi cuando se mudaron a Tampico, y tres meses después nací yo.

Esta historia es pertinente para nuestro tema porque el doctor que atendió a mi madre cuando yo nací esta también muy joven, quien estaba iniciando su carrera como médico general en el puerto, el doctor se llamaba Alfonso G. de Alarcón, quien se hizo muy amigo de mi padre, porque  él quería aprenderá a escribir versos y pensaba que mi padre podría enseñarle a hacerlo.

En 1933 cuando yo tenía 7 años de edad, el río Panuco se desbordo e inundó las partes bajas del pueblo, mi padre decidió entonces dejar Tampico y mudare a la ciudad de México, entre otros que también se cambiaron estaba el Dr. Alfonso G. Alarcón quien quería ser poeta. Cuando se instaló en la capital monto su consultorio lo seguíamos visitando con frecuencia.

Cuando en el curso de mis estudios del tercer año de la carrera de medicina me encontré con mi maestro en Patología, el doctor Isaac Costero, y decidí dedicarme a la Investigación científica en esa especialidad. Esta historia explica por qué en mi casa, desde que yo me acuerdo, el médico era un personaje muy importante.

Al mismo tiempo que yo, en 1943 ingresó en la Escuela de Medicina de la UNAM un joven yucateco de mi misma edad,  que era hijo de un médico y se llamaba Raúl Hernández Peón, quien a diferencia de mí, él sabía perfectamente lo que quería ser de su vida: él quería ser científico. Nos hicimos buenos amigos y muy pronto me invitó a trabajar con él en su laboratorio; aquello era algo fantástico, extraordinario, me entusiasmé de inmediato y pronto empecé a aprender todo lo que Raúl sabía, y muy pronto yo ya quería ser fisiólogo científico como Raúl. Durante los dos primeros años de la carrera fui estudiante de medicina durante el día y científico investigador en fisiología en las noches y los fines de semana; estábamos estudiando la regulación nerviosa de la circulación renal. El tercer año de la carrera, me inscribí en la materia llamada “Anatomía patológica y práctica de autopsias”, con un profesor extraordinario, el doctor Isaac Costero.

Y a principios de 1946 empecé mi preparación formal como investigador científico en el área de anatomía patológica, bajo la guía del doctor Costero.

En resumen, yo estudié medicina porque mis padres no me dejaron ser músico, porque admiraban y querían mucho al médico de la familia, y porque mi hermano mayor ingresó a esa carrera y yo quería ser como él. Y dentro de la medicina, me hice científico por la influencia de Raúl, un compañero de generación que me enseñó a hacer experimentos, y de un profesor que se transformó en mi modelo y en mi generoso maestro.

  1. Diez razones para ser Científico

  1. PARA HACER SIEMPRE LO QUE ME GUSTA

La ciencia popular generalizada es que hacemos bien lo que nos gusta; yo no estoy de acuerdo, no creo en las vocaciones, nosotros no hacemos bien lo que nos gusta, sino todo lo contrario, a nosotros nos gusta lo que hacemos bien. Cuando uno es niño tiene abiertos todos los caminos, puede llegar a ser muchas cosas, lo que un niño llega ser al final es principalmente el resultado de influencias ambientales muy diversas y casi impredecibles.

El científico tiene la libertad para hacer siempre lo que le gusta, que es lo que sabe hacer bien.

Cuando finalmente terminé mis estudios de medicina y me gradué de médico, mi mayor premio fue que desde entonces iba a poder hacer siempre lo que  más me gusta.

…Si fuera necesario señalar con exactitud el momento en que decidí dedicarme a la investigación científica, yo escogería ese paseo noctámbulo y solitario en que por primera vez experimenté el placer del descubrimiento…

También debemos tomar en cuenta que no siempre nos gusta hacer lo mismo. Con el tiempo y la experiencia nuestros gustos e intereses se van modificando, lo que al principio nos parece atractivo y novedoso puede muy bien convertirse después en cansada rutina.

Las ciencias contemporáneas han crecido no sólo en diversidad sino también en complejidad; a principios de este siglo XXI hay muchas más disciplinas científicas que en el siglo XVII,  cuando se inició la llamada Revolución Científica. Una visión frecuente del crecimiento de la ciencia y de su requerimiento de especialización es que el científico cada vez sabe más, pero de un campo cada vez más reducido. Un ejemplo de eso es la clasificación que se ha hecho de los científicos en dos grupos: los holistas (la palabra viene del griego, hólos, que significa “todo”, por lo que podrían llamarse “todistas”) y los reduccionistas. Los científicos reduccionistas han sido los más numerosos y los que han hecho más contribuciones al conocimiento de la naturaleza.

  1. PARA NO TENER JEFE EN EL TRABAJO

El investigador científico es su propio JEFE. Lo que significa no tener jefe es la independencia intelectual, que es un elemento indispensable en la vida del científico; yo decido en qué problemas quiero trabajar, qué preguntas deseo contestar, qué experimento debo realizar.

La siguiente es mi definición de ciencia: “La ciencia es una actividad humana creativa cuyo objetivo es la comprensión de la naturaleza y cuyo producto es el conocimiento, generado por medio de un método científico organizado en forma principalmente deductiva y  que aspira a alcanzar el mayor consenso genera.”

Conviene comentar aquí  la clasificación frecuentemente usada de la ciencia en “pura” y “aplicada”. La ciencia “pura” genera conocimientos que no tienen utilidad inmediata, mientras la “aplicada” sirve para resolver problemas prácticos.

La ciencia es una actividad específicamente humana y esencialmente creativa, y la expresión plena de la creatividad es indispensable la independencia intelectual.

En general, la educación de un investigador científico se desarrolla en dos ambientes; el sistema tutorial y el sistema académico.

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