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Datos Macroeconomicos De Guatemala


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  1.288 Palabras (6 Páginas)  •  424 Visitas

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Marlon David García Carvajal Taller Macroeconomía

1. EVOLUCIÓN POBLACIONAL EN LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS GUATEMALA

2. PIB REAL Y TASA DE CRECIMIENTO DEL PIB EN LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS, (señalando los 3 principales sectores que jalonean la economía)

Marlon David García

Universidad Autónoma de Colombia

Profesor: Rodrigo Pérez Bueno

Negociación

Ya sea el acuerdo sobre un contrato, la discusión sobre las posibles soluciones a un conflicto laboral, un convenio de alcance internacional, o el plazo para la terminación de un trabajo con un Colaborador de la oficina, los directivos estamos diariamente comprometidos en negociaciones.

Quizás esto lo hagamos de forma natural, es decir, sin necesidad de una formación o entrenamiento previo, ya que la negociación es algo consustancial al ser humano. De hecho, negociamos de forma no consciente desde el instante mismo de nuestro nacimiento: a un bebé nadie le ha enseñado a intercambiar llanto por comida, y sin embargo lo hace, luego podríamos decir que ya está negociando.

Esta negociación tan primaria, es pronto seguida por otras menos influenciadas por una necesidad de supervivencia y así, de igual forma, no tardamos mucho en aprender a intercambiar sopa por juguetes, aprobado por bicicleta, trabajo por dinero, con lo que diríamos que siempre, y de manera natural a lo largo de nuestra vida, estamos produciendo intercambios negociados.

La negociación, como estrategia más útil para la gestión del conflicto, es una situación donde dos o más partes interdependientes, reconocen divergencias en sus intereses y deciden intentar un acuerdo a través de la comunicación. Las partes cuentan, por un lado, con sus propios recursos, pero necesitan los recursos de la otra parte, y están dispuestos a intercambiarse entre sí estos recursos. Además, ambas partes reconocen que el acuerdo es más beneficioso que la ruptura de las relaciones y están dispuestos a “ceder algo a cambio de algo” (Munduate et al.1994).

La negociación en nuestros días se encuentra sujeta a dos tendencias básicas:

En el Cuadro anterior se han definido las características de los negociadores competitivos o colaborativos. Así, frente a una consideración de la otra parte como

"amiga", por parte del negociador colaborativo, existirá la consideración de "adversario" que establece el negociador competitivo; frente a la insistencia en alcanzar el acuerdo del colaborativo, el competitivo insistirá en que triunfe su posición; frente a la posibilidad de llegar a aceptar pérdidas del colaborativo, el negociador competitivo sólo aceptará acuerdos que le supongan una ganancia, y así sucesivamente.

Es así que, a la hora de considerar resumidamente las concepciones en las que se basan ambos tipos de negociación, podríamos señalar los puntos que se indican en el cuadro de la página siguiente.

Vemos así que hay una notable diferencia en la actitud de los negociadores, según se planteen uno u otro estilo de negociación. Es más, pudiera ser que estas

diferentes formas de pensar, esas distintas actitudes, sean tomadas antes incluso de que los negociadores lleguen a conocerse, en respuesta a un planteamiento personal del concepto de negociación.

En ocasiones, ya antes incluso de empezar a negociar, vemos la necesidad de tener que alcanzar el acuerdo, bien sea porque la otra parte tiene una posición monopolística sobre el tema tratado y la única alternativa posible habrá de contar con su aceptación, bien sea porque entendemos que cualquier solución negociada será preferible para evitar males mayores.

En el mundo empresarial son ciertamente escasas las ocasiones en las que

alcanzar el acuerdo se convierte en una cuestión obligatoria para una de las partes, pero hemos de reconocer que tales situaciones, aunque infrecuentes, se dan. El que en estas circunstancias el acuerdo en sí se convierta en un objetivo de la negociación nos predispone a ceder y a contemplar los intereses de la otra parte. Puede que incluso estemos dispuestos a aceptar pérdidas con tal de llegar a un acuerdo. Como recordaremos todas estas eran, entre otras, características de la Negociación Colaborativa, por tanto, en ella deberá recaer nuestra elección del estilo negociador.

Una negociación no debe ser un debate. El objetivo de un negociador no debería ser tomar una posición y defenderla a toda costa, intentando mostrar que tiene razón, sino influir sobre el adversario, persuadirlo y convencerlo. Para lograrlo es necesario:

1. Escuchar de verdad, activamente

2. Observar y estar alerta para captar señales no verbales.

3. Ponerse en el lugar del otro, intentar ver las cosas desde el punto de vista de la otra parte.

4. Enfatizar los puntos comunes de ambas posiciones, quitando importancia a las diferencias.

5. No hablar demasiado. Cuanto mas hable más información recibirá la otra parte.

6. No interrumpir.

7. No tener prisa en explicar nuestro punto de vista. Debemos intentar conseguir

primero una visión completa de la posición de la otra parte.

8. No llegar a conclusiones antes de que el adversario haya explicado su

posición completamente.

9. No hablar demasiado tiempo seguido, no realizar intervenciones largas.

10.No responder nunca a una pregunta que no entendamos del todo.

11.Prestar especial atención a nuestra comunicación no verbal. Tener siempre en

cuenta la forma en que decimos las cosas, muchas veces la forma es más

importante que el contenido.

12.Apoyarnos, siempre que nos sea posible, en hechos ya que estos son más

importantes que las palabras. Reputación, precedentes etc. tienen un gran

poder de convicción.

13.Dar al adversario tiempo para aceptar, para que pueda asimilar nuestras ideas

y propuestas.

Para concluir una negociación no es necesario que ambas partes estén en sus respectivas posiciones límite. La incertidumbre surge de que ninguna de las partes está segura de cuál es realmente el límite de la otra.

La decisión de cerrar la fase de intercambios es una cuestión de criterios. Si estamos en nuestra posición límite, tendremos un gran interés en cerrar. Cualquier prorroga del intercambio provocará unas concesiones que exceden de nuestros límites. Lo más probable es que cerremos cuando estamos cercanos a nuestro límite, pero esto no significa que, cuando cerremos, estemos realmente

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