Dactiloscopia
Enviado por caluchin • 20 de Julio de 2011 • 929 Palabras (4 Páginas) • 2.000 Visitas
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE DACTILOSCOPIA
Como ADN visible.- Las impresiones dactilares son, junto con el cabello y el útero, el tejido que más se resiste a la muerte y lucha por su individualidad: no se repiten ni siquiera entre gemelos idénticos.
El cabello, el útero femenino y la piel de la yema de los dedos son las porciones orgánicas más resistentes a la putrefacción, recalca Raymond Orta, abogado y experto dactiloscopista. "Por eso la dactiloscopia está regida por las leyes de la perennidad pues es permanente, la inalterabilidad, ya que se puede tomar a cualquier edad sin presentar cambios; y la variabilidad, pues se modificarán las dimensiones porque el individuo crece, pero no el trazado", puntualiza Orta.
El ejemplo favorito de Garrido son las momias de Egipto: "Si se le inyecta parafina y se le distiende la piel, podríamos tomar sus huellas. Son únicas para cada ser, como pasa con las hojas de los árboles. Anatómicamente el tejido está hecho así. Es algo que Dios nos puso para la protección de la sociedad".
Ni siquiera entre gemelos de rostro y figura idénticos se calcan estos dibujos. El investigador venezolano Arturo Rodríguez estudió a los quintillizos Prieto Cuervo y demostró, a mediados de los años sesenta, que ningún ser humano tiene la impresión dactilar de otro aunque provengan de una misma célula.
En cada falange hay, según Garrido, cincuenta puntos de identificación, pero con cinco ya es posible determinar si Adolfo es hijo de Nélida o de María Eugenia. El sistema correcto es el decadactilar: la recolección de una impresión de cada uno de los diez dedos. ".
Alguien experto acostumbrado a "leer" las crestas y los surcos papilares es capaz de interpretar el dactilograma como si se tratara del juego de los periódicos "descubra las 7 diferencias". Con la lupa y un poco de práctica es posible detectar los puntos característicos.
El pediatra español Antonio Garrido-Lestache asesora el sistema.-
Era de noche en la clínica El Pilar o de día; total, para cambiar un bebé por otro en la "sala cuna" no hacía falta oscuridad; a veces, ni mala intención. Bastaba con que la pulsera de plástico se le cayera de la muñeca a la hora del baño, y entonces el único vínculo que unía a Andrés con sus verdaderos padres era el parecido físico. En fin, que un niño podía ser otro niño, y ni sus padres ni el médico sospecharlo. Nunca.
La equivocación en esta clínica fue la prueba de fuego para el pediatra Antonio Garrido-Lestache. Después de denunciar ante la Organización de las Naciones Unidas -a fines de la década pasada- que los recién nacidos no podían ser ciudadanos si no se garantizaba su identidad desde que nacían, Garrido -al igual que los detectives que encuentran el cuerpo del
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